La adaptación de La viuda valenciana realizada por TVE busca, como dijo
Aitana Sánchez Gijón, la cercanía del teatro del Siglo de Oro. Teatro sí, pero
en alta definición, en lenguaje audiovisual de hoy, rodada en tiempo de televisión
con gran carga cinematográfica, luz, planos, secuencias, transiciones, fundidos….
La tentación de contemplar
cinematográficamente la obra, puede más
que la nostalgia por los corrales de comedias. En consecuencia me arrojo a la
piscina aun a riesgo de que el agua sea escasa.
Cuando hablamos de
adaptación cinematográfica de un texto literario, nos referimos a un proceso que va más allá de la simple
traslación textual. Lo que se adapta son cada uno de los elementos que
constituyen el relato: punto de vista, espacio, tiempo, lenguaje y personajes. Hay
adaptaciones que no consiguen su objetivo, no por mala película, sino porque no
siempre es fácil pasar de la imaginación a la imagen. Las diferencias de
lenguaje obligan a la adaptación de la
sustancia original y por tanto el resultado para muchas obras será siempre una
rebaja. Esto no ocurre con este trabajo de TVE el lenguaje técnico ha superado
la dificultad de una obra en verso, colocando al espectador actual en situación
paralela a la de aquel que acudió en el siglo XVII al corral de comedias.
La decoración,
responde más a los cánones del teatro que a los del cine y esto es importante
para no perder el concepto de escenario para el que fue pensada la obra. Se ha
recreado la estancia de la viuda y apenas un asomo de mercado con un fondo
negro que aporta protagonismo a los personajes –y economía al presupuesto.
Merece mención
especial el tratamiento de la luz por parte del equipo de fotografía al conseguir
la sensación de oscuridad que añoraba “la viuda invisible”. Vemos sin ver, al rodar no con iluminación, si no que la misma luz es protagonista aportando
el clima idóneo a la escena, cuyo símbolo es la
chimenea permanentemente encendida.
Otro elemento que
habitualmente no figura en el teatro, es la música, adaptada a la obra que
busca conducir emocionalmente al espectador en determinadas escenas, creando –junto
con la luz- el clima integrador.
El montaje, es quizá la
parte más importante de toda producción cinematográfica-como cine lo estamos
tratando- ha de acoplar todas las piezas del puzle para que el resultado sea el
requerido -en el tiempo establecido. Es aquí donde la similitud con el cine es más evidente:
transiciones de fondo negro a personajes, montajes paralelos de algunas secuencias,
corte y prolongación de escenas, fundidos….
El tiempo filmado siempre es
superior al de la proyección final, lo
que para una obra en verso supone dificultad añadida al no poder fraccionar una
estrofa en el momento en que la acción lo requiere para no destrozar la obra.
En relación con la
comedia escrita, el texto esta respetado en lo esencial, suprime gran parte
del diálogo de los galanes cómicos y algunos de Camilo y Leonarda. Tampoco aparecen los
emparejamientos –tan de Lope- finales de
Floro-Celia y Urbán-Julia, para encajar el recurrente tema del tiempo tan manido
como necesario en el medio audio visual.
El teatro barroco se
enriquece con nuevos modos y espacios narrativos, el teatro-cine puede aportar
un sin fin de posibilidades de conocimiento y penetración en la mentalidad del
ciudadano moderno.
La distancia que hay
de la escritura cuneiforme al ebook se
ha recorrido con capacidad de adaptación
y medios, de ambos es buena muestra Radio Televisión Española con Estudio 1 en
su tiempo y ahora con Televisión a la carta.
Amén.