Poblado minero en Bustiello (Asturias)
Aida G. Montañés,
biznieta de Benito Montañés e inquebrantablemente roja, parece ser el hilo
conductor de la novela de Laura Castañón, que desde una tarde de agosto del 2007 sitúa
al lector tan pronto ante el portátil leyendo
un mail como poco después, sin más trámite en la Asturias minera de finales del
XIX, en una serie de historias llenas de verismo y en continua vuelta atrás, cuando la Sociedad Hullera Española de Claudio López Bru, II marqués de
Comillas, comenzaba la explotación de la Cuenca en Mieres, Aller y Lena. El título es ya
significativo: Dejar las cosas en sus
días, y es que las cosas fuera de sus días, los hechos, fuera de su
contexto pierden su original dimensión.
La inmersión en el pasado,
requiere descompresión antes de salir a superficie, razón esta por la que
teniendo en cuenta que Claudio López Bru aparece en principio como protagonista
indirecto dedicaremos unas líneas a su vida y milagros. Y no resulta
descabellado hablar de milagros por cuanto en 1945 se inició proceso para su beatificación.
Hay suficientes
comentarios y controversias sobre los marqueses de Comillas, especialmente
sobre don Antonio primer marqués y padre de Claudio López, por lo que obviaremos
ese tema. Interesa destacar que Claudio López fue un personaje profundamente
religioso y comprometido con las actividades que en aquel tiempo impulsaba la
iglesia católica, como los Círculos Obreros, Centros de Cultura de la mujer,
Academia Universitaria Católica, Constructora Benéfica de casa para obreros…
Su figura simboliza el
paternalismo industrial histórico: “mejoró” la situación personal y material del
obrero inculcando en él la idea de “solidaridad” entre obreros y con el patrono.
En Bustiello a orillas del Aller, en terrenos ganados al río construyó un
poblado destinado a obreros que inspirados en su ideología fueran ejemplo para
el resto, con la idea de alejarlos de los sindicatos reivindicativos no muy
interesantes para su dominio económico y político. Su objetivo fue la hegemonía
moral, intelectual y cultural de los Comillas, su pretensión construir una
sociedad española a su imagen y semejanza.
Valga como epílogo
comentar que en 1890 Claudio López creo para sus 1800 empleados una
publicación: La Semana Popular Ilustrada,
movida por el deseo sincero de alejar al pueblo de lecturas abyectas que le
corrompen sin recrearle y que buscan el lucro por el camino del escándalo.
Será por tanto necesario
seguir la recomendación de Laura Castañón y dejar las cosas en sus días. Cada
cosa a su tiempo.
3 comentarios:
He pensado mucho en la perspectiva con la que la autora aborda a este empresario católico y paternalista. Pienso que hace bien en tratarlo como lo hace, exponiendo sus luces y sus sombras y sin juzgarlo directamente.
Iniciamos nueva andadura y te veo con ganas.
Por poco hacen santo al segundo marqués de Comillas. Hoy en día se revisa la labor de ese paternalismo proteccionista que velaba por los obreros y trataba de meterse hasta los más ocultos pensamientos. En Burgos, sabemos de círculos católicos y de obreros.
La inquebrantablemente roja Aida conoce al inquebrantablemnte azul Andrés y se le rompen los esquemas. Luego resulta que el azul no lo era tanto.
Un libro con muchas capas.
Besos, Paco.
Interesante tu inmersión.
Te dejo besos salpicados.
Y gracias por venirte conmigo a Grecia, a mi fiestita. Gracias por las felicitaciones.
Besos
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