A
veces, algunas veces, cuando leemos la atención queda atrapada por la historia:
el bueno el malo, la madre el hijo, los amantes... ¡es normal! Otras, quizá
menos, el interés se centra en el lenguaje, que –a mi juicio– tiene mayor importancia cuanto más
próximo es. Próximo al lector y próximo en el sentido de fiel, a la época en
que transcurre la acción. Dicho así parece una obviedad, pero no lo es tanto.
Todo
esto viene a mientes de la novela en la que José Antonio Abella cuenta la
aventura «tan exorbitante del regular orden de las cosas» (Theatro Crítico Universal
padre Feijoo) de El hombre pez.
Podemos hablar de la trama, la estructura, el documentalismo, incluso del libro
como objeto material, sí. Pero, gustaremos tanto más de la novela cuanto mayor
atención pongamos en la prosa, en el lenguaje que emplea. Descubriremos cómo,
la palabra adecuada siempre está en el renglón necesario.
7 comentarios:
Totalmente de acuerdo contigo. El lenguaje siempre es importante en cualquier escrito, pero en esta novela, es admirable lo bien que lo ha sabido hacer Juan Antonio Abella.
Un abrazo
Pasar de Pedro Páramo, tan enrevesado todo, a El hombre pez donde las cosas están tan ordenadas desde el índice es como subir al Everest o quedarte por aquí más a mano en cualquier montaña doméstica. O torear un Miura o un Domecq (esto sólo para los que entiendan algo de toros bravos, eh). Este autor es muy bueno, tiene una vivacidad en su prosa que se ve en pocos escritores.
Un abrazo.
Lo uno no está reñido con lo otro. Lo uno nos lleva a lo otro. O lo otro a lo uno.
¡Qué mar de información documentada nos ofrece Abella y como sus palabras nos lo convierten en algo atractivo, la magia de su lenguaje!
No creo que haya muchos lectores de "El hombre pez" que se queden en la pura historieta, a ese tipo de lectores un libro como este se les cae. Otra cosa es estar pendiente del subjuntivo o el artículo, lo cual no está mal, pero no es necesario para gozar de una lectura.
Un abrazo, Paco. Gracias por tu reflexión.
Me parecen oportunas estas palabras de José Antonio Abella:
«El lenguaje es el gran desafío de toda obra literaria. A mí se me hace insufrible la lectura de cualquier libro que no respete esa premisa, lo que no significa caer en la trampa de las florituras lingüísticas. Todo lo contrario: en la literatura, como en la vida, la belleza y la sencillez suelen ir de la mano».
http://www.elnortedecastilla.es/segovia/extraordinaria-historia-hombre-20171111141753-nt.html
Por estos lares apreciamos bastante la palabra justa en el justo renglón, y a poder ser sin mirar mucho el diccionario.
La verdad es que para ser una obra ambientada en el siglo XVII no hay ninguna palabra o situación que disuene.
Todo un acierto: por eso, Abella es un gran escritor que puede tomar una historia conocida previamente y trasformarla sin cambiar un hecho.
¡Qué buen resumen: "la palabra adecuada siempre está en el renglón necesario"!
Me encaaaantó el libro,
Besos
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