Reflexión

Cuando triunfó el nuevo material de escritura [el pergamino], los libros se transformaron en cuerpos habitados por palabras, pensamientos tatuados en la piel. (El infinito en un junco. Irene Vallejo).

miércoles, 12 de febrero de 2020

COMPLEJIDAD Y SIMBOLISMO. POETA EN NUEVA YORK, RAFAEL GARCÍA LORCA



Autorretrato en Nueva York (Federico García Lorca)

Quiero pensar que una de las formas de expresar gráficamente la complejidad de Poeta en Nueva York (otra de las habilidades de Lorca fue el dibujo) es su trabajo en tinta sobre papel titulado Autorretrato en Nueva York, fechado entre 1929 y 1931, por cuanto tiene de expresión íntima y reflexión sobre lo real y lo irreal.

Cuando escribimos conscientemente o hacemos «monigotes» en una hoja (inconscientemente) proyectamos sobre el papel algo de nuestra personalidad y estado anímico. Autorretrato, ese mundo abstracto de esquinas; animales peligrosos; rascacielos con ventanales sustituidos por letras; una cabeza sin cuerpo de cara ovalada y cejas muy pobladas, en mucho se parece a: «interpretación personal, abstracción impersonal sin lugar ni tiempo» que es como Lorca definió en la entrevista concedida a La Gaceta Literaria en 1931, el libro que hoy conocemos como Poeta en Nueva York.

Nueva York para Lorca es una ciudad no menos negativa y destructora de valores, que la Metrópolis de Fritz Lang:

Óxido, fermento, tierra estremecida.
Tierra tú mismo que nadas por los números de la oficina.
¿Qué voy a Hacer? ¿Ordenar los paisajes?
¿Ordenar los amores que luego son fotografías,
que luego son pedazos de madera y bocanadas de sangre?
Oficina y denuncia
.
Una ciudad donde solo el dolor del poeta muestra el sufrimiento de los hombres desamparados incluso por la Iglesia:

Los maestros enseñan a los niños
una luz maravillosa que viene del monte;
pero lo que llega es una reunión de cloacas
donde gritan las oscuras ninfas del cólera.
[...]
El amor está en las carnes desgarradas por la sed,
en la choza diminuta que lucha contra la inundación.
Grito hacia Roma.

Pero con Lorca el tema del amor siempre está presente, con él comienza el poemario:

Allí, león, allí, furia del cielo,
te dejaré pacer en mis mejillas;
allí, caballo azul de mi locura,
pulso de nebulosa y minutero.
Tu infancia en Menton.

Con él, concluye la obra dejando atrás la ciudad del desamor y un deseo. La Habana:

Cuando llegue la luna llena iré a Santiago de Cuba,
iré a Santiago.
[...]
Y con el rosa de Romeo y Julieta
Iré a Santiago.
[...]
¡Oh cintura caliente y gota de madera!
Iré a Santiago.
Son de negros en Cuba

El lector no ha encontrado en Poeta, los personajes objetivos y en ocasiones patéticos que mostraba el mundo interior del protagonista de Romancero.