El Decamerón, de Franz Xaver Winterhalter
El artículo 1 de la declaración Naciones Unidas en 1994 sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer define violencia de género como:
Todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública o privada.
Con frecuencia se trata de dar explicación a este tipo de violencia atendiendo a: trastorno mental, adicciones, propia naturaleza de la mujer (que lo busca o lo provoca), estrés laboral, incapacidad del agresor para controlar sus impulsos, problemas económicos, celos, etc.
Es creencia generalizada que víctimas y agresores son parejas mal avenidas de bajo nivel cultural y económico, inmigrantes, en resumen, diferentes a nosotros, “a mí nunca me pasará eso”.
Los maltratadores (hay muy pocas mujeres), pueden tener problemas, pero no peleas con su jefe, compañeros o el camarero del bar habitual. El estrés afecta a mucha gente, pero no todos se vuelven violentos con su pareja.
A mayor abundamiento, hay un hecho constatado y constatable: un hombre puede transitar por un descampado, correr al atardecer en bermudas y camiseta, o dormir al aire libre… una mujer no.
Madrid, 3 Jun. (Europa Press),Transcripción textual:
La comisión de Feminismo de la acampada de la Puerta del Sol, que ayer denunció durante la asamblea general que han sufrido agresiones sexuales, guardará silencio hasta esta noche, cuando emitirá un comunicado que estará supervisado por la comisión de Legal ya que, según sus portavoces, "en términos legales no hubo agresión sexual".
Además, después de hablar directamente con la comisión de Feminismo, José Luis ha subrayado que "parece ser que ellas no dijeron que sufrieron agresiones sexuales como han dicho los medios", sino que han "sufrido abusos y acosos". "En términos legales no se llegaría a una agresión sexual. Nada que ver con agresión directa", ha aclarado.
Los movimientos de denuncia (a veces también se pasan) sobre la posición de la mujer en la sociedad, tan en boga hoy día, no es un descubrimiento de las últimas décadas.
María de Zayas y Sotomayor (1590 -¿1661?) . Es una figura femenina rodeada de un cierto misterio, no se poseen datos de ella desde 1639, sólo conocemos algunos que se han obtenido de sus propias obras o de algún testimonio contemporáneo. Su padre sirvió al conde de Lemos, por lo que se supone que vivió de joven algún tiempo en Nápoles.
Narradora de gran fuerza, está rodeada de una aureola de feminismo en virtud de su intento para equiparar por medio de sus obras a la mujer con el hombre.
Su novela avanza en la recreación de la aventura amorosa con libertad descriptiva que a veces raya en lo mórbido y sensual, incluye raptos, fratricidios y escenas de adulterio que en ocasiones le han acarreado la acusación de impúdica; de hecho, durante un tiempo (siglo XVIII), la Inquisición prohibió reeditar sus novelas. Critica con la misma libertad que muestran sus personajes, las ideas de la época acerca de la honra y la virtud, que tanto perjudicaban a las mujeres y beneficiaban supuestamente a los hombres. Presenta a la mujer como víctima de los engaños del hombre que se aprovecha de su sensibilidad pero al tiempo esa mujer tiene la fortaleza suficiente como para vencer todos los obstáculos que se oponen a su amor y cuando es ultrajada pasa a protagonista asumiendo la venganza por su cuenta.
Sigue María de Zayas la huella cervantina de las novelas ejemplares ofreciendo los relatos como hechos reales en diversas ciudades españolas, como si las conociera a fondo; se inspira en las fuentes italianas (Boccaccio) Las escenas son atrevidas pero no obscenas, moraliza -no en exceso- y sobre todo desengaña a la mujer para que no se deje llevar de espejismos amorosos, su estilo es directo, expresivo, impulsivo, cuando se trata de mostrar los padecimientos de las protagonistas.
Su producción se recoge en dos libros: Novelas amorosas y ejemplares o Decamerón español (1637) y Desengaños amorosos (1647/1649). De la sola lectura de los títulos se desprende el carácter sensual refinado y realista de sus relatos y si se me permite, desde la óptica del lector convencional, un poco “ñoño”. Pero no. La autora, da la sensación de que quiere provocar escalofríos exagerando de forma dramática los peligros que corre la mujer con un enfoque un tanto maniqueista de la perversidad de los protagonistas masculinos.
Reproduciremos como muestra una cita de su afán de lucha y reivindicación:
¿”Por qué, vanos legisladores del mundo, atáis nuestras manos para la venganza, imposibilitando nuestras fuerzas con vuestras falsas opiniones, pues nos negáis letras y armas? ¿Nuestra alma no es la misma que la de los hombres? (...) Por tenernos sujetas desde que nacimos, vais enflaqueciendo nuestras fuerzas con temores de la honra, y el entendimiento con el recato de la vergüenza, dándonos por espadas ruecas, y por libros almohadillas”
Para María de Zayas, "las almas no son hombres ni mujeres".
Sin entrar a cuestionar la veracidad o no de la noticia de Europa Press (nas meigas non creo, pero habelas hailas) y recogiendo los hechos de violencia, lamentablemente constatados y constatables., no puedo por menos de preguntarme:
¿Qué está pasando para que incluso en el entorno de un foro que reivindica libertad, justicia e igualdad tengan lugar hechos como el denunciado?
¿Por qué el hecho de ser fisiológicamente diferentes da lugar a semejante error de la razón?