Tener nuestras propias fechas -cumpleaños, aniversarios- nos parece
obligado y necesario, también lo es o al menos nos lo parece compartir otras -fiesta
del pueblo, Navidad e incluso ¡Halloween!
En estos complejos tiempos en los que la NSA “hackea” los servidores de
Google y Yahoo, al santoral le ha salido competencia: día de la no violencia,
día del Hábitat, día de la salud mental…, todos los días tienen su afán. Tal
vez por estas u otras razones cuando nos situamos “A cielo descubierto, sin
techo ni otro reparo alguno” (definición de intemperie en DRAE) reaccionamos en
principio con cierto rechazo ante un mundo cerrado sin nombres ni fechas,
como se define en la contraportada la novela de Jesús Carrasco.
El nombre es necesario para identificar a las personas. Si lo que
intentamos es definir, comprender, el apelativo es prescindible. Con las
fechas ocurre lo mismo, música de los 60 nos lleva directamente (depende de
gustos y tendencias) a, por ejemplo, Puente
Sobre Aguas Turbulentas de Simon & Garfunkel, o a Black is Black de Los Bravos. Aquel tema del primer guateque, el
primer beso, aquella letra por la que nos dimos la mano; no importa el lugar sino
lo que allí sucedió.
Tampoco en Intemperie hay
lugar ¿Hacía falta?
9 comentarios:
Cuando se narra una verdad universal, sobran nombres, sobran fechas. Porque todo se llena de sensaciones.
No, no creo que hiciera ninguna falta, como tampoco la de los nombres de aquellos que por aquél lugar anduvieron. No hizo falta alguna para entenderlos ni para adentrarnos en su trasiego...
Esa falta de nombres me lleva a recordar un fragmento de Romeo y Julieta:
"Mi único enemigo es tu nombre.
Tú eres tú, aunque seas un Montesco. ¿Qué es un Montesco? Ni mano, ni pie, ni brazo, ni cara, ni parte del cuerpo.
¡Ah, ponte otro nombre!
¿Qué tiene un nombre? Lo que llamamos rosa sería tan fragante con cualquier otro nombre. Si Romeo no se llamase Romeo, conservaría su propia perfección sin ese nombre..."
¿Qué importa por tanto el nombre y el lugar y la fecha si es la esencia la que nos debe llenar?
Besos, Paco
Será como nuestro profe dice, pero yo, para mi gusto, te doy la razón.
Y para sensaciones, tuve la propia intemperie de mi niñez.
Besos y mil gracias por tus comentarios en casa, aunque yo estuviera pastoreando por ahí y acullá.
...y dándole fuerte a mi escoba.
Buenas noches, Paco Cuesta:
Para entender situaciones, cuando no nos atañen personalmente, las fechas, lugares y nombres, pueden quedar relegados.
Pero, -en lo propio y cercano- me gusta precisar con calendario y casi cronómetro en mano, los detalles que me parecen importantes. Para eso tenemos la escritura.
Quizá el autor, previamente, suprimiera esos datos antes de publicar.
En la lectura -mentalmente- hemos puesto rostro al chico, al padre, al maestro, al alguacil, al viejo, al tullido, ...
Saludos
A la novela le falta la banda sonora. Esas dos canciones de época se ajustan perfectamente a la narración: Un puente que nos salva de la oscuridad, de la agenda intacta, que nos guía al norte de la esperanza.
Un abrazo.
Un lugar cualquiera, en un tiempo cualquiera...no lo veo yo tan claro. Carrasco universaliza pero habla de unas experiencias muy muy concretas.
Besos, Paco.
Hay novelas o cuentos que necesitan lugares, fechas y nombres, pero hay otras, como esta de Intemperie, que han nacido y se han gestado así y me parece bien que sea de esta forma . En este caso el conjunto de la novela lo requiere y yo no echo en falta ninguna concreción en fechas, nombres y lugares. Ni tan siquiera había echado de menos a las mujeres....descubierto esto por Abejita.
Un abrazo
Luz
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