Reflexión

Cuando triunfó el nuevo material de escritura [el pergamino], los libros se transformaron en cuerpos habitados por palabras, pensamientos tatuados en la piel. (El infinito en un junco. Irene Vallejo).

lunes, 1 de abril de 2024

La querella de las mujeres

 


Christine de Pizan escribiendo.British Library, Harley MS 4431. vol. 1, fol. 4r

Desde la Baja Edad Media y hasta el siglo XVIII Europa mantuvo un debate conocido como La querella de las mujeres (querelle des femmes), en torno a cuestiones como la dignidad, capacidad intelectual, raciocinio y/o posicionamiento político de las mujeres –dirigido por hombres– hasta  que Christine de Pizan, filósofa, poetisa humanista y escritora (Venecia 1363 – Francia 1431), con su obra La Ciudad de las Damas, vindica la causa femenina exponiendo bases filosóficas en las que muestra que la marginación de la mujer, no es una cuestión de naturaleza, sino social. Recordemos: en los siglos XIV al XVIII “la naturaleza hacía inferior a la mujer”.

En este nuestro país,  políticos, tertulianos y no pocos agregados (servidor sigue utilizando el “neutro”) pretenden abanderar como propia la lucha por la igualdad y equidad de mujeres y hombres olvidando (o tal vez ignorando) que tiempo ha, no pocas mujeres (también hombres) dieron ejemplo de lucha por el MOVIMIENTO FEMINISTA (así, con mayúsculas). Quiero decir con ello, sin remontarnos a Christine de Pizan que, si acaso, se ha retomado el tema.

Concepción Arenal (1820 – 1893), experta en derecho (tuvo que disfrazarse de hombre para acudir como oyente a la Universidad de Madrid), periodista, poeta y autora dramática luchó por la equidad social, derecho de voto y opción a cargos públicos de la mujer. Su obra La Mujer del Porvenir, combatió la entonces imperante inferioridad de la mujer, basada en razones biológicas. «Es un error grave [dijo] inculcar en la mujer que su misión única es, la de esposa y madre».

Emilia Pardo Bazán (1851 – 1921), novelista, periodista, crítica literaria, poetisa, traductora, catedrática, conferenciante; dedicó buena parte de su capacidad a defender los derechos de la mujer. En toda su obra se aprecia una constante: las mujeres deben tener las mismas oportunidades que los hombres. Propuso a Concepción Arenal y a Gertrudis Gómez de Avellaneda para la Real Academia Española. Ambas candidaturas, también la suya, fueron rechazadas alegando defectos de forma. Un tema recurrente en sus cuentos y novelas es el de la violencia machista. Para doña Emilia, «la igualdad entre hombres y mujeres, es una meta posible».

Carmen de Burgos (1867 – 1932), conocida como “Colombine”, escritora de ensayos y novelas, periodista, traductora, activista de los derechos de la mujer. Presidenta de la Liga Internacional de Mujeres Ibéricas e Hispanoamericanas y afiliada al Partido Republicano Radical Socialista, y considerada como la primera corresponsal de guerra, fue también profesora de la Escuela de Artes y Oficios de Madrid. «No es la lucha de sexos ni la enemistad con el hombre, sino que la mujer, desea colaborar con él y trabajar a su lado», afirma en La mujer moderna y sus derechos, ensayo importante para conocer la situación y evolución de la mujer en su época. Otra de sus obras El divorcio en España –publicado en 1904– se convirtió en escándalo para una sociedad en retrocesión.

Clara Campoamor (1888 – 1972), abogada, escritora y diputada en Cortes se manifestó públicamente como defensora de los derechos de la mujer. En 1931, las mujeres podían ser elegidas, pero no podían votar porque se les suponía influenciadas por la Iglesia con la que su voto favorecería a la derecha. Clara Campoamor, creadora de la Unión Republicana Femenina, trabajó por eliminar la discriminación por razón de sexo, el reconocimiento de los hijos dentro y fuera del matrimonio, el divorcio y tiempo después, el sufragio universal. Hay que destacar que consiguió el derecho al voto para la mujer pese a la oposición de su propio partido y buena parte de la izquierda.

