Reflexión

Cuando triunfó el nuevo material de escritura [el pergamino], los libros se transformaron en cuerpos habitados por palabras, pensamientos tatuados en la piel. (El infinito en un junco. Irene Vallejo).

domingo, 17 de octubre de 2021

DIVERSIDAD LINGÜÍSTICA.

 



«Aquellos que no pueden recordar el pasado, están condenados a repetirlo»

(Jorge Santayana)

Convertir la diversidad en guerra de lenguas es, sin duda, olvidar nuestra historia. A menudo caemos en el error de considerar el idioma materno como “único verdadero” olvidando –a sabiendas– la realidad histórica. Recordemos:

Si convenimos que turdetanos, tartésicos, celtas, iberos, aquitanos…, poblaron Iberia y admitimos la presencia comercial (o no tanto) de griegos, fenicios y cartagineses en la Península Ibérica debemos entender que cada cual hablaba su propia lengua, que el contacto entre ellas comporta influencia mutua y que, en consecuencia, la pluralidad lingüística viene de lejos.

-      Las lenguas cooficiales en España según fija la Constitución Española de 1978 en su artículo 3 son: Castellano, Catalán, Valenciano, Euskera y Gallego,  con ellas conviven otras llamadas de especial protección: Occitano aranés, Bable asturiano y diversas modalidades lingüísticas de la Comunidad de Aragón. A las que podemos sumar otras digamos minoritarias que reciben la consideración de lengua no oficial o dialecto: Benasqués, Cántabro, Eonaviego (gallego-asturiano), Extremeño, Murciano, Guanche (conjunto de lenguas de origen bereber habladas en las Islas Canarias desde varios siglos antes de la conquista castellana del archipiélago) y el Silbo Gomero al que la UNESCO incluyó en la Lista Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Excepción hecha del Silbo Gomero que se entiende como medio de comunicación a distancia, los habitantes de estas zonas consideran sus lenguas como  maternas, están orgullosos de ellas y luchan con todo derecho por su pervivencia.

 -      Los cambios lingüísticos se han producido siempre en paralelo con cambios sociales, políticos y culturales: migraciones, invasiones, dictaduras, etc., y nuestra península, no iba a ser una excepción. De 1936 a 1975 se impuso el español como lengua de todos; Catalán, Euskera y Gallego fueron en la práctica silenciados y el resto de lenguas regionales compartieron el oscuro espacio del olvido. En este contexto (dictadura) las lenguas se enfrentan al peligro de desaparición y para recuperarlas es preciso no solo aumentar el contingente de hablantes –que también– sino recuperar su valor sociocultural en la administración, la docencia, la justicia, la ciencia, la literatura… Sería deseable que, lejos de promover reacciones dogmáticas de defensa contra su progreso y difusión, la sociedad en su conjunto considerase  que la diversidad lingüística es una riqueza, 

Hoy 17 de octubre El Alfoz cumple 12 años (el presente de escasa participación)  en la Blogosfera y a este escribidor no se le ocurrió forma mejor de celebrarlo que recordar el pasado con esta reflexión.

Gracias a todos.


Imagen: Wikipedia (Mapa etnográfico de la península ibérica hacia el 200 a. C.)

miércoles, 20 de enero de 2021

Realidades paralelas. “Algunas historias no sirven para escribir canciones de amor”.

 


Abandonó varias veces la lectura en ese mismo punto y otras tantas volvió al lugar señalado por el marcapáginas. Sin pretenderlo (o sí), tras seguir la hilera de signos que tenía a la vista sus ojos olvidaron de nuevo el espacio escrito. Dos párrafos, solo dos párrafos bastaron para que en el teatro de su vida situaciones del pasado abandonaran el anonimato de bambalinas para ocupar el escenario del presente.

De puertas adentro, la indiferencia, la incomunicación, el silencio. El vacío. Dos fríos railes sobre los que circula el tren de la desidia, pero que no se acercan nunca. […] Ni siquiera para compartir mesa y desprecios al mediodía o a la hora de la cena.

[…]

Solo prolongamos la parodia en el territorio doméstico cuando Mario nos trae a los niños para que se queden con nosotros. Y eso lleva unos meses ocurriendo con bastante frecuencia; […] muchos sábados y algunos domingos nos dejan a mis nietos, que son los que aportan el toque de ingenua «jovialidad» que alegra las paredes de una casa deshabitada a diario de risas y de cariño.

