Reflexión

Cuando triunfó el nuevo material de escritura [el pergamino], los libros se transformaron en cuerpos habitados por palabras, pensamientos tatuados en la piel. (El infinito en un junco. Irene Vallejo).

sábado, 27 de marzo de 2010

A propósito de la edad



En principio he de manifestar que me encuentro entre la primera de las clasificaciones de edad que en su Blog: De amores y relaciones hace Myr en sus entradas de 10, 17 y 24 de Marzo-2010 bajo el título de Senescencia, y que ese estudio ha generado esta reflexión.

Adulto mayor, senescente, geronte… ¡Qué más da!

Pertenezco a la Universidad de Burgos en su programa de la experiencia.
No por méritos propios, sino porque Pedro Ojeda me lo permite, voy de oyente a alguna de sus clases de literatura. Gracias, Pedro.
Practico algún deporte y me gusta pasear por el campo.
Quiero señalar con esto que, llegar a mayor, supone liberarse de una serie de cargas que, formando parte de nosotros mismos, nos han acompañado hasta éste estadio de la vida, atenazando en cierto modo nuestra creatividad.

Es bien cierto como indica Myr, que los “medios de Comunicación y Publicidad exaltan el mito de la eterna juventud”. Rostros sin arrugas, dentaduras blanquísimas y delineadas y los famosos 90-60-90, se presentan como objetivo de toda persona bien nacida. No es menos cierto que “hay factores biológicos que disminuyen nuestras funciones” al paso del tiempo, pero, y recojo nuevamente tu cita “cuánto mejor sean las condiciones mejor será nuestra vejez”.

Ser adulto mayor, tiene muchas ventajas: Como quiera que no queda tiempo para arreglar el mundo, podemos dedicarnos a disfrutarlo, las mayores exigencias pueden ser, aprender más, apreciar mejor las cosas, comunicarse con quien más te apetece, disfrutar de nuestra relación y como objetivo terminar con el mito del “mayor como ente asexuado”. Ver el enlace que nos ofrece a éste respecto.

Personalmente hay dos temas que sí me preocupan:

1.- La pérdida del concepto “consejo de ancianos” que otras civilizaciones conservaban y mimaban. Creo que debiéramos de trabajar en esto, podemos aprender de la juventud y quizás ellos puedan tomar algunas notas de la experiencia.
2.- La inversión de la pirámide poblacional, es un tema realmente grave y de difícil solución. Quizá hemos abandonado el sentido de familia y sacrificio.

Myr: Magnífico estudio, no he querido tomar parte hasta releerlo completo, y tras la lectura algo me ha incitado a emborronar una cuartilla con mi agradecimiento.

Imagen: Ides Kihelen.

jueves, 25 de marzo de 2010

Nociones de buen gobierno. Don Quijote. Cap. 42/2



Con cierta frecuencia admitimos que podemos llegar a creernos las propias mentiras a fuerza de repetirlas. Sancho es consciente de no haber visto la tierra desde el cielo, pero lo mantiene y defiende. Por diferentes razones, el ser humano persiste en sostener su posición, especialmente si sabe que no hay posibilidad de rebatirlo.
Sancho hace una petición disparatada: Cambiaría la ínsula por una pequeña parte de cielo. ¿Disparatada? O perfectamente calculada para provocar al duque y conseguir que se reafirme en su promesa. Venga esa ínsula, -dice Sancho- colocándose en una situación dominante, como si le estuviera haciendo un favor.
“Y esto no es por codicia que yo tenga que salir de mis casillas, ni de levantarme a mayores, sino por el deseo que tengo de probar a que sabe ser gobernador”. 
Es otra de las hábiles estratagemas para conseguir su propósito y no descubrir su juego.