Cinco mujeres “desfacedoras de entuertos” abrieron camino antes de ahora.

jueves, 22 de febrero de 2024

ANTONIO MACHADO RUIZ. EL INTELECTUAL, EL HOMBRE EL EXILIO Y EL FIN – 5

 

Tumba de Antonio Machado y su madre Ana Ruiz, en Collioure (Francia)

Las autoridades republicanas tenían el convencimiento de que la toma de Madrid por los rebeldes era tan inminente como inevitable y el 6 de noviembre de 1936, tras un intenso debate, el gobierno republicano decide trasladarse a Valencia. Los días 14 y 17, bombas incendiarias caen sobre el Museo del Prado, la Biblioteca Nacional y el Palacio de Liria (sede de los duques de Alba). Machado edita un texto titulado, El fascismo intenta destruir el Museo del Prado:

«[…] El amor que yo he visto en los milicianos comunistas guardando el palacio del duque de Alba, solo tiene comparación con el furor de los fascistas destruyendo».

El día 19 Machado, junto con otros intelectuales firma en El mono azul un manifiesto en el que hacen alusión a:

«la patológica crueldad de los fascistas a los intelectuales del mundo entero, a todos aquellos a los que no ciegue el turbio egoísmo, cobardía o fariseísmo».

Días después, León Felipe y Rafael Alberti acuden a casa de Machado para urgirle en la necesidad de, junto con otros intelectuales e investigadores, abandonar Madrid. Tras varios intentos Machado accede, siempre que sea acompañado de su familia. El Quinto Regimiento y el Partido Comunista, promotores de la salida, quieren proteger a los intelectuales para que puedan seguir trabajando no solo para España, también para toda la humanidad. En la despedida, Machado, en nombre de sus compañeros agradeció el apoyo:

«Yo no me hubiera marchado; estoy viejo y enfermo. Pero quería luchar al lado vuestro. Quería terminar mi vida que he llevado dignamente, muriendo con dignidad. Y esto solo podría conseguirlo, cayendo a vuestro lado, luchando por la causa justa como vosotros lo hacéis».

El 25 de noviembre Machado se traslada a Valencia con parte de su familia, no toda. Su querido hermano Manuel había quedado atrapado por la guerra en Burgos –sobre el cómo y por qué de aquella situación, no es este el espacio para sacar conclusiones.

El autor de Campos de Castilla pese a los achaques de la edad, la ausencia de Manuel, la amargura del destierro y la guerra, sigue fiel a su conciencia de la lucha de clases. En diciembre de 1936 invitado en Valencia a una «Tribuna de Agitación y Propaganda» pública, promovida por el ministro de Instrucción, Antonio Machado leyó: «Homenaje al gran poeta García Lorca» (asesinado en Granada el 19 de agosto). Hubo de hacer un gran sacrificio. Intervino –situación insólita para él– ante una inmensa muchedumbre en la plaza de Emilio Castelar (hoy Plaza de Ayuntamiento), subió con esfuerzo al tinglado y recitó El crimen fue en Granada. Su voz, íntima y solitaria sonó para la multitud asistente como la voz enfurecida de todo un pueblo.

Se le vio caminar...

                      Labrad, amigos,

de piedra y sueño en el Alhambra,

un túmulo al poeta,

sobre una fuente donde llore el agua,

y eternamente diga:

el crimen fue en Granada, ¡en su Granada!

Tiempo más tarde (mayo de 1937), quizá influido por la herencia liberal de su padre y abuelo, el poeta dejó su mensaje y pensamiento político en otro acto al aire libre, a las Juventudes Socialistas Unificadas.

«Yo os saludo, pues, jóvenes socialistas unificados, con un respeto que no siempre pude sentir por los ancianos de mi tiempo, porque muchos de ellos estaban deshaciendo a España, y vosotros pretendéis hacerla. Desde un punto de vista teórico, yo no soy marxista, no lo he sido nunca, es muy posible que no lo sea jamás» […].

En abril de 1938 la situación en Valencia se complica y Machado debe salir hacia Barcelona, desde donde sigue colaborando en periódicos y publicaciones. En 1939, ya muy enfermo, es evacuado hacia la frontera francesa. El 29 de enero, tras un viaje accidentado llega a Collioure en la histórica comarca del Rosellón. El poeta, amparado por una pequeña ayuda de la Embajada española en París (aun republicana) se aloja en el hotel Bougnol-Quintana, donde fallece el 22 de febrero de 1939.

