Cipriano, como adivinando el mundo que al exterior le
espera se resiste a salir del útero materno, doña Catalina, su madre fallece tras el parto y esta circunstancia evidentemente ajena al niño lo marca para siempre. La trágica situación es suavizada por Delibes con la introducción de una nota de humor al narrar el alumbramiento:
Fue en ese momento, cuando el
prestigioso Dr. Almenara, pronunció una frase que había de hacerse popular en
la villa: Este niño está pegado –dijo-. Justo en ese instante ocurrió algo
inimaginable: la cabeza de la criatura desapareció del acceso y en su lugar
apareció su bracito con la mano abierta que se agitaba como si se despidiese o
si saludase. Y allí quedó después el brazo desmayado y flojo como un pene entre
las piernas abiertas de la dama.
Odiado por su padre (-Que pensará mientras duerme el pequeño parricida- llegó a murmurar.) y apartado
del mundo sólo Minervina Capa -a mi juicio el personaje más entrañable de la novela- natural
de Santovenia, madre frustrada y a la sazón, nodriza del pequeño le proporciona
el afecto y cariño que todo niño
requiere.
Don Bernardo, el padre, es un personaje dual: pleno de
virtuosismo y decoro con su hermano, entonado
a base de blancos selectos con los amigos de taberna, viudo desconsolado, mantenedor
con dinero de favores sexuales y finalmente
(moraleja) burlado por su amante.
Ignacio, tío del pequeño, de elevado
rango en la Real Chancillería, es símbolo vivo de la clase dirigente con poderes, honor, y completo conocimiento de cuanto acontece en sus dominios, que no pudo -o no quiso- evitar la condena de su sobrino.
El “pequeño
parricida” internado en el colegio de los Niños Expósitos evoluciona hacia la perfección personal durante su estancia en un centro que Delibes describe minuciosamente recreando
vida y personajes en ese tipo de establecimientos mostrando a través de la
narración su preocupación por los niños, y la necesidad de esfuerzo y
sacrificio en toda formación.
El tercer año en el colegio resulta crucial, Valladolid invadida por la peste recurre incluso a los expósitos. La convivencia con los afectados, hace que Cipriano comience a atormentarse ante la injusticia humana, de lo que se deriva una trasformación
posterior de gran repercusión en el contexto de la obra.
Con exquisita delicadeza trata Delibes su adolescencia haciendo que descubra el amor
y el sexo mudando cariño a pasión tras
una relación con su nodriza carente de erotismo y abundante en emotividad con significación especial hacia el recelo que le produce tener que compartir sus sentimientos con el confesor que no
va a entenderlos.
El protagonista
entra en la edad adulta tras el desamor de la infancia que le seguirá acompañando a lo largo de su vida.
5 comentarios:
Maravilloso, como has descrito el contexto familiar de Cipriano y su crecer sin amor, tanto como lo que has dicho de como descubre el mundo en la adolescencia, cuando sale del fanal en el que estaba inmerso.
He leído, finalmente, tus entradas anteriores de Machado y Delibes y comentado en ellas. Como ves me he puesto al dia contigo, algo que ya me daba escrúpulo de conciencia... jejeje.
Besos
No quería aparecer por este mundo, con lo que le esperaba...
Buena pintura la tuya.
Besos
Una de las características de Salcedo es esta: está desvalido y solo. Por eso su evolución posterior. Qué gran lección de profundidad de análisis esta tuya, Paco.
Buenas noches, Paco Cuesta:
Has explicado el duro recorrido por la vida del niño Cipriano, desde el nacimiento. Su madre, le dejó con los cuidados y el amor de Minervina.
Miguel Delibes, una vez más, nos muestra con realismo la dureza del entorno, y lo que el hombre debe luchar contra las imposiciones de las creencias atormentadoras.
Un abrazo.
Excelente retrato de los personajes claves de la novela, ahondando en los orígenes de sus comportamientos, y su relación con el entorno y circunstancias de la época.
Para mí la novela no tiene desperdicio, entre los relatos esenciales está el episodio de la peste, que es aprovechado por el autor - entre otras cosas- para dar de baja al padre de Cipriano cuando el protagonista ya camina solo.
Un abrazo.
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