La cita que ayer cumplió un siglo de lectura,
se publicó el 14 de enero de 1914 con el subtítulo de Elegía andaluza, y una
dedicatoria:
A la memoria de
Aguedilla, la pobre loca de la calle del Sol que me mandaba moras y claveles.
Con frecuencia se hace
una utilización infantil y -permítaseme- “ñoña” de la obra, que no concuerda en
absoluto con la verdadera intención del autor que utiliza la figura del burro
delicado y tierno para hablar de poesía en formato de prosa poética. Platero es
-formalmente- la segunda persona de
la narración utilizada por el autor para aislarse mediante un segundo “Yo”,
transfiguración de la poesía, y destinatario de las reflexiones del poeta que,
mediante emociones pretende acercar al lector a su objetivo: la poesía.
La elección de Platero,
destinatario sin respuesta por su condición no humana del mensaje, permite a Juan
Ramón Jiménez mostrarnos su mundo interior, distinto al exterior reflejado.
El mundo es Moguer, su campo, tú y yo, Platero (JRJ)
En el mundo de Platero
hay niños, pero niños desvalidos, pobres: el niño tonto, los niños pobres, la
niña de la carretilla. La niña de la carretilla: poesía atascada en el arroyo
grande de la creatividad. Platero, segunda persona acariciado por la primera
persona –el Yo poético- sacan la vieja carretilla de atolladero. ¡Qué alegría!
¡Qué sonreír! Como premio dos naranjas: una para el borriquillo débil, otra
para Platero.
Ahora que no somos niños.
Releamos Platero y yo.
¡Feliz aniversario,
Platero!
8 comentarios:
Buena propuesta.
Un abrazo
Qué buena forma de acercanos a un libro tan popular y tan mal leído, Paco.
Esta obra la he leído más de una vez y cuanto más la leo, más me gusta. Nada de noña, está llena de metáforas y buena literatura.
Un abrazo
Luz
Aunque la usaban mucho en mi colegio, nunca he considerado que Platero fuera solo para niños. La mejor prosa poética en lengua castellana. También para niños, en lo que ellos pueden comprender.
La niña María Ángeles nunca olvidó que Platero se había bebido un cubo de agua con estrellas en el fondo del pozo, ni que los higos tenían su cristalina gotita de miel.
Besos, Paco.
Cien años ya de trotar por la imaginación de los lectores. El pollino más famoso de la historia tiene nombre literario, ganado a pulso y es del sur. Platero estará feliz con la ración de moras y claveles por su centenario.
Un abrazo.
Buenos días, Paco Cuesta:
Me has recordado que tengo que hacer una entrada -prometida- dedicada a Juan Ramón Jiménez y a Zenobia Camprubí.
Cuando la publique la enlazaré aquí.
¡Qué precioso libro 'Platero y yo'!
Un abrazo
Seguiré tu consejo y lo leeré de vuelta.
Besos
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