***

«Con los primeros lirios

y las primeras rosas de las huertas,

en una tarde azul, sube al Espino,

al alto Espino donde está su tierra» … 

Antonio Machado es para los lectores símbolo del poeta romántico fiel al recuerdo de su joven esposa inhumada allá en el Espino y de la plenitud amorosa perseguida sin resultado en Pilar Valderrama, la Guiomar de sus poemas. Para republicanos y otros muchos españoles, emblema del exilio. Como persona, no debemos olvidar al hombre modesto, tímido poco aficionado a charlas inútiles, aplausos y honores, pero siempre cortés y amable con cuantos se acercaban a él.

Tras la marcha de Soria, su obra, partiendo de la queja sobre la decadencia de España, vira hacia postulados de la lucha de clases. Adjunto cuatro versos de El mañana efímero, que invito a leer completo.

«Mas otra España nace,

la España del cincel y de la maza,

con esa eterna juventud que se hace

del pasado macizo de la raza».

Estos versos fueron recogidos y publicitados, con otro sentido, por el régimen autoritario del 36.

A modo de cierre de estas líneas – modesto testimonio de admiración a un gran poeta– recojo las palabras de Alfonso Guerra:

 «Plantear el traslado [en el 65 aniversario de la muerte de don Antonio la Junta de Andalucía solicitaba su traslado a Sevilla] sería un gran error, la sepultura de Machado en España, sería la sepultura de un gran poeta, pero en Collioure, es la sepultura de un gran poeta…, y mucho más. Todos los días hay flores frescas y mensajes de la gente que va a visitar la tumba».

Y Antonio Muñoz Molina:

«Hay un verso definitivo y terrible [creo que es de Ángel Petisme],

Sólo la tierra en que se muere es nuestra.

Cuando dicen: hay que traer a Machado. No. Está ahí. Tiene que estar ahí porque esa es su tierra, se murió ahí porque la historia de su país lo llevó ahí».

Hoy se cumple el 85 aniversario de la muerte de don Antonio Machado Ruiz, que descansa en Collioure, la tierra que le pertenece, porque es la que ocupa.

Gracias


martes, 13 de febrero de 2024

ANTONIO MACHADO RUIZ. EL INTELECTUAL, EL HOMBRE Y SU COMPROMISO SOCIAL – 4

 


Antonio Machado en el Café de las Salesas (diciembre 1933)

En lo social, los autores de la Generación del 98 tienen puntos en común: distinguen entre la España real, miserable e inculta y la oficial, artificial y falsa. Muestran preocupación por la identidad nacional (tan de actualidad hoy día). Sienten interés por Castilla y sus pueblos marginados por los gobiernos (otra actualidad: la “España vaciada”). Sobre el grupo incide: la Revolución de 1868, la Restauración de 1874, el desastre de 1898, el republicanismo en auge y el enfrentamiento con la Iglesia.

Machado, republicano militante de la revolución no agresiva, ve en la República la confirmación a los valores en los que siempre ha creído y los defiende con su arma: la pluma. En consecuencia, no duda en colaborar con sus medios en la labor del Gobierno.

Tras las elecciones de 1931, llegan las de 1933 con un cambio sustancial: en tanto que republicanos e izquierdas se atomizan en grupos, las derechas se unen en coalición lo que tensa el ambiente. Desde 1932, Machado que había conseguido una cátedra de francés en Madrid vive en la capital con su familia; disminuye su creación poética, aumenta su obra en prosa y junto con su hermano Manuel estrena algunas comedias. En 1936 tras una nueva consulta, los republicanos toman de nuevo el poder, las derechas, como es sabido se revuelven hasta desembocar en la sublevación militar de julio. Madrid es ahora terreno abonado para la persecución de intelectuales afines a la República.

En la Guerra Civil la cultura juega un papel de gran importancia, Machado ve como los sublevados persiguen el arte y el pensamiento para destruir el razonamiento, la cultura y la libertad de pensar de otro modo. En este contexto el sueño de Machado se viene abajo especialmente tras el asesinato de Lorca.

