Reflexión

Cuando triunfó el nuevo material de escritura [el pergamino], los libros se transformaron en cuerpos habitados por palabras, pensamientos tatuados en la piel. (El infinito en un junco. Irene Vallejo).

sábado, 24 de junio de 2023

 06- VICENTE BLASCO IBÁÑEZ.  María y Vicente idilio en la distancia.


María Blasco del Cacho y Vicente Blasco Ibáñez en la terraza de su chalet de La Malvarrosa

María de Cervellón, Manuela, Josefa, Juana, Gerónima, Micaela, Julia, Ambrosia, Estefanía y Vicenta Blasco del Cacho, hija única, quinceañera, huérfana de padre, educada en ambiente religioso, culta, morena de ojos negros y mirada serena que se desenvolvía bien con el piano y la lengua de Molière, formaba parte de la burguesía valenciana, su padre abogado ilustre, fue secretario del político, periodista liberal y Gobernador Civil José Peris y Valero.

Vicente por contra, creció en el ambiente del comercio, sus padres aragoneses de origen cambiaron su pueblo natal por valencia en busca de un futuro mejor. Aquí nació, se educó y esta fue siempre «su tierra». Matriculado en Derecho en 1882 terminó la carrera en 1888, posiblemente por complacer a María, que vivía con su madre y abuela en la alquería[1] de un hermano de su padre en el entorno del actual mercado de Colón.

Tarde de otoño de 1885: en casa de los señores Blasco de Cacho tiene lugar una reunión típica de la época: se toca el piano, recitan poesías y sirve chocolate con cocas de llanda[2]. Vicente Blasco invitado por un amigo común conoció a la que seis años más tarde habría de ser su esposa. El romance se estableció muy pronto, María pasa los veranos con su madre en Villavieja (La Vilavella; Castellón) y Vicente solo puede visitar a su novia en fines de semana.

Dada la precariedad de información en torno a doña María, resulta obligado acceder a los fondos digitalizados: cartas, artículos, reseñas de prensa que podamos encontrar en la Casa Museo, Biblioteca Valenciana Nicolai Primitiu, y hemerotecas. El epistolar, por su carácter privado e íntimo es en este caso concreto un género clave al mostrar sentimientos y emociones ausentes en un texto pensado para la difusión. Confirma esta tesis el cuidado y esmero con el que la Fundación (CMVBI) viene conservando la correspondencia conseguida de Blasco y para Blasco a efectos de investigación. En consecuencia, las cartas formarán parte importante en esta labor. Las observaciones añadidas al respecto lo son a título exclusivamente personal, será el lector al margen de nuestras consideraciones quien establezca los matices.

-Valencia, septiembre 25/1885[3].

Nenita mía:

¡Si supieras cuánto te adoro María mía! Lo mucho que te quiero me ha sumergido en un estado del cual a ratos me río o tengo miedo.

¿No es verdad que me quieres mucho nenita?

Esto de no verte todos los días, monísima mía, me tiene excitado y hasta rabioso.

Adiós Ángel mío, alma de fuego, labios de miel, adiós, y perdona por aquello que he dicho antes y por la mala noticia que te doy a tu

Vicente

-Valencia agosto 1887

Mi adorada María, amor mío:

Perdóname, pero no puedo ir mañana. Le he pedido permiso a mi papá y me ha dicho que fuera a Villavieja si quería, pero que yo no pensaba en lo principal, que es acabar la carrera. [...] creo que por esto no te enfadarás. Vale más que estudie estos días y salga bien en los exámenes, porque así podré tener la carrera acabada y ponerme a trabajar inmediatamente para que nos casemos... 

Nada por tanto más nuevo ni más viejo que las expansiones románticas de un

enamorado.

Terminada la carrera de Derecho en octubre de 1888, entra de lleno en la causa republicana; funda y publica La Bandera Federal, semanario dirigido por él mediante el que la clase humilde se acercaba, por sí o por escucha[4] a la posibilidad de formar parte de una nueva sociedad más justa e igualitaria. En julio de 1890 dirige una manifestación contra el nuevo jefe de Gobierno Cánovas del Castillo, este, abre expediente disciplinario a los republicanos más destacados lo que provoca una novelesca huida de Blasco: tras esconderse en una barraca de la Albufera, una barca de pesca que hacía contrabando lo lleva a Argel, donde embarca para Marsella y de allí a París. Para María –Penélope en esta odisea– la distancia ya no es Valencia – Villavieja, salvable con facilidad sino, Valencia – París.

-París, septiembre 16/1890

Mi querida Marujita:

No te he contestado inmediatamente porque he estado ocupado muchos días...

-París enero 29 /1891

Mi   querida Marujita:

Dispénsame que no te haya escrito antes, pero me encontraba estos últimos días sin un céntimo y no tenía ni un real para un sello….


El amor por la política y las letras unido al distanciamiento de las cartas («No te he contestado inmediatamente». «Dispénsame que no te haya escrito antes») debió ser interpretado por madre e hija de otra manera de forma que, inquietas, planean viajar a Francia en busca de Vicente e incluso establecerse allí; empezaba a escribirse la crónica de una angustia anunciada. Desde el noviazgo, María hubo de convivir con la vigilancia policial; tras la manifestación contra Cánovas las autoridades locales convencidas de que Vicente está escondido en Valencia controlan a prometida, futura suegra y padres del fugitivo.



[1] Casa de labor, con finca agrícola, típica del Levante peninsular

[2] Variedad de bizcocho típico valenciano hecho con harina, azúcar, huevos, aceite y leche.

[3]   La correspondencia familiar transcrita, procede fundamentalmente de los registros digitalizados que se custodian en la Casa Museo Vicente Blasco Ibáñez de Valencia (CMVBI) y han sido consultadas o confirmadas del 19 al 21 de febrero de 1919. Haremos mención específica de cualquier otra fuente que no fuera esta.

[4] En determinados lugares de reunión era frecuente que, debido al elevado nivel de analfabetismo, un compañero leyera noticias o narraciones a los menos cultivados.


1 comentario:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

La vida de Vicente Blasco Ibáñez es una novela que merecería la pena adaptar al cine.