(Jorge Santayana)
Convertir la diversidad en guerra de lenguas es, sin
duda, olvidar nuestra historia. A menudo caemos en el error de considerar el
idioma materno como “único verdadero” olvidando –a sabiendas– la realidad
histórica. Recordemos:
Si convenimos que turdetanos, tartésicos,
celtas, iberos, aquitanos…, poblaron Iberia y admitimos la
presencia comercial (o no tanto) de griegos, fenicios y cartagineses
en la Península Ibérica debemos entender que cada cual hablaba su propia
lengua, que el contacto entre ellas comporta influencia mutua y que, en
consecuencia, la pluralidad lingüística viene de lejos.
- Las lenguas cooficiales en España según fija la Constitución Española de 1978 en su artículo 3 son: Castellano, Catalán, Valenciano, Euskera y Gallego, con ellas conviven otras llamadas de especial protección: Occitano aranés, Bable asturiano y diversas modalidades lingüísticas de la Comunidad de Aragón. A las que podemos sumar otras digamos minoritarias que reciben la consideración de lengua no oficial o dialecto: Benasqués, Cántabro, Eonaviego (gallego-asturiano), Extremeño, Murciano, Guanche (conjunto de lenguas de origen bereber habladas en las Islas Canarias desde varios siglos antes de la conquista castellana del archipiélago) y el Silbo Gomero al que la UNESCO incluyó en la Lista Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Excepción hecha del Silbo Gomero que se entiende como medio de comunicación a distancia, los habitantes de estas zonas consideran sus lenguas como maternas, están orgullosos de ellas y luchan con todo derecho por su pervivencia.
Hoy 17 de octubre El Alfoz cumple 12 años (el
presente de escasa participación) en la Blogosfera
y a este escribidor no se le ocurrió forma mejor de celebrarlo que recordar el
pasado con esta reflexión.
Gracias a todos.
Imagen: Wikipedia (Mapa etnográfico de la península ibérica hacia el 200 a. C.)