Reflexión

Cuando triunfó el nuevo material de escritura [el pergamino], los libros se transformaron en cuerpos habitados por palabras, pensamientos tatuados en la piel. (El infinito en un junco. Irene Vallejo).

jueves, 22 de octubre de 2020

La metáfora del mirlo o, de cómo, siguiendo la trayectoria de un dardo amarillo, llegamos a “José María Palacio” de Machado atravesando “Calle Mayor” de Bardem.

 



Casualidad o mala suerte, lo cierto es que, salimos de Aranda huyendo de una reclusión ciudadana que se palpaba en el ambiente, para entrar en Burgos con la puerta abierta a un (cómo les gustan los palabros) confinamiento perimetral pensado –dicen– para minorar la expansión del SarsCov-2, o como diablos se llame ese maldito virus. El marcapáginas al abandonar la capital de la Ribera había quedado en la página 114: No sé si nos darán las instrucciones del Gobierno para pisar las primeras cuestas de la sierra. Curiosamente, esta era mi situación. No sabíamos –como suele ser habitual– hasta donde podría llegar la limitación de movimientos prevista.

Apuntaba yo en este mismo espacio (06/10/2020) comentando el libro del profesor Ojeda «Quiero ver en el relato un desahogo, una confesión, una liberación», añado más: en sus páginas hay preocupación constante  por los más desfavorecidos: se generarán bolsas de pobreza; denuncia del posicionamiento interesado de los medios de comunicación; corrupción y desencuentro en la clase política; urbanismo desaforado: muchos barrios españoles son colmenas con aceras estrechas y un densidad de población por encima de lo recomendable.

También inquietud por la pandemia y, como no, por los libros: ¿Qué sucederá con los libros que guardaban rigurosa fila para ser editados y presentados?

Página a página La metáfora trasluce amor por la naturaleza: Hemos traído a casa un ramo de hierbas y flores silvestres…, y como consecuencia por la vida: No conozco otra lengua en la que exista una palabra como esta [hanami] para definir la acción de contemplar la belleza de las flores.

Algo al reanudar la lectura (tal vez sean cosas mías) lleva al desocupado lector hasta tierras de Soria, al Espino, a José María Palacio a Antonio Machado: Saldremos a la calle, camino de la subida a Santa Ana. ¿Estarán los caminos llenos de maleza¿ ¿Los habrán tomado como propios los jabalíes en nuestra ausencia?

Resulta interesante que este manojo de vivencias espontáneo y claro, tenga origen y final en el mismo punto: Pudiendo elegir, Mayca y yo decidimos esperar acontecimientos en la casa de la calle Mayor…, (pág. 12). Miro por última vez la calle Mayor…, (pág.183).

Calle Mayor de Bardem, retorna en el recuerdo de Literatura y Cine, asignatura seguida y disfrutada con entusiasmo por quien esto escribe e impartida por el profesor Ojeda en la Universidad de Burgos, 

Por mor de La metáfora del mirlo, Don Antonio Machado, Juan Antonio Bardem y Pedro Ojeda, acompañan al desocupado lector.

(Tal vez sean cosas mías).

sábado, 17 de octubre de 2020

Onceavo aniversario de El Alfoz. "Con más pena que gloria".

 


Hoy, por ejemplo, a pesar del carajal sociopolítico-sanitario-jurídico en que nos encontramos, viene a ser normal que El Alfoz, apadrinado en su nacimiento por la lectura colectiva del Quijote cumpla años, si bien –por aquellas circunstancias y la pandemia– los fastos correspondientes al evento discurrirán, a buen seguro, con más pena que gloria.

En este mismo espacio 11 años atrás, (2009) comenzó El Alfoz su andadura sobresaltado aun por el intento de masacre de ETA en la Casa Cuartel de la Guaria Civil de Burgos y sorprendido (o no) por una España que ostentaba el triste récord de reunir a la mitad de los parados de Europa.

Cumplió un año (2010) en tanto que los impuestos subían, se congelaban las pensiones y se proclamaba el primer estado de alarma de la Democracia ante la huelga de controladores. Afortunadamente, la Selección Española, ganó el Mundial.