Queda sentado por parte del duque que mandar –sin condiciones- y ser obedecido, -sin réplica- es “dulcísima cosa”. El gobernador en ciernes, prefiere cabeza de ratón que cola de león y ratifica: “Es bueno mandar, aunque sea a un hato de ganado”.
Reaparece de nuevo el hidalgo Quejana, ahora lúcido. En el fondo le duele ser aventajado por Sancho, a quien define con cierta crueldad como: “persona torpe, ruda y necia sin madrugar ni trasnochar y sin hacer diligencia alguna”; añade más, si consigue el gobierno de una ínsula, no es por sus merecimientos sino gracias al cielo y a ese grupo de hombres que persiguen un ideal social conocidos como caballeros andantes. No se atribuye D. Quijote el mérito por el hecho de que Sancho esté a su servicio, él es un caballero, centrado en su promesa y alejado de grandes cargos que no suponen –alusión clara a las clases dominantes- “sino un golfo profundo de confusiones”.
Cervantes va desgranando por medio de D. Quijote una especie de manifiesto del buen gobierno dirigido a  un Sancho en el que posiblemente se personalice a los lectores  de la primera parte, ya numerosos en éste tiempo.
“La sangre se hereda, la virtud se adquiere”.
“Ten compasión con las lágrimas del pobre pero no más justicia que las informaciones del   rico”.
“No cargues todo el rigor de la ley al delincuente”.
“No dobles la vara de la justicia con el peso de la dádiva, sino con el de la misericordia”.
“No te ciegue la pasión propia en la causa ajena”.
“Al que has de castigar con obras no lo trates mal con palabras”.
“Muéstrate piadoso y clemente”.

No estamos ante las recomendaciones de un amo a su criado, sino más bien frente a la denuncia de una situación, social que podría catapultarse a nuestros días.
Si la representación de Sancho es correcta, Cervantes, con la más fina de las ironías identifica con el icono de un porro a cierto estamento social. Posiblemente sean figuraciones mías, pero me agrada pensar que es verdad.







jueves, 18 de marzo de 2010

La Cremá de Clavileño. Don Quijote. Cap. 41/2


Llegó en esto la noche, y con ella el punto determinado en que el famoso caballo Clavileño viniese, cuya tardanza fatigaba ya a don Quijote”.

Cervantes, con el desarrollo de los últimos capítulos ha llegado a producir en el lector la sensación de angustia y espera, similar a la que deben sentir sus protagonistas en este momento, lo que muestra nuevamente la estudiada elaboración de la obra. Deseamos todos cabalgar sobre Clavileño con los ojos tapados y que suceda lo que tenga que suceder, pero que suceda.

¿Que decir a estas alturas de la obra, que no hayamos comentado ya?
Escenografía, diálogos, fantasías son ya recurrentes. Tal vez, señalar la reaparición de actores que hasta ahora permanecian entre bambalinas; que D. Quijote recupera su protagonismo y que la fantasía desbordante de Sancho, se coloca al nivel de lo acontecido en la cueva de Montesinos.

Como corresponde a la semana de ésta lectura, Clavileño perece a modo de falla y con él desaparecen las dueñas barbadas dejando tras de si el testimonio de un pergamino en el que se deja constancia del fin de los encantamientos de Malambruno “ las dueñas ya quedan lisas y mondas y los reyes don Clavijo y Antonomasia en su prístino estado” , y de la necesidad de continuar el mandado de Merlín para liberar a Dulcinea “ Cuando se cumpliere el escuderil vápulo la blanca paloma se verá libre de los pestíferos grifaltes que la persiguen”.

El prototipo –en modo alguno imaginario- de unos duques –clase social- corruptos, y complacidos al burlarse del débil, queda denunciado por enésima vez.


