Imagen: Magazine Artepick
Podríamos establecer razonamientos análogos o de cierta semejanza entre los días de gobierno de Sancho y el suceso de la “honda y oscurísima sima”.
Sancho comenzó su andadura como gobernador con la alegría e ilusión propias de tal acontecimiento. Éste hecho tiene su símil en el capítulo anterior: alegría e ilusión no le faltaron en su encuentro con los peregrinos y en cuanto a las celebraciones, aunque con menos boato, fueron más auténticas.
Sancho comenzó su andadura como gobernador con la alegría e ilusión propias de tal acontecimiento. Éste hecho tiene su símil en el capítulo anterior: alegría e ilusión no le faltaron en su encuentro con los peregrinos y en cuanto a las celebraciones, aunque con menos boato, fueron más auténticas.
El arribo a la ínsula fue a pesar de los preparativos iniciales, un aterrizaje forzoso en un espacio hostil que podríamos igualar con la caída a la sima. Sancho tras el accidente, piensa en su propia muerte, símbolo de la muerte de su gobierno. En ambos lugares, se encuentra abandonado y sólo ante un destino incierto, fuera del arraigo familiar falto de la compañía de los suyos, por tanto la similitud entre cueva y gobierno también existe.
Al fin, cuenta con la sola compañía de su rucio a quién dispensa los cuidados posibles, que no le falte alimento, aunque ello suponga privarse del suyo, también en la ínsula, dispuso lo necesario para el alojo de su compañero de viajes.
En los momentos difíciles siente la ausencia de don Quijote y si bien es cierto que no falta la sátira de Montesinos, ni el reconocimiento de su carácter fantasioso que le llevó a visiones preciosas y apacibles, no es menos cierto que locuras y fantasías reconoce en su comienzo como gobernador:
“¡Desdichado de mí!, y ¿en qué han parado mis locuras y fantasías? De aquí sacarán mis huesos, cuando el cielo sea servido que me descubran, mondos, blancos y raídos, y los de mi buen rucio con ellos”.
Como consecuencia de las promesas de don Quijote se encontró con el negocio del gobierno, y en cierto modo, si alguien no lo remedia, se convertirá en resto arqueológico por la misma razón.
Ha de ser don Quijote quien le salve de tan dramático fin en claro simbolismo con su liberación de las obligaciones de un trabajo que se le iba de las manos.
Podríamos pensar que el “suceso” encierra un cierto sentido metafórico de cuanto ocurrió en el “gobierno”.
Cide Hamete da un golpe de timón en la narración para enlazar el suceso de la cueva con don Quijote el duelo y los duques, haciendo que de manera fortuita se encuentren de nuevo caballero y escudero:
“—¡Ah de arriba! ¿Hay algún cristiano que me escuche o algún caballero caritativo que se duela de un pecador enterrado en vida, o un desdichado desgobernado gobernador?
Pareciole a don Quijote que oía la voz de Sancho Panza, de que quedó suspenso y asombrado y, levantando la voz todo lo que pudo, dijo: —¿Quién está allá bajo, quién se queja?”
Reencontrados ya ambos, la historia vuelve a su cauce inicial y don Quijote se muestra dispuesto antes de la batalla para salvar la honra de la niña a ejercer su profesión, socorriendo tanto a vivos como a muertos, si fuera menester, teniendo como testigo al rucio, que se unió a la ceremonia.
Salvados Sancho y jumento de perecer en la sima un “oportuno murmurador” pone en duda la honorabilidad de Sancho, que tal como prometió en su despedida de “Barataria” rinde cuentas a los duques de su labor en los siete días de mandatario.
El accidente o el gobierno atemperaron el refranero de Sancho para satisfacción de don Quijote, terminando el suceso con abrazos de los duques y presentes para Sancho que menguaron en lo posible el molimiento sufrido.
Sima de los Huesos, (Sierra de Atapuerca, Burgos):
Se trata de la mayor acumulación de fósiles humanos de la historia. Os invito a conocerla pulsando el enlace.