Escultura del hombre pez en Liérganes
Anécdota.-
Relato breve de un hecho curioso que se hace como ilustración, ejemplo o
entretenimiento
(Acepción 1 del DLE).
¿Cómo
definir El hombre pez? Con permiso de
José Antonio Abella, yo diría que es una anécdota amable, tierna, escrita y
documentada cómo solo su autor sabe hacer. También, que por un camino de
inocencia azul como los ojos del protagonista nos traslada al siglo XVII: “una época de hambre y de miseria, cuando el
pan de oro procedente de las Indias doraba los retablos de las iglesias y el
pan negro de los pobres no era suficiente para alimentar a los súbditos de un
rey en cuyos dominios no se ponía el sol” (pág., 64).
Con
una prosa clara, sencilla y asequible, hace Abella un guiño a la cuestionada
segunda parte del Lazarillo, en que
Lázaro se convierte en atún, se casa con una atuna, es pescado y vuelve a ser
hombre.
La
novela es un vergel léxico. Términos marinos (urca, bauprés, fanal, relinga);
palabras en eusquera para –cuidado– un piropo: (zure begi urdinak gustoko ditut) y hasta clases de buceo arropan el
relato en invitación obligada a la lectura activa.
3 comentarios:
Nace en el agua como Lázaro, en el siglo en que era en las Indias honrado para ser en Génova enterrado, el oro que no se convertía en pan.
Esos ojos azules como el mar apaciguan las tormentas.
Besos, Paco.
¡Qué linda presentación que que invita a la lectura Paco!
Yo ya comenzado la lectura y está gustando mucho
Besos
Excelente visión porque a través de esa anécdota nos adentramos en la mente humana y en los comportamientos sociales con el diferente. Y en el retrato de una época.
Publicar un comentario