«En 1916 cuando un profesor de la Universidad de Granada llevó a sus alumnos en viaje de estudios a Baeza, coincidieron los miembros de dos generaciones literarias diferentes: 98 y 27, Machado y un muchacho inquieto y hablador que lo llamó la atención. Machado leyó a este un poema de Rubén Darío, Lorca, que no era otro el muchacho, interpretó una obra al piano».

Desde entonces, la admiración entre ambos era mutua, cuando a Machado le llega la noticia de la muerte escribe: «[…] un pelotón de fieras lo acribillo a balazos, no sabemos en qué rincón de la vieja ciudad del Genil […]», de esta nota nació una reseña impactante y estremecedora sobre la muerte de Lorca, publicada en «El Liberal de Murcia»; el poema: El crimen fue en Granada.

Se le vio, caminando entre fusiles,

por una calle larga,

salir al campo frío,

aún con estrellas, de la madrugada.

Mataron a Federico

cuando la luz asomaba.

El pelotón de verdugos no osó mirarle la cara.

Todos cerraron los ojos;

rezaron: ¡ni Dios te salva!

Muerto cayó Federico

-sangre en la frente y plomo en las entrañas-.

...Que fue en Granada el crimen sabed - ¡pobre Granada-, en su Granada...

 Los versos dan testimonio de la amistad que unía a ambos poetas.

Machado, testigo de la persecución a los intelectuales, las letras y las ciencias, sabe que no es posible ganar la guerra, pero no quiere exiliarse y así lo manifiesta a un periodista, «no podría vivir separado de mi tierra». No obstante, tendrá que salir de España. Debió pensar: si han matado a Federico, nos matarán a todos.

Marcharemos con Machado camino del exilio.

 

martes, 6 de febrero de 2024

ANTONIO MACHADO RUIZ. EL INTELECTUAL, EL HOMBRE, LA REPÚBLICA - 3


La escultura de Machado preside la Plaza mayor de Segovia


Antonio Machado, que siempre estuvo atento a sus sueños, deja atrás el sueño de Soledades y canta a la realidad de Campos de Castilla: "Oh tierra triste y noble". La realidad de su paisaje: "la de los altos llanos y yermos y roquedas". Sus gentes: "y atónitos palurdos sin danzas ni canciones". Los álamos, los chopos, el son del agua: "conmigo vais, mi corazón os lleva".

Haciendo suya la afirmación de Unamuno: "hay que soñar con los ojos abiertos", su poesía pasa, se la contemplación, ala acción,  del simbolismo y la bohemia a la realidad, como rubrica en Retrato:

                        Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
                        A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
                        el traje que me cubre y la mansión que habito,
                        el pan que me alimenta y el techo donde yago.

El anticlericalismo heredado y los siete años de duelo en Baeza tras la muerte de Leonor en Soria ("ya era además muy otra mi ideología", añade en un prólogo de Campos de Castilla) reactivan en Machado su compromiso político, aunado con su capacidad de sentir y transmitir. El poeta, que ahora se gana la vida con su trabajo evoluciona hacia un mayor compromiso social al contemplar una España atrasada socialmente, deficiente en cultura para el pueblo y corrupta en su sistema de gobierno. En Segovia, siguiente destino de Antonio Machado, su "muy otra ideología" fructifica con la fundación de la Universidad Popular Segoviana, cuyo fin es difundir la cultura mediante conferencias, excursiones, clases nocturnas gratuitas para trabajadores, etc.

Tal vez, el poeta más joven de la Generación del 98 llegó a la docencia un tanto "a remolque", o por las circunstancias, talvez, pero lo indiscutible es que, ni como profesor ni como poeta, cambió su concepto de sociedad. Machado entiende y defiende que: el saber debe ser compartido; las personas, todas, tienen el mismo derecho a la educación; el ser humano merece su nivel de dignidad, y para ello han de proveerse los medios necesarios para que los ciudadanos a través de la educación puedan transformar la sociedad. En la España de entonces, las instancias económicas, religiosas y políticas, mantenían a la población alejada de la cultura.

