Reflexión

Cuando triunfó el nuevo material de escritura [el pergamino], los libros se transformaron en cuerpos habitados por palabras, pensamientos tatuados en la piel. (El infinito en un junco. Irene Vallejo).

lunes, 29 de enero de 2024

ANTONIO MACHADO RUIZ. EL INTELECTUAL Y EL HOMBRE – 2

 


Fachada del Instituto Antonio Machado en Soria

La Institución Libre de Enseñanza separada de la universidad desde su fundación por defender la libertad de cátedra y negarse a ajustar sus enseñanzas a los dogmas oficiales en materia religiosa, política o moral hacía caso omiso a los preceptos estatales de la enseñanza secundaria. Antonio tras su paso por la ILE, sin exámenes ni libros de texto, no encuentra motivación en  el bachillerato y así lo manifiesta: «Pasé por el Instituto y la Universidad, pero de estos centros no conservo más huella que una gran aversión a todo lo académico».

Demófilo, el padre de Antonio, muere en 1893 a los 47 años sin el reconocimiento de la sociedad a su intenso trabajo y dedicación en pro del folclore. Durante el verano de este año la inquietud de Manuel y Antonio Machado los empuja hacia una aventura periodística en el semanario satírico La Caricatura. El biógrafo Miguel Pérez Ferrero afirma que los dos hermanos colaboraron en «secciones muy varias» bajo «diversos seudónimos». Manuel y Antonio, interesados por el teatro frecuentan el mundo de la farándula, se codean con actores e incluso sueñan con serlo ellos mismos.

Machado Núñez, el abuelo, muere en 1896, los Machado no pierden solo al cabeza de familia, también su sueldo de profesor indispensable para el mantenimiento del grupo familiar; ahora, sólo la abuela Cipriana Álvarez Durán los mantiene. Manuel tiene 22 años y estudia en Sevilla, Antonio 21, no ha terminado el bachillerato, le apasionan las tertulias, el teatro y la bohemia (llegó a entrar como meritorio en la compañía de María Guerrero). Es un tiempo en el que el mundo cultural español sueña con París, la ciudad del amor, la cultura, el simbolismo en poesía y el impresionismo en pintura. Manuel a principios de 1899 se traslada a París donde trabaja como traductor, meses después le sigue Antonio. En la capital gala viven la noche, contactan con las élites europeas y con los simbolistas franceses. Manuel, más noctámbulo tiene ya cierto prestigio en Madrid; Antonio, más reflexivo, todavía no ha publicado nada; posiblemente París y la poesía de Paul Verlaine detonaron su vocación lírica.

Antonio volvió a Madrid con 24 años dispuesto a terminar el bachillerato, solo le faltaban las asignaturas de 1º y 2º curso de francés que, ahora, tras la experiencia parisina pasa con sobresaliente. En 1900 se matricula en la universidad, pero no aprueba ningún examen hasta 1915. Aún hará Antonio otra visita a París para acceder a un empleo modesto en el consulado de Guatemala. Según algunas fuentes lo despidieron por su “torpe aliño”, sin que sea posible confirmar esta u otra causa.

En 1904 muere la abuela Cipriana Álvarez Durán con lo que la penuria de los Machado recrudece. Giner de los Ríos que tiene gran influencia sobre el poeta, sugiere que, aprovechando sus conocimientos de francés oposite a una cátedra de lengua francesa para institutos de segunda enseñanza. La asignatura ubicada entonces (como gimnasia y otras) en el escalafón menor, solo exigía el título de bachiller para acceder al puesto de docente.

Después de trámites, gestiones y esperas, el 4 de abril de 1907 se publica la lista de aspirantes a las siete cátedras disponibles, a Machado, quinto de la lista le quedan: Soria, Baeza y Mahón. Antonio elige Soria.

En Soria descubre a Leonor, el primer amor de su vida y en Soria lo pierde tres años más tarde. La cruda realidad soriana devuelve a un hombre de letras profesor de instituto de torpe aliño, que nos ha legado una de las obras poéticas más leídas y cantadas de todos los tiempos.

<--Matrimonio Machado-Izquierdo

Con vuestro permiso, seguiremos hablando de Machado.

lunes, 22 de enero de 2024

ANTONIO MACHADO RUIZ. EL INTELECTUAL Y EL HOMBRE – 1

 


Palacio de Las Dueñas (Sevilla) patio del limonero

En una conversación de mayores sobre la vejez oí decir a un crio: «el abuelo, desde el primer principio, siempre, siempre, ha sido abuelo… y ya está».

Esta divagación fuera de contexto nace de, Retrato: Antonio Machado, segunda estrofa, segundo verso.

Ya conocéis mi torpe aliño indumentario.

A veces, algunas veces, no siempre y no todos, la imagen que escogemos de Antonio Machado Ruiz –como el abuelo de la digresión anterior– es la de un hombre de letras, mayor, de «torpe aliño» del que ignoramos –o no pretendemos conocer– etapas anteriores.

El palacio de Las Dueñas de Sevilla pertenece a los Alba desde 1612. En el siglo XIX, el XV duque de Alba, que estaba en el extranjero, dividió el palacio en apartamentos y alquiló algunas dependencias a doce familias “fiables”. Antonio Machado Álvarez (padre de Antonio) conocido por el seudónimo de Demófilo[1], Dr. en letras, abogado, considerado la primera autoridad de su tiempo en los estudios sobre el folclore; administrador e inquilino de las Dueñas, un tanto despistado, lleno de proyectos, cavilaciones y economía escasa de recursos, tuvo, con su esposa Ana Ruiz Hernández ocho hijos, tres de ellos muertos prematuramente. Demófilo, entregado al estudio del flamenco, abandonado por las instancias oficiales y cercado por la dura realidad económica fue perdiendo su fe en la ciencia folclórica.

Antonio Machado nace en el pequeño paraíso de Las Dueñas, rincón único con el que nunca dejó de soñar. Espacio mágico con fuentes, flores y limoneros, pero, el niño tiene que marcharse. De su infancia, salvo su confesión en Retrato: MI infancia son recuerdos de un patio de Sevilla…, poco se sabe. Sí, que, junto con su hermano Manuel fue párvulo en el colegio de un tal «señor Sánchez».

En 1883 Antonio Machado y Núñez (abuelo de Antonio) se traslada a Madrid, donde ejerció como catedrático de Zoología en la Universidad Central. La familia al completo: Demófilo, Ana, sus cinco hijos, el tío Pepe (José Álvarez, pintor discapacitado), el abuelo (republicano irredento), la abuela Cipriana Álvarez Durán y una criada (once personas) comparten piso en la calle Almirante cercana a la Institución Libre de Enseñanza.

Machado Núñez y los suyos, comprometidos con la sociedad y su época asumieron la obligación moral de regenerar y mejorar su país portando la formación por bandera. Cabe pensar por ello que la marcha del abuelo a Madrid tuvo como origen el acercamiento a la ILE, defensora de la libertad de cátedra y opuesta a que la enseñanza tuviera que ajustarse a los dogmas oficiales en materia religiosa, política o moral; para que los nietos iniciaran sus estudios cultivando la responsabilidad individual al margen de la mano de la Iglesia.

Con vuestro permiso, seguiremos hablando de Machado.



[1] "El que tiene cariño hacia el pueblo". Sus componentes léxicos son: demos (pueblo) y philein (amar).