«Marcela»
Los
libros del lince es una pequeña editorial independiente que cree en los buenos
escritores y en la necesidad de publicar libros capaces de contribuir a los
debates públicos de forma crítica, y que miren el mundo desde nuevos puntos de
vista.
Creemos
que los buenos libros, como el lince ibérico, pertenecen a una especie muy
bella que se encuentra en peligro de extinción. Nosotros tratamos de luchar por
conseguir que sigan vivos.
Manhattan, enero 2016. Olvidados de
Rocinante y el rucio, don Quijote y Sancho travestidos de androide y pacífico
ewok de La guerra de las galaxias debían
de adaptarse a los nuevos tiempos y así lo hacen por obra y gracia de Marina Perezagua
en Don Quijote de Manhattan. El
purista quijotesco puede ver como una profanación la reutilización –hay antecedentes–
de los personajes de Cervantes cuando ambos son aclamados por un grupo de
manifestantes desnudas o participan en una sesión de cibersexo, entiendo que no
es tal. También en la novela de las novelas se trataba de –como en un sueño– arreglar el mundo. Allí fue, tal vez, el Amadís de Gaula, aquí La Biblia.
La apuesta es arriesgada y atrevida
por lo que tiene de metaliteraria combinando el lenguaje de Cervantes
(liciones, vuestra merced…) con el contemporáneo (comida basura, comercio de
armas, racismo…). El lector –este lector– testigo en fin de los desequilibrios
y aspectos chocantes de una sociedad que no es la suya, se auto obliga con la
lectura a conocer mejor asuntos y lugares que le son extraños (Woodside, Dicks,
Starbucks, Meadows Natatorium), a indagar sobre grupos étnicos (los shilluk) y ¡por qué no! Recordar
a Gilgamesh. Todo y siempre bajo la premisa de una narración cómica que se torna
onírica y catastrófica «Derribados estamos, mas no destruidos» a partir del capítulo
XXIV cuando Quijote y Sancho vagan desnudos y sin zapatos en pos de «Marcela».
Quiero buscar –es tiempo de deseos– un
paralelismo entre «el rosario de planchas de plástico doradas y brillantes» que
cubrían a modo de dignísima armadura «el cuerpo todo» de don Quijote y la «pequeña
editorial independiente que cree en los buenos escritores». El insigne
caballero discurre por las calles de Manhattan con el «aggiornamento» que le
corresponde. La obra de Marina Perezagua debe ubicarse en espacios singulares.
5 comentarios:
¿Y este don Quijote -el mismo y diferente- también comprenderá que el mundo no tiene arreglo pero que no hay que dejar de intentarlo con esperanza?
Inteligente entrada, Paco.
Sin duda una obra singular, que puede gustar o no, pero la autora lo ha intentado.
Los buenos libros llevan a otros buenos libros. ¡Feliz Navidad, Paco!
Sin duda esta editorial ha acertado con el libro de Marina Perezagua. A mí sí me ha gustado, tanto en el tono, como en el ritmo y su contenido.
Feliz año 2017 que inauguraremos con esa olla podrida en el restaurante El Alfoz. Allí nos veremos, quizás antes nos encontremos por Aranda,
Beos
A mi también me ha gustado, todo un acierto el de estos linces.
Y si hay olla podrida, claro que nos vemos allá
(en el plano real y concreto) que ya va siendo tiempo...
Besotes
Publicar un comentario