Desde la lectura de las
aventuras del Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha el Club de lectura
virtual de La Acequia no se había enfrentado a un reto como el presente: la lectura
de La saga/fuga de J.B. El programa, compartido con el Club
presencial de lectura de la AA.AA. de la Universidad de Burgos, amplía el
radio de acción y opinión, que en empresas de cierto calado como la presente es un dato a tener
en cuenta.
La saga/fuga de J.B., no es -evidentemente- para leerla de una
sentada, es más me atrevería a decir que ni de dos, o tal vez de más. Porque, Castroforte del
Baralla, escenario de La saga se sitúa entre lo real y lo fantástico, más bien lo
segundo, y Torrente Ballester padre de la criatura delega según su
confesión -mi estructura mental no sirve para contar esto y necesito que lo cuente
otro- en José Bastida: pobre, feo y
represaliado profesor de gramática que inventa la historia en aras de conseguir
algún provecho.
En el siglo XVIII Godofredo Barallobre crea la leyenda de unos
personajes cuyos nombres responden a las iniciales J.B. predestinados a conseguir
la liberación de Castroforte y que seguirían reencarnándose
en personas que tuvieran esas iniciales hasta que uno de ellos llegara a conseguir
la independencia de Castroforte y liberarla del poder opresivo de los godos,
habitantes de Villasanta de la Estrella, principales enemigos de los nativos de Castroforte que eran celtas.
El párrafo que antecede es ya de por sí farragoso, y solo consta de unas líneas. Si sumamos a esto un sin fin de idas, venidas, descripciones y diálogos fantásticos en no menos de setecientas páginas , tendremos ya una aproximación del reto al que Damas y
Caballeros de ambos clubs de lectura se enfrentan.
Puede acometerse la lectura como una metáfora sobre la España de
la época (1972) con las características del poder y clima moral impuesto como
asegura el propio escritor: Al fondo está, quieta y terrible, la realidad
española. Por ejemplo: país ocupado por partidarios de la república (celtas)
que desea liberarse de la opresión de unas figuras, civiles y religiosas, autoritarias (godos).
También en clave de la historia como invención: el gobierno los Godos no
admite la existencia de Castroforte -ni por supuesto de los J.B.- en la que sí
creen lo Celtas.
Puestos a buscar, encontraremos también rastros Quijotescos: en La saga/fuga hay, sin duda, relatos épico-caballerescos, con un tanto de locura
imaginativa sin olvidar la reinterpretación cervantina de la novela. José Bastida, sin dejar de ser quien es,
parte de una situación límite y como
Alonso Quijano, ambos se ven obligados a refugiarse en su mundo interior.
El argumento está ramificado en mil y una direcciones, historias
entremezcladas y humor, mucho humor, tanto que rompe los clichés establecidos. Pueden
extraerse tantas conclusiones que como afirma respecto de la novela Pere
Gimferrer: “es una sátira literaria que reclama varias lecturas”.
Fieles al consejo de los que más saben nos proponemos leerla con reposo,
en varios tiempos para interpretarla digerirla con el sosiego que merece. Sin pausa pero sin
prisa.