Nos conocíamos como se conoce la gente
de una población menor: de la salida de la iglesia en alguna celebración, el
aperitivo de los domingos o como ahora, en una de esas degustaciones
multitudinarias por lo gratuitas en las fiestas del pueblo. Estábamos en un
rincón, lejos del mundanal ruido.
-¿Quieres un plato para ir por la paella? He
traído dos por si acaso.
-¡Vale! No pensaba ir, pero si me acompañas,
acepto.
-¡Claro!
Y así nos re-conocimos y surgió la
«química», el feeling. Ya en la fila,
con el plato prestado en la mano la identificación era necesaria:
-Me llamo Ramón ¿y tú?
-Yo Eva.
Conocer la razón de cada uno, la
necesidad de desahogo, o tal vez estar en la frontera de la angustia,
cualquiera, o todas ellas, fueron la llave para que el diario de la confidencia
abriera sus páginas.
-Créeme: hay épocas en las que todo, todo,
parece carecer de sentido, es como si subiendo una pendiente al llegar al
rellano viniera otra y otra y otra más. Y sigues subiendo encadenando punzadas
y ahogos que te superan, que te angustian y te vas sintiendo más y más
vulnerable; miras atrás y solo ves fragmentos de una vida fracasada que no
compensa, que no hay razón para ser feliz.
-La vida es desconcertante, a veces injusta –dije–
sin querer profundizar en nada más que en el brillo acuoso de sus ojos.
-La mía es una página más en la historia del pueblo,
una página que procura –no sé por cuanto tiempo– mantenerse oculta o al menos
borrosa. Mi marido tiene otra relación, mi hijo se ha liado con una de dudoso
futuro mayor que yo, a mí se me acaba el contrato y la empresa va mal. La vida
es un regalo muy raro.
-La vida es un milagro, desconcertante a veces
injusto otras, que discurre por un río de lágrimas pero no deja de ser un milagro, el problema está en que dejemos de
querernos y solo confiemos en que alguien nos quiera y cuando descubrimos que sí
hay quien nos quiere pensamos que no lo merecemos porque la soledad es nuestra,
que para eso nos la hemos ganado. Queremos desaparecer.
-Pero…
-Espera. La vida te necesita, necesita tu voz,
tu aliento, tu existencia, sin ellos estaría incompleto el mundo, cada uno de
nosotros es algo irrepetible por insignificantes que nos creamos. El mundo
necesita tu vida, tu trabajo, tu presencia para seguir siendo mundo. La vida
como dices es un regalo, puede que a veces no sea ni el deseado ni hermoso,
pero seguro que siempre se puede vivir hermosamente.
5 comentarios:
Somos una piececita del puzzle.
Reflexión.
Un abrazo, Paco.
La vida es injusta pero hermosa nos pone a prueba muchas veces para que aprendamos a sacarle partido siempre. En nosotros está que sepamos aprovecharla.
Rubrico lo que dice Mojadopapel.
De nosotros depende.
Me gusto este relato reflexivo.
Un abrazo
La vida es desconcertante, pero a veces te da sorpresas en forma de arroz.
La vida tamnbién es eso, compartir unas frases: y cómo calientan el ánimo
Un abrazo, Paco. Qué certero.
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