La
Institución Libre de Enseñanza separada de la universidad desde su fundación por defender la libertad de cátedra y
negarse a ajustar sus enseñanzas a los dogmas oficiales en materia religiosa,
política o moral hacía caso omiso a los preceptos estatales de la enseñanza
secundaria. Antonio tras su paso por la ILE, sin exámenes ni libros de texto, no
encuentra motivación en el bachillerato
y así lo manifiesta: «Pasé por el Instituto y la Universidad, pero de estos
centros no conservo más huella que una gran aversión a todo lo académico».
Demófilo, el padre de Antonio, muere en 1893 a
los 47 años sin el reconocimiento de la sociedad a su intenso trabajo y
dedicación en pro del folclore. Durante el verano de este año la inquietud de
Manuel y Antonio Machado los empuja hacia una aventura periodística en el
semanario satírico La Caricatura. El biógrafo Miguel Pérez Ferrero
afirma que los dos hermanos colaboraron en «secciones muy varias» bajo
«diversos seudónimos». Manuel y Antonio, interesados por el teatro frecuentan
el mundo de la farándula, se codean con actores e incluso sueñan con serlo
ellos mismos.
Machado
Núñez, el abuelo, muere en 1896, los Machado no pierden solo al cabeza de
familia, también su sueldo de profesor indispensable para el mantenimiento del
grupo familiar; ahora, sólo la abuela Cipriana Álvarez Durán los mantiene.
Manuel tiene 22 años y estudia en Sevilla, Antonio 21, no ha terminado el
bachillerato, le apasionan las tertulias, el teatro y la bohemia (llegó a
entrar como meritorio en la compañía de María Guerrero). Es un tiempo en el que
el mundo cultural español sueña con París, la ciudad del amor, la cultura, el
simbolismo en poesía y el impresionismo en pintura. Manuel a principios de 1899
se traslada a París donde trabaja como traductor, meses después le sigue
Antonio. En la capital gala viven la noche, contactan con las élites europeas y
con los simbolistas franceses. Manuel, más noctámbulo tiene ya cierto prestigio
en Madrid; Antonio, más reflexivo, todavía no ha publicado nada; posiblemente
París y la poesía de Paul Verlaine detonaron su vocación lírica.
Antonio
volvió a Madrid con 24 años dispuesto a terminar el bachillerato, solo le
faltaban las asignaturas de 1º y 2º curso de francés que, ahora, tras la
experiencia parisina pasa con sobresaliente. En 1900 se matricula en la universidad,
pero no aprueba ningún examen hasta 1915. Aún hará Antonio otra visita a París
para acceder a un empleo modesto en el consulado de Guatemala. Según algunas
fuentes lo despidieron por su “torpe aliño”, sin que sea posible confirmar esta
u otra causa.
En
1904 muere la abuela Cipriana Álvarez Durán con lo que la penuria de los
Machado recrudece. Giner de los Ríos que tiene gran influencia sobre el poeta,
sugiere que, aprovechando sus conocimientos de francés oposite a una cátedra de
lengua francesa para institutos de segunda enseñanza. La asignatura ubicada entonces
(como gimnasia y otras) en el escalafón menor, solo exigía el título de
bachiller para acceder al puesto de docente.
Después
de trámites, gestiones y esperas, el 4 de abril de 1907 se publica la lista de
aspirantes a las siete cátedras disponibles, a Machado, quinto de la lista le
quedan: Soria, Baeza y Mahón. Antonio elige Soria.
En Soria descubre a Leonor, el primer amor de su vida y en Soria lo pierde tres años más tarde. La cruda realidad soriana devuelve a un hombre de letras profesor de instituto de torpe aliño, que nos ha legado una de las obras poéticas más leídas y cantadas de todos los tiempos.
<--Matrimonio Machado-Izquierdo
Con vuestro
permiso, seguiremos hablando de Machado.