Reflexión

Cuando triunfó el nuevo material de escritura [el pergamino], los libros se transformaron en cuerpos habitados por palabras, pensamientos tatuados en la piel. (El infinito en un junco. Irene Vallejo).

jueves, 29 de octubre de 2009

Literatura y edad

Supongo que soy de los muchos, o quizás el único, a los que en época de estudiante, las asignaturas de literatura, historia y geografía nos parecían "peñazos". Lo mío era la tecnología, la física o incluso las matemáticas. A medida que transcurre el tiempo, y sin llegar hasta el día de hoy, mis prioridades en éste sentido van cambiando y el interés por la literatura aumenta en progresión. Buscando el porque del cambio hago mías las palabras del profesor Pedro Ojeda, "lo que más duele es que no nos hayan enseñado a apreciar y entender mas que una parte del saber". La evolución no es sólo debida a la edad, sino al interés y al ambiente en que se nos presentaban las asignaturas citadas que no eran los más idóneos. En ese entorno la poesía pasó por nosotros como algo cursi y ñoño sólo apto para enamorados, el teatro, como un espectáculo,la novela, como un pasatiempo y del ensayo...ni te cuento. A partir del impresionismo todo es como una nebulosa difícil de comprender,(quizas, no es entendible).
Reflexionemos: ¿Por que con la música no me ocurre lo mismo?: entiendo a los Beatles, a U2, a los Bravos,a Queen... Si la comprensión, la ceñimos a la edad, yo debiera de ser de pasodobles y boleros y no es así, tal vez, la música de los 60-70 me enseñaron a entenderla, quiza mi entorno, quiza los medios de difusión, no se.
"Si das un pescado a un hombre, comerá un día, si le enseñas a pescar, comerá toda su vida". A nosotros, la sociedad de nuestra época en éste sentido nos dió un pescado, por tanto: APRENDAMOS A PESCAR. Quiero con ësta reflexión agradecer la labor de los profesores que, nos crean ésta inquietud por descubrir y aprender, que en definitiva nos ayuda a tener una visión más completa del tiempo que nos toca vivir; e invitar a todos a ésta tertulia virtual.

miércoles, 28 de octubre de 2009

Cambiar es vivir

Estamos asistiendo a un auténtico bombardeo de slogans, consejos, terapias y procedimientos “anti-edad”, en los que se olvida lo más fundamental, que son las limitaciones que a menudo se presentan para realizar sin ayuda las tareas de la vida cotidiana y la predisposición de cada cual para afrontar los cambios que, a lo largo de nuestra vida, se producen en nuestro cuerpo, en nuestra mente y en el medio que nos rodea. Desde la gestación estamos destinados a ser niños, adolescentes, adultos y mayores. Vemos con mimo la infancia, con entusiasmo la adolescencia, con orgullo la madurez. ¿ Y la jubilación o la vejez ¿ La vinculación entre edad y capacidad, es innegable pero, se trata de utilizar nuestro potencial personal (ahora que tenemos tiempo) y responder a los retos del ambiente, no sólo para sobrevivir en él, si no para procurar su transformación, porque, nuestras acciones, también educan. Podemos cantar, ir en moto, correr, pasear, incluso practicar judo. Degustar un buen guiso o un buen vino y como no disfrutar de un buen grupo de amistad y tertulia.
Utilizar el tiempo a nuestro antojo, hacer lo que a cada uno le gusta, aprender sin obligaciones son de esas cosas impagables a las que no todos pueden acceder, así que ¡vamos a aprovecharlas!

sábado, 17 de octubre de 2009

El Alfoz

Alfoz, tiene un sonido mágico, a tierras donde los protagonistas son caballeros que por ellas cabalgan, entre piedras milenarias y caminos llenos de leyendas.

Alfoz es un término de origen árabe (al-hawz), que hacía referencia a un conjunto de pueblos que formaban parte de una sola jurisdicción. Es por tanto un conjunto de aldeas y zonas rurales que dependían de las autoridades municipales de la villa.
Cuando los árabes fueron desalojados de Castilla, éstas tierras fueron repobladas por cristianos que se agruparon en pequeñas aldeas ó "burgos".
En éste conjunto de aldeas, el contraste paisajístico,es permanente: de los bosques autóctonos a los roquedales, de éstos a los pastizales, o a llanuras yermas y pedregosas.
Siempre he sentido una especial atracción por éstas aldeas con sus gentes y costumbres. Eran como un pequeño mundo donde el tiempo tenía otra dimensión. Lo que hoy llamamos relaciones sociales, estaba plenamente implantado, como por instinto. La población formaba un "todo": limpiaban los caminos, cocían el pan, hacían las sendas ante las grandes nevadas, las mujeres eran matronas y enfermeras, los hombres bomberos improvisados ante un incendio.
Me gustaría recuperar esa esencia con todos vosotros y volver a formar entre todos un alfoz (en éste caso virtual) de ideas, inquietudes y comentarios.