En su segundo aniversario (2011) un terremoto de magnitud 5,1 sacudió Lorca, se anunciaba ya una subida del IRPF e IBI y los parados se contaban por más de 5 millones.

Antes de cumplir los tres años (2012) el ministro Wert restableció para los profesores los temarios de 1993 y 1996, con la correspondiente “alegría” de estos, Montoro propició el mayor recorte de gasto público de la Democracia y el rey Juan Carlos I, tras la cacería en Botsuana dijo aquello de: “Lo siento mucho. Me he equivocado…”; menos mal que la Selección conquistó su tercera copa de Europa.

Para qué seguir.

Entre un GOBIERNO que lo hace mal y un PUEBLO que lo consiente, hay una cierta complicidad vergonzosa.

Víctor Hugo

Vivimos una suerte (más bien desgracia) de desgobierno sin consenso en estos importantes momentos y pródigo en lamentables espectáculos que día sí día también se gestan en nuestro Parlamento donde lo que prima en lugar del diálogo constructivo es el insulto y el “Y tú más” aderezados con un punto de chabacanería. Donde faltan propuestas lógicas en economía, sanidad y enseñanza; donde sobran promesas de difícil cumplimiento nacidas de pactos complicados e interesados, donde..., el futuro previsiblemente incierto no da para glorias de aniversario.

En este 2020 El Alfoz refugiado en la Web alza la copa del diario quehacer con todos vosotros con la esperanza de que se imponga la cordura y el propósito de seguir, si es posible, emborronando cuartillas (A-4) con más gloria que pena.

Gracias por llegar hasta aquí.

 

Imagen: ibizaruralvillas.com

martes, 6 de octubre de 2020

Sobrepasado el ecuador del relato…, La metáfora del mirlo. Pedro Ojeda Escudero.

 


El desocupado lector, tras las primeras páginas de La metáfora del mirlo, ha revivido el pasado-próximo. Tanto, que solo la ausencia del café de las 11 frente al monasterio de Las Huelgas lo sacó de la «antigua normalidad», del tiempo de biblioteca en busca de información, de la comunión con el jardín-museo de la Facultad de Humanidades, de su aulario y de la vuelta a casa por el incomparable paseo de la Isla desde el que –secuelas del confinamiento– ahora cree vagar por Candelario, la sierra de Béjar y La  Casa de la Sal para terminar buscando abrigo en el contenedor artístico No te Salves en cuyo interior, otro caminante dejó con júbilo la inmovilidad y la calma: 

No te quedes inmóvil                

al borde del camino                  

no congeles el júbilo                 

no quieras con desgana            

no te salves ahora          

ni nunca                

no te salves

          (Mario Benedetti)

Imposible intentar siquiera un acercamiento al Clavitero o la Peña de la Cruz, estamos confinados, solo cabe la contemplación, por ello, Pedro hace camino al andar –ahora por la senda de las vanguardias– presentando dos singularidades del entorno captadas por Darío Regoyos.

Descriptiva una Huelga en Béjar, con su pelotón de hombres en el centro de la Plaza enmarcado por soportales, edificios y tenderetes del mercado.

Simple y plácida la otra El Pino de Béjar, protagonista único de la escena, al que hacen guardia una tapia, una formación de chopos y por fondo el monte.

Mayca, cercana algunas veces en el café de las 11, desde la distancia, tutela página a página la lectura. Es bueno caminar en buena compañía.

Dicen los que entienden que los frutos amarillo-verdosos, duros, aromáticos y ácidos, del membrillero japonés que florece en el jardín de la Facultad, son comestibles, la pandemia nos privó de probarlos ¡Otra vez será, Pedro!  En tanto seguiremos apadrinando los Tejos, sagrados que protegen el patio de lo que en su día fue Hospital Militar a la espera de que, como en la película[1], uno de ellos nos cuente alguna historia apta para ser narrada.

Sobrepasado el ecuador de La metáfora –fragmento de vida en letra de imprenta– quiero ver en el relato una confesión, un desahogo, una liberación: En el centro del paisaje, Mayca, que me salvó de la tristeza. (Pág.102).

 Quedan aun 80 páginas por descubrir. ¡Gracias!



[1] Un monstruo viene a verme, basada en la novela del mismo nombre (de Patrick Ness).