Imagen: Carlos Cubeiro

jueves, 11 de marzo de 2010

Clavileño el Aligero. Don Quijote. Cap. 40/2



Tras el desmayo de la Trifaldi la puesta en escena continúa con características similares:
Fantasía tosca, burla sostenida y dos víctimas voluntarias y voluntariosas.
  • Sancho hubiera optado –quizá en un intento de devolver la broma-, por quitar a las dueñas parte de la nariz como medio mas económico que una depilación. Con mil y un razonamientos que causan la risa de los presentes se resiste a redimir a nadie más, tiene todavía pendientes los tres mil doscientos noventa y cinco azotes para desencantar a Dulcinea. En un desesperado intento para convencer a los presentes de que no es necesaria su intervención, se inventa,  un caballero “Don Paralipómenon de las Tres Estrellas”, que no hace mención de la necesidad de escudero para sus lances.
  • Breve intervención de la duquesa defendiendo a las dueñas que suplican el favor del caballero y otra de doña Rodríguez en los mismos términos.
  • D. Quijote, como no puede ser de otro modo dada su condición de caballero ofrece su espada para el duelo con Malambruno, e insta a Sancho a cumplir lo que se le ordene pese a sus reticencias.
Hasta aquí, todo en la línea de las últimas narraciones, pero, tomando como punto de apoyo el primer párrafo de la entrada “Juegos intertextuales” (08-03-2010) del profesor Pedro Ojeda podemos apreciar un verdadero juego de “Cervantes con el relato”.
Vuelve el Autor a referirse a Cide Hamete pero no al modo del capítulo 9/1 “autor arábigo siendo muy de los de aquella nación ser mentirosos”, si no, ensalzándole y  mostrando agradecimiento “¡Oh autor celebérrimo!”.
La historia de Pierres de Provenza y la bella Magalona, hija del rey de Nápoles ya tuvo su momento de atención en el capítulo 49/1, en el que también aparece el caballo de madera con clavija, sobre el que el valiente Pierres raptó a la bella Magalona.
La condesa barbada para mover a compasión a D. Quijote, Sancho y todos los circunstantes, alude a Héctor, príncipe troyano muerto por Aquiles a quienes se citó en los capítulos 47/1 y 49/1.
El caballo de madera, creación de Merlin en 49/1, adopta aquí el nombre de Clavileño el Aligero, en alusión a su sistema de gobernación –clavija-, su composición –leño-, y a su ligereza y velocidad. Es capaz de volar y cambiar de rumbo sin que se note su movimiento. ¡Qué burla tan absurda!
Es de reseñar también la reiteración de nombres de personas y animales que han sido tratados en otros capítulos.
Éste ir y venir de la primera a la segunda parte de la obra supone, bajo mi punto de vista, un procedimiento de narración que sentaría escuela en la época.
Retomamos en otro punto  la entrada Juegos intertextuales: "Parece volver sobre sus propios pasos para seguir después hacia delante, lanzándose más allá de lo que había ido antes”, para cerrar ésta reflexión.

Vuelvo al desarrollo del capítulo para finalizar:
Poniendo en sus palabras el mayor de los sentimientos la dueña Dolorida dice: “desdichadas -somos-aunque vengamos por línea directa de varón en varón del mismo Héctor el Troyano”.
Y dirigiéndose a Malambruno: “envíanos ya al sin par Clavileño para que nuestras desdichas se acaben”.

Dejamos por tanto a D. Quijote y Sancho comprometidos por el dolor de la condesa y pendientes de la aparición del caballo mágico en el que han de volar hasta las últimas partes del mundo para desbarbar a las dueñas.

jueves, 4 de marzo de 2010

El reto de Malambruno. Don Quijote. Cap. 39/2


El presente capítulo por su brevedad y reiteración , parece tener como finalidad predisponer al lector contra los duques, prorrogando tanto una situación que llega parecer tediosa, y señalando como ya apuntamos en anteriores entradas, su comportamiento de clase social parasitaria..

El Autor marca distancias a favor del escudero de la Mancha mostrando su capacidad para discernir entre las diferentes escenas representadas. Posiblemente aprecia demasiado teatro en las narraciones y duda:

“Parecíame a mí que estaba la reina Maguncia obligada a desmayarse, antes que a morirse”.

Hábilmente, como ya es costumbre en él, arrima el ascua a su sardina, pasando el testigo a Don Quijote:

“Porque según las reglas de mi señor”

Alusiones a frutos amargos y venenosos y una cita burlesca por parte de la condesa, para justificar su exposición, dan lugar a que de la chistera de la narración salga un caballo de madera sobre el que cabalga el cruel gigante-encantador Malambruno, que convierte a los amantes en mona de bronce y cocodrilo metálico y amenaza de muerte a la Dolorida.
 Conscientes los duques de la dificultad de mantener por mucho tiempo el carnavalesco aspecto de la comitiva, la solución es que el malvado gigante someta a nuevo encantamiento a ella y a las dueñas poblando sus blancos rostros con barbas varoniles. De éste modo queda arrojado el guante del duelo a D. Quijote, retándole en singular batalla, como condición indispensable para que Antonomasia, Clavijo, la condesa y por añadidura doce dueñas, recuperen su aspecto.

El encantamiento se ha manifestado en la obra como la gran solución a cualquier conflicto, si va dirigido a un loco visionario defensor de causas perdidas y, (no tanto) a un simple campesino al que se ha convertido por obra de las promesas en soñador de imposibles.

Se ha cerrado el círculo en torno al caballero andante. De la fortaleza de su brazo depende devolver a su primera forma a dos amantes, una condesa,  y doce dueñas.


¡Imposible no aceptar el reto!