Palacio de Las Dueñas (Sevilla) patio del limonero
En una conversación de mayores sobre
la vejez oí decir a un crio: «el abuelo, desde el primer principio, siempre,
siempre, ha sido abuelo… y ya está».
Esta divagación fuera de contexto nace
de, Retrato: Antonio Machado, segunda estrofa, segundo verso.
Ya conocéis mi torpe aliño
indumentario.
A veces, algunas veces, no siempre y
no todos, la imagen que escogemos de Antonio Machado Ruiz –como el abuelo de la
digresión anterior– es la de un hombre de letras, mayor, de «torpe aliño» del
que ignoramos –o no pretendemos conocer– etapas anteriores.
El palacio de Las Dueñas de Sevilla
pertenece a los Alba desde 1612. En el siglo XIX, el XV duque de Alba, que estaba
en el extranjero, dividió el palacio en apartamentos y alquiló algunas
dependencias a doce familias “fiables”. Antonio Machado Álvarez (padre de
Antonio) conocido por el seudónimo de Demófilo[1],
Dr. en letras, abogado, considerado la primera autoridad de su tiempo en los
estudios sobre el folclore; administrador e inquilino de las Dueñas, un tanto
despistado, lleno de proyectos, cavilaciones y economía escasa de recursos,
tuvo, con su esposa Ana Ruiz Hernández ocho hijos, tres de ellos muertos
prematuramente. Demófilo, entregado al estudio del flamenco, abandonado
por las instancias oficiales y cercado por la dura realidad económica fue
perdiendo su fe en la ciencia folclórica.
Antonio
Machado nace en el pequeño paraíso de Las Dueñas, rincón único con el que nunca
dejó de soñar. Espacio mágico con fuentes, flores y limoneros, pero, el niño
tiene que marcharse. De su infancia, salvo su confesión en Retrato: MI
infancia son recuerdos de un patio de Sevilla…, poco se sabe. Sí, que,
junto con su hermano Manuel fue párvulo en el colegio de un tal «señor Sánchez».
En
1883 Antonio Machado y Núñez (abuelo de Antonio) se traslada a Madrid, donde
ejerció como catedrático de Zoología en la Universidad Central. La familia al
completo: Demófilo, Ana, sus cinco hijos, el tío Pepe (José Álvarez,
pintor discapacitado), el abuelo (republicano irredento), la abuela Cipriana
Álvarez Durán y una criada (once personas) comparten piso en la calle Almirante
cercana a la Institución Libre de Enseñanza.
Machado
Núñez y los suyos, comprometidos con la sociedad y su época asumieron la
obligación moral de regenerar y mejorar su país portando la formación por
bandera. Cabe pensar por ello que la marcha del abuelo a Madrid tuvo como
origen el acercamiento a la ILE, defensora de la libertad de cátedra y opuesta
a que la enseñanza tuviera que ajustarse a los dogmas oficiales en materia
religiosa, política o moral; para que los nietos iniciaran sus estudios
cultivando la responsabilidad individual al margen de la mano de la Iglesia.
Con vuestro permiso, seguiremos hablando de Machado.
[1] "El
que tiene cariño hacia el pueblo". Sus componentes léxicos son: demos
(pueblo) y philein (amar).
1 comentario:
Mucho más allá de su torpeza indumentaria, en efecto. Machado fue uno de los grandes intelectuales de aquella España.
Una alegría leerte, como siempre.
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