La frase: “Lo que Dios ha
unido que no lo separe el hombre” (Mateo 19,4-6) ha quedado para la historia.
En parques y paseos, testigos de tantas promesas como especies los adornan,
acacias, hayas, chopos…, soportaron tiempo atrás con obligada condescendencia
que el
entusiasmo de aceros enamorados tallara
corazones heridos en su epidermis.
Práctica esta que, como la anterior, avanza por el camino del recuerdo. Hoy lo
que impera, para mantener la leyenda amorosa y certificar la breve eternidad
del amor es el candado.
La nueva leyenda, que
nace gracias a la novela: Tengo ganas de ti (Ho voglia di te) de Federico Moccia
(2006) dice que si una pareja fija un candado a la farola del puente y arroja
la llave al agua, su Amor, será eterno.
La cita de Mateo es,
eso, una cita. La voluntad rubricada a punta de navaja, queda difuminada por la
naturaleza con el paso de los años. El candado (los hay de acero templado) es más consistente, pero a juzgar por los datos recogidos tampoco parece la
solución.
Según las
estadísticas, España es junto a Bélgica. La nación con mayor tasa de ruptura/nupcialidad.
Se rompe un matrimonio cada 3,7 minutos, lo que supone 389 fracasos de pareja
diarios. Alguna de nuestras comunidades presenta casos singulares: se rompen
cinco matrimonios por cada cuatro nuevas uniones.
Las autoridades de
Roma erradicaron la costumbre de perpetuar el amor enlazando candados en el Puente Milvio iniciada con la novela, suponemos que por razones estéticas o de
seguridad. No en función de las estadísticas.
Es: un suponer
6 comentarios:
Ay, Paco, cuántos candados he evitado poner para no sobrecargar las estructuras de los puentes...
El amor tiene candados, después todos a bucear.
Buen domingo de resurrección
¿Y si el candado es de combinación? recordarán los dos la clave o tendrán la precaución de hacer que se hunda en algún profundo lugar de sus mentes.
Un saludo desde Cádiz
Un amor que necesita atarse con un candado es un amor que necesita poseer, por lo tanto NO ES AMOR!!!!
Horror me causan esos candados...
Besos
Es una moda que ha tenido un éxito inusitado entre tanto adolescente ávido de sellar el enamoramiento en un amor perpetuo, con lo larga que es la eternidad... Yo como estoy chapado a la antigua, me gustaba más la herida con forma de corazón diminuto en la quietud del árbol.
Un abrazo.
Más de uno se habrá lanzado a frías aguas del desamor buscando la llave que nunca debió lanzar.
Un abrazo
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