Reflexión

Cuando triunfó el nuevo material de escritura [el pergamino], los libros se transformaron en cuerpos habitados por palabras, pensamientos tatuados en la piel. (El infinito en un junco. Irene Vallejo).

jueves, 16 de mayo de 2013

La herencia de Caín en la meseta castellana



Laguna Negra (Picos de Urbión) Soria

No es de recibo referirse a Campos de Castilla sin citar Retrato, A orillas del Duero, Campos de Soria, o A José María de Palacio y, ¡cómo no! A un olmo seco.
Pensando en  una nueva entrada, y tal vez llevados del castellanismo , por nostalgia hacia el encanto natural de los romances de ciego, o por ninguna otra razón, nos afincamos en esta ocasión en La tierra de Alvargonzález, que dentro del poemario es –permítaseme- un caso aparte.

Indagando sobre La tierra de Alvargonzález, aparecen tres versiones  del texto: una en prosa escrita para Mundial Magazine (Paris, enero 1912) y dos en verso, la publicada en La Lectura (Madrid abril 1912) y la que se incluye en Campos de Castilla (junio 1912).

La  versión en prosa, posiblemente escrita en los últimos meses de bienestar de Leonor, se transformó en romance.  Cabe preguntarse si, partiendo de una leyenda, se trata de un ensayo de romance  de ciego a comienzos del siglo XX apoyado en la frecuencia con que los crímenes por envidias o herencia se sucedían en la España profunda. A este respecto, en la versión prosa, el campesino-narrador afirma:

En las pequeñas ciudades, las gentes se apasionan del juego y de la política, como en las grandes, del arte y de la pornografía -ocios de mercaderes-, pero en los campos sólo interesan las labores que reclaman la tierra y los crímenes de los hombres.

Lo tomamos como romance, por cuanto que describe naturaleza y humanidad en su versión truculenta contada con  el detalle necesario para convencer. Es la historia de una familia en la que los dos hijos mayores que matan al padre para acelerar su parte en la herencia y resultan ajusticiados mágicamente por la naturaleza, en la misma laguna en la que lastrado, hundieron a Alvargonzález.

Don Antonio recogió críticas y aplausos por lo que posiblemente fue un intento de recuperación de un género en su versión menos culta (romance de ciego). Quizá el poema peca  de  descriptivo, lo que lleva a que el lector se pierda en determinados momentos. En cualquier caso abrir fuego tiene su riesgo. Ayuda a comprenderlo que el Duque de Rivas y Zorrilla utilizaron el romance en su versión histórica, Valle Inclán también se sirvió de él;  Lorca lo  modernizó. Juan Ramón Jiménez, a quien está dedicado no aprobó este trabajo de Machado.

5 comentarios:

Abejita de la Vega dijo...

La sangre de Caín hace mucho daño. Envidia, el envidioso no vive, no sabe vivir.

La tiene la sangre labriega y la no labriega, en Castilla y en Pekín.

Un romance de ciego, eso parece "La tierra de Alvargonzález", nos lo imaginamos con su cartel y su puntero. Y el soniquete y la gente alrededor. Y pasar la gorra al final. Y un juglar como Machado que lo convierte en obra de arte.

Besos, Paco.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

En efecto, Paco. La Tierra de Alvargonzález es un caso aparte que resume fielmente lo que quería hacer con este poemario hasta 1912.
El juego de las dos versiones es apasionante: me gusta mucho la versión en prosa, con ese poeta de excursión en tren que escucha un relato que le sumerge en la hondura del paisaje y su significado.
Y tienes razón en lo de los romances de ciegos: romances de hechos truculentos, como los que se cantaban en las plazas de los pueblos por entonces y que también inspiraron un poco más tarde El Romancero gitano de Lorca.

pancho dijo...

Una de las cosas primeras que recuerdo, tendría tres años o así, porque se me quedó grabada para siempre, es a un ciego que iba por el pueblo cantando romances. No había forma de separarme de aquel hombre, según me contaron después.
Machado era maestro, por eso escribe y cuenta las cosas como si estuviera dando una clase. Quiere que los alumnos le entiendan y a fe que se le entiende todo lo que dice. Machado retrató a España de una manera tan certera que es difícil decir nada nuevo después de él.
Algún día de estos tendré que meterle mano a este relato, que se va dejando porque es tan largo.
Un abrazo.

Gelu dijo...

Buenas noches, Paco Cuesta:
Copio de las Obras Completas, pág.32.

"Y en 1917 se produjo el encuentro con García Lorca".
"...en Baeza...en cuyo casino se celebró un acto en honor de los huéspedes"
..."Lorca oyó de viva voz a don Antonio recitar 'La tierra de Alvargonzález'[...] y tocó al piano, entre otras cosas 'La vida breve', que Falla había ambientado en Granada sin haberla visitado nunca."
De acuerdo con lo que dice Abejita de la Vega.
Y con el profesor, por supuesto.
En cuanto a lo que comenta pancho, tengo mis dudas. No sé qué tal maestro sería Machado. No creo que sus alumnos aprendieran mucho con él. Su cabeza estaría ocupada preparando poemas y escritos.

Abrazos.

Myriam dijo...

Me ha impresionado mucho (favorablemente) este romance tal como fue incluido en Campos de Castilla y en prosa, que también aparece en un anexo de mi versión de Ed. Cathedra de 2009, razón por la cual lo he podido leer y disfrutar.

Me gustó mucho como Machado fue capaz de relatar toda esa saga familiar en romance y me gustó también como se mezclan los relatos en el tren, en la versión en prosa. Es que los que viajamos a veces, escuchamos cada cosa, en un cruce circunstancial de caminos (como de asientos en un tren o avión...)