Reflexión

Cuando triunfó el nuevo material de escritura [el pergamino], los libros se transformaron en cuerpos habitados por palabras, pensamientos tatuados en la piel. (El infinito en un junco. Irene Vallejo).

domingo, 13 de agosto de 2017

PÁGINA EN BLANCO


En Chicos revista infantil española publicada entre 1938 y 1955 –época dorada del tebeo español– uno de los personajes de cuyo nombre no puedo acordarme, decía «lo veo todo claro». La viñeta siguiente estaba en blanco con una nota aclaratoria «Explicación para niño tonto: esta viñeta está en blanco porque el inspector lo veía todo claro».

En estos días previos al síndrome postvacacional en que las redes sociales venidas a publicación periódica rebosan de imágenes (viñetas) lúdico- placenteras, en estos días, me asedian las páginas en blanco; caminan junto a mí. Se sientan conmigo cuando en la sombra del castaño busco refugio. En el duermevela de la siesta agostera me sonríen burlonas y como perro fiel y obstinado me siguen en el paseo vespertino pidiendo –sin resultado– un garabato.

Es una sensación estacional, un espejismo, un azar, no la antesala del olvido o el anuncio de un desahucio.


Hoy, sin saber por qué, he atrapado a una de mis perseguidoras emborronándola con un ¡hola, hasta pronto! Tal vez en unos días lo vea todo claro.