A
veces, algunas veces, buscamos el silencio y es normal necesitamos paz,
establecer una cita con nosotros mismos sin testigos ni intermediarios, escuchar solo nuestra propia voz. En ocasiones el silencio nos viene impuesto por
circunstancias exteriores o usos sociales en los que ni siquiera el rumor es
pertinente, pero hay otros como el inquietante silencio de la disensión
que germina no como
consecuencia del tiempo y la costumbre sino como brote de un conflicto no
anunciado cuyo signo externo es la falta de diálogo. Me preocupa esta modalidad de oposición
alojada en una más que notoria indiferencia.
Dijo
una voz popular con tono de venganza que quien
calla otorga, yo diría que en una relación tan próxima, íntima y delicada como la de pareja quién calla disiente muchas veces por cansancio y es que el
silencio reiterado viene a ser un modo de mantenerse cada cual en su postura
por miedo, por cobardía o tal vez de sobredimensionar los problemas hasta que no
tengan solución esperando que “el otro”
disuelva la sociedad por hartazgo y poder, en esta forma, acomodar nuestra espalda a la queja.
Dejadme
que diga que convivir es una necesidad, que si alguna vez amamos merece la
pena buscar el consenso, retomar el sentimiento y seguir en la lucha sin perder
la independencia, ni la esperanza, ni la paz, ni la sonrisa.
2 comentarios:
Sigamos en la lucha, con silencio o con palabras. Con amor, siempre.
Besos, Paco.
Y a veces las palabras hacen tanto daño que es mejor callar a la espera de que pase el ruido.
Excelente, Paco.
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