Algunas historias…, pág.,274-275.

Su realidad no era esa, pero, justo es reconocer que había cierto paralelismo.

Descubrir tu otra mitad en otra persona siempre es emocionante, provoca actitudes positivas y los esfuerzos por complacerla son la meta deseada. Conseguir que se sienta querida es un objetivo personal; nos esforzamos en ignorar los puntos grises pintando de color amable conversaciones y gestos. 

Luego, la familiaridad, la costumbre y el quehacer diario cambian prioridades, la dependencia mutua deja paso a otras preferencias, el fuego inicial queda en lámpara votiva.

Mirando de soslayo tras esta reflexión al libro de relatos cayó en la cuenta: el trabajo, los problemas económicos la familia, la necesaria independencia, habían copado un tiempo y un espacio que debió reservar a la imprescindible intimidad de pareja.

Es urgente recuperar «la jovialidad» perdida –pensó– tenemos que hablar, esto es cosa de pareja no debemos cometer el mismo error que Ella y El cuentabilletes[1].

Y así, armado de lápiz, papel, no poca dosis de buena voluntad y el recurso de un libro de autoayuda estableció el plan a seguir:

a.   Recuperar el beso al despertar en lugar de «saltar de la cama».

b.   Preparar una escapadita (aunque sea al parque cercano) cuando estemos solos.

c.    Buscar algún momento de intimidad a lo largo del día.

d.   Comprar aquel vinito suave que tanto le gusta.

e.   Admitir su forma de hacer las cosas (yo también tengo la mía)

f.     Ir a dormir a la misma hora.

Solo eso.

Padres, hermanos e hijos son importantes en nuestras vidas. Sí. Pero solo (lo que no implica infalibilidad) la pareja se elige. Mi abuela decía: «Manos que no dais. ¿Qué esperáis?».

Cuando leemos, nuestro software natural procesa lo leído y proyecta para nosotros realidades paralelas: vividas, contempladas, o deseadas.

Eso es todo.



[1] Protagonistas del relato que da título al libro.

lunes, 4 de enero de 2021

Algunas historias no sirven para escribir canciones de amor, de José Ignacio García.

 




Creo que fue Andrés Aberasturi quien afirmó sin rubor: “Hay títulos tan hermosos que no merece la pena pasar al contenido”. Con la venia del periodista, este desocupado lector traspasados agradecimientos y prólogo de Algunas historias no sirven para escribir canciones de amor, puede afirmar y afirma que los 19 relatos (“Galanes”, el primero, comienza en la página 19) de José Ignacio García justifican lo pertinente del título y defienden la satisfactoria necesidad alcanzar mejor antes que después la página 318.

Desde la realidad de la condición humana con plasticidad cinematográfica, historias de soledad, muerte, fidelidad-infidelidad, amor-desamor…, pasan ante el lector representadas por: timoratos amantes indecisos en “Galanes”; triunfadores venidos a menos en “Héroes de hojalata”; sádicos asesinos en “Solitario”; imágenes del tantas veces trágico caciquismo provinciano en “Las visiones de Toña”; vidas rotas sazonadas con tintes xenófobos en “El príncipe etíope”. A tono con el título y con trasfondo musical: la deliciosa historia de un encuentro de amor a ritmo de jazz en “Ella y él”; la balada de una ambición en “Wine room”; o (perdóneme el autor) un recuerdo a los “finde” de 1988 (Que difícil es hacer el amor en un Simca mil) en este caso en un R-6 en “Champán para todos”.

Al final de cada relato, al modo de Alfred Hichcok, y con finales inesperados José Ignacio García supera la capacidad de sorpresa del desocupado lector. Los “buenos” de un relato convencional consiguen su objetivo, ganan. Los de José Ignacio García se realizan poco o nunca.

Prologado por una canción (otra vez la música) de Joaquín Sabina el relato 19 que intitula al libro y cierra la obra, hace partícipe al lector de un aniversario matrimonial; con él, se abre la reflexión sobre el mundo de la pareja, sus luces, sus sombras sus grandezas y la tantas veces inevitable decepción.

 

No es que ya no me intereses,

pero el tiempo de los besos y el sudor,

es la hora de dormir.

[…]

Y cada vez peor

y cada vez más rotos

y cada vez más tú

y cada vez más yo

sin rastro de nosotros.

 

Amor se llama el juego