A finales de 1929, tras la dictadura de Primo de Rivera, el hartazgo social corre por el país y se habla ya de República. El 14 de abril de 1931 se proclama en España la Segunda República y en Segovia, el poeta es llamado para ser uno de los encargados de izar la bandera tricolor en el balcón del Ayuntamiento. Seis años más tarde, su alter ego Juan de Mairena, recordará la significación del acto:

¡Aquellas horas, Dios mío..., cuando unos pocos viejos republicanos izamos la bandera tricolor..., la primavera traía a nuestra República de la mano!

Seguiremos abundando en Don Antonio y su compromiso social



lunes, 29 de enero de 2024

ANTONIO MACHADO RUIZ. EL INTELECTUAL Y EL HOMBRE – 2

 


Fachada del Instituto Antonio Machado en Soria

La Institución Libre de Enseñanza separada de la universidad desde su fundación por defender la libertad de cátedra y negarse a ajustar sus enseñanzas a los dogmas oficiales en materia religiosa, política o moral hacía caso omiso a los preceptos estatales de la enseñanza secundaria. Antonio tras su paso por la ILE, sin exámenes ni libros de texto, no encuentra motivación en  el bachillerato y así lo manifiesta: «Pasé por el Instituto y la Universidad, pero de estos centros no conservo más huella que una gran aversión a todo lo académico».

Demófilo, el padre de Antonio, muere en 1893 a los 47 años sin el reconocimiento de la sociedad a su intenso trabajo y dedicación en pro del folclore. Durante el verano de este año la inquietud de Manuel y Antonio Machado los empuja hacia una aventura periodística en el semanario satírico La Caricatura. El biógrafo Miguel Pérez Ferrero afirma que los dos hermanos colaboraron en «secciones muy varias» bajo «diversos seudónimos». Manuel y Antonio, interesados por el teatro frecuentan el mundo de la farándula, se codean con actores e incluso sueñan con serlo ellos mismos.

Machado Núñez, el abuelo, muere en 1896, los Machado no pierden solo al cabeza de familia, también su sueldo de profesor indispensable para el mantenimiento del grupo familiar; ahora, sólo la abuela Cipriana Álvarez Durán los mantiene. Manuel tiene 22 años y estudia en Sevilla, Antonio 21, no ha terminado el bachillerato, le apasionan las tertulias, el teatro y la bohemia (llegó a entrar como meritorio en la compañía de María Guerrero). Es un tiempo en el que el mundo cultural español sueña con París, la ciudad del amor, la cultura, el simbolismo en poesía y el impresionismo en pintura. Manuel a principios de 1899 se traslada a París donde trabaja como traductor, meses después le sigue Antonio. En la capital gala viven la noche, contactan con las élites europeas y con los simbolistas franceses. Manuel, más noctámbulo tiene ya cierto prestigio en Madrid; Antonio, más reflexivo, todavía no ha publicado nada; posiblemente París y la poesía de Paul Verlaine detonaron su vocación lírica.

Antonio volvió a Madrid con 24 años dispuesto a terminar el bachillerato, solo le faltaban las asignaturas de 1º y 2º curso de francés que, ahora, tras la experiencia parisina pasa con sobresaliente. En 1900 se matricula en la universidad, pero no aprueba ningún examen hasta 1915. Aún hará Antonio otra visita a París para acceder a un empleo modesto en el consulado de Guatemala. Según algunas fuentes lo despidieron por su “torpe aliño”, sin que sea posible confirmar esta u otra causa.

En 1904 muere la abuela Cipriana Álvarez Durán con lo que la penuria de los Machado recrudece. Giner de los Ríos que tiene gran influencia sobre el poeta, sugiere que, aprovechando sus conocimientos de francés oposite a una cátedra de lengua francesa para institutos de segunda enseñanza. La asignatura ubicada entonces (como gimnasia y otras) en el escalafón menor, solo exigía el título de bachiller para acceder al puesto de docente.

Después de trámites, gestiones y esperas, el 4 de abril de 1907 se publica la lista de aspirantes a las siete cátedras disponibles, a Machado, quinto de la lista le quedan: Soria, Baeza y Mahón. Antonio elige Soria.

En Soria descubre a Leonor, el primer amor de su vida y en Soria lo pierde tres años más tarde. La cruda realidad soriana devuelve a un hombre de letras profesor de instituto de torpe aliño, que nos ha legado una de las obras poéticas más leídas y cantadas de todos los tiempos.

