Reflexión

Cuando triunfó el nuevo material de escritura [el pergamino], los libros se transformaron en cuerpos habitados por palabras, pensamientos tatuados en la piel. (El infinito en un junco. Irene Vallejo).

miércoles, 20 de enero de 2021

Realidades paralelas. “Algunas historias no sirven para escribir canciones de amor”.

 


Abandonó varias veces la lectura en ese mismo punto y otras tantas volvió al lugar señalado por el marcapáginas. Sin pretenderlo (o sí), tras seguir la hilera de signos que tenía a la vista sus ojos olvidaron de nuevo el espacio escrito. Dos párrafos, solo dos párrafos bastaron para que en el teatro de su vida situaciones del pasado abandonaran el anonimato de bambalinas para ocupar el escenario del presente.

De puertas adentro, la indiferencia, la incomunicación, el silencio. El vacío. Dos fríos railes sobre los que circula el tren de la desidia, pero que no se acercan nunca. […] Ni siquiera para compartir mesa y desprecios al mediodía o a la hora de la cena.

[…]

Solo prolongamos la parodia en el territorio doméstico cuando Mario nos trae a los niños para que se queden con nosotros. Y eso lleva unos meses ocurriendo con bastante frecuencia; […] muchos sábados y algunos domingos nos dejan a mis nietos, que son los que aportan el toque de ingenua «jovialidad» que alegra las paredes de una casa deshabitada a diario de risas y de cariño.

Algunas historias…, pág.,274-275.

Su realidad no era esa, pero, justo es reconocer que había cierto paralelismo.

Descubrir tu otra mitad en otra persona siempre es emocionante, provoca actitudes positivas y los esfuerzos por complacerla son la meta deseada. Conseguir que se sienta querida es un objetivo personal; nos esforzamos en ignorar los puntos grises pintando de color amable conversaciones y gestos. 

Luego, la familiaridad, la costumbre y el quehacer diario cambian prioridades, la dependencia mutua deja paso a otras preferencias, el fuego inicial queda en lámpara votiva.

Mirando de soslayo tras esta reflexión al libro de relatos cayó en la cuenta: el trabajo, los problemas económicos la familia, la necesaria independencia, habían copado un tiempo y un espacio que debió reservar a la imprescindible intimidad de pareja.

Es urgente recuperar «la jovialidad» perdida –pensó– tenemos que hablar, esto es cosa de pareja no debemos cometer el mismo error que Ella y El cuentabilletes[1].

Y así, armado de lápiz, papel, no poca dosis de buena voluntad y el recurso de un libro de autoayuda estableció el plan a seguir:

a.   Recuperar el beso al despertar en lugar de «saltar de la cama».

b.   Preparar una escapadita (aunque sea al parque cercano) cuando estemos solos.

c.    Buscar algún momento de intimidad a lo largo del día.

d.   Comprar aquel vinito suave que tanto le gusta.

e.   Admitir su forma de hacer las cosas (yo también tengo la mía)

f.     Ir a dormir a la misma hora.

Solo eso.

Padres, hermanos e hijos son importantes en nuestras vidas. Sí. Pero solo (lo que no implica infalibilidad) la pareja se elige. Mi abuela decía: «Manos que no dais. ¿Qué esperáis?».

Cuando leemos, nuestro software natural procesa lo leído y proyecta para nosotros realidades paralelas: vividas, contempladas, o deseadas.

Eso es todo.



[1] Protagonistas del relato que da título al libro.

4 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Una de las funciones de la literatura es la que tan bien señalas, enfrentarnos con situaciones reconocibles en nuestra vida o en las vidas cercanas. Por todo lo que dices (¡qué buen paralelismo entre los relatos y la vida has propuesto!), hay que leer armados de lapicero.
Gracias, Paco.

Ele Bergón dijo...

La literatura retrata la vida y la lectura que hacemos de ella, la va perfilando en sus contornos, hasta hacerla más nuestra.

Besos

Abejita de la Vega dijo...

La vida no es la literatura y la literatura no es la vida, pero reconocemos