Dos
meses después de estallar la Guerra Europea comienza a publicarse en el diario El Pueblo de Valencia la serie de
cuadernos semanales Historia de la guerra
europea. Vicente Blasco Ibáñez, su autor, es consciente de que no está
narrando desde la independencia y la imparcialidad. No. No busca historia es
una acción de propaganda francófila sin apoyo oficial. Consecuencia de ello, y
ahora sí con ayuda francesa, visita puestos avanzados del frente, las ruinas
del pueblo del Marne y el cuartel general del 5º ejército en Reims vetados a cualquier
civil incluso francés. Este fue el comienzo de Los cuatro jinetes del Apocalipsis.
Tras
la amarga experiencia de la aventura americana en que dejó prácticamente todo su
patrimonio, Blasco ya no es el escritor de novelas sin tendencias políticas;
sigue defensor de lo que entiende como causas nobles y opuesto sin fisuras a
quienes opinan lo contrario. Asentado en este criterio concibe Los jinetes, obra partidista y
aliadófila escrita con la espontaneidad e indignación de quien ve –como ocurriera
en otros muchos casos– a los franceses como «buenos» y a los alemanes como «malos».
El lector indulgente y consciente de que novela e historia no son la misma cosa
verá en la obra una realidad en la que todos pierden.
Imagen Wikipedia
2 comentarios:
Qué acertada entrada, Paco. Y estoy de acuerdo con su final: todos pierden. Las causas están muy claras para Blasco Ibáñez pero en las consecuencias el dolor es general.
Blasco Ibáñez escribe con la emoción de quien narra lo que está viviendo...y se ha comprometido a ello. La narración de la guerra no deja de ser una inmensa obra de arte. Sin fisuras, los malos y los buenos, como dices. Con un ritmo trepidante.
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