<--Matrimonio Machado-Izquierdo

Con vuestro permiso, seguiremos hablando de Machado.

lunes, 22 de enero de 2024

ANTONIO MACHADO RUIZ. EL INTELECTUAL Y EL HOMBRE – 1

 


Palacio de Las Dueñas (Sevilla) patio del limonero

En una conversación de mayores sobre la vejez oí decir a un crio: «el abuelo, desde el primer principio, siempre, siempre, ha sido abuelo… y ya está».

Esta divagación fuera de contexto nace de, Retrato: Antonio Machado, segunda estrofa, segundo verso.

Ya conocéis mi torpe aliño indumentario.

A veces, algunas veces, no siempre y no todos, la imagen que escogemos de Antonio Machado Ruiz –como el abuelo de la digresión anterior– es la de un hombre de letras, mayor, de «torpe aliño» del que ignoramos –o no pretendemos conocer– etapas anteriores.

El palacio de Las Dueñas de Sevilla pertenece a los Alba desde 1612. En el siglo XIX, el XV duque de Alba, que estaba en el extranjero, dividió el palacio en apartamentos y alquiló algunas dependencias a doce familias “fiables”. Antonio Machado Álvarez (padre de Antonio) conocido por el seudónimo de Demófilo[1], Dr. en letras, abogado, considerado la primera autoridad de su tiempo en los estudios sobre el folclore; administrador e inquilino de las Dueñas, un tanto despistado, lleno de proyectos, cavilaciones y economía escasa de recursos, tuvo, con su esposa Ana Ruiz Hernández ocho hijos, tres de ellos muertos prematuramente. Demófilo, entregado al estudio del flamenco, abandonado por las instancias oficiales y cercado por la dura realidad económica fue perdiendo su fe en la ciencia folclórica.

Antonio Machado nace en el pequeño paraíso de Las Dueñas, rincón único con el que nunca dejó de soñar. Espacio mágico con fuentes, flores y limoneros, pero, el niño tiene que marcharse. De su infancia, salvo su confesión en Retrato: MI infancia son recuerdos de un patio de Sevilla…, poco se sabe. Sí, que, junto con su hermano Manuel fue párvulo en el colegio de un tal «señor Sánchez».

En 1883 Antonio Machado y Núñez (abuelo de Antonio) se traslada a Madrid, donde ejerció como catedrático de Zoología en la Universidad Central. La familia al completo: Demófilo, Ana, sus cinco hijos, el tío Pepe (José Álvarez, pintor discapacitado), el abuelo (republicano irredento), la abuela Cipriana Álvarez Durán y una criada (once personas) comparten piso en la calle Almirante cercana a la Institución Libre de Enseñanza.

Machado Núñez y los suyos, comprometidos con la sociedad y su época asumieron la obligación moral de regenerar y mejorar su país portando la formación por bandera. Cabe pensar por ello que la marcha del abuelo a Madrid tuvo como origen el acercamiento a la ILE, defensora de la libertad de cátedra y opuesta a que la enseñanza tuviera que ajustarse a los dogmas oficiales en materia religiosa, política o moral; para que los nietos iniciaran sus estudios cultivando la responsabilidad individual al margen de la mano de la Iglesia.

Con vuestro permiso, seguiremos hablando de Machado.



[1] "El que tiene cariño hacia el pueblo". Sus componentes léxicos son: demos (pueblo) y philein (amar).



martes, 17 de octubre de 2023

LA JUDERÍA DE BURGOS

 


Torreón de Doña Lambra y Puerta de la Judería (tapiada)


Con la inveterada costumbre de pasear día sí, día no, por el casco antiguo, el desocupado lector hace un alto frente a la Puerta de la Judería aneja al torreón de Doña Lambra en el Paseo de los Cubos. En el recuerdo, Sefarad de Antonio Muñoz Molina. En el presente, hoy, (aniversario de El Alfoz) la relectura de Juda de José Antonio Abella, médico, escritor y escultor de quien me considero amigo.

<< Puerta de la Judería

Y es que…

En la Edad media, gran parte de ciudades y localidades importantes tenían su judería. En el siglo XIII, durante los reinados de Alfonso X y Sancho IV, se documentan en Burgos dos aljamas[1], segundas en importancia del reino de Castilla después de la de Toledo. Lamentablemente, los restos arqueológicos encontrados, son sólo algunos objetos cerámicos domésticos descubiertos en los años 90 en varios silos dedicados al almacenamiento de grano en la explanada de la desaparecida iglesia de Nuestra Señora de la Blanca anexa al Castillo.


La Villavieja, Judería Superior o de “Arriba”, discurría desde la explanada citada y la actual calle de Fernán González[2] (entonces calle Tenebregosa) hasta el antiguo seminario edificado sobre los restos de un cementerio, ocupado hoy por un hotel y la Universidad Isabel I.

La Villanueva, Judería Inferior, segunda judería, partía del final de la calle Tenebregosa y arco de San Martín hasta el paseo de los cubos, de ella queda el testimonio de la Puerta de la Judería y un tramo de la calle de embajadores hoy restaurado conocido como el callejón de las brujas.

<<Callejón de las Brujas


En cada uno de estos “barrios” existieron agrupaciones moriscas y judaicas. Concretamente, la Judería Inferior lindaba con la morería inferior por lo que hoy es Teatro Clunia. El libro de actas 1512. LA-49 del Archivo municipal indica: «la Alhóndiga (hoy Teatro Clunia), levantada a principios del s. XVI sobre casas del barrio de la judería». La Alhóndiga antes que teatro fue cárcel del partido judicial.
       Calle Embajadores (restaurada) >>

En el siglo XIII la población judía en Burgos alcanzaba aproximadamente el 9% de la población, unos 700 habitantes. En el Cantar de Mío Cid se constata la importancia de la comunidad judía en Burgos con el encuentro entre Martín Antolínez y los judíos Rachel y Vidas. 

La convivencia de “las tres culturas” tenía un tanto de segregación local particularmente en la sociedad judía siempre celosa de mantener su identidad.

Las juderías, que eran el municipio administrativo de los judíos, estaban sometidas a impuestos especiales y tenían personalidad jurídica propia, los pleitos entre los judíos se resolvían según sus propias leyes y tribunales. Los judíos, en toda Europa asumieron oficios relacionados con las finanzas y el préstamo a interés, (las leyes judías permitían la usura con los no judíos) lo que contribuyó a su desprestigio entre los cristianos, la usura estaba mal vista en general y prohibida por la Iglesia que consideraba a los judíos verdugos de Cristo.

Teófilo López Mata en su libro Morería y judería burgalesas en la Edad Media apunta:

«La sospecha y temor de peligrosos contagios de índole religiosa, juntamente con los sexuales, influyó decididamente en el propósito del Concejo burgalés para lograr el más completo aislamiento de las aljamas judía y mora».

En 1391 se producen las primeras revueltas contra los judíos en Sevilla y Córdoba continuando más tarde por Aragón y Castilla.


El Concejo de Burgos obligó a los judíos a colocar círculos rojos en los hombros de su ropa para distinguirlos de los cristianos En el libro de actas municipales de 1481 “Libro de concejo de la muy noble e muy leal cibdat de burgos cabeza de castilla e cámara del rey e reyna nuestros señores” (Archivo Municipal de Burgos), consta:

«que los judíos vesynos e moradores desta dicha ciudad e de sus arrabales e los que bybyesen e estovieren en ella trayan señales coloradas redondas de grandor de una dobla, publicas e descubyertas, puestas en los onbros, so la dicha pena que a los moros de suso está puesta».

<< Judíos vestidos con el traje distintivo

En 1485, antes por tanto del Edicto de expulsión de los judíos promulgado por los Reyes Católicos, se cursaron bandos obligando el aislamiento de la judería con cierre de puertas a horas fijas y limitando la libertad de movimientos de sus moradores.

Como en tantas y tantas ocasiones la falta de señas arqueológicas y culturales difuminan la historia de un pueblo, en este caso, el nuestro.

 



[1] D E L:   Acepción 2.   Barrio donde vivía la comunidad judía.

Acepción 4.   Barrio donde vivía la comunidad musulmana.

[2] La calle Fernán González, durante algunos siglos se llamó Calle Real o de las Armas, algunos de sus tramos se denominaron también Tenebregosa, Coronería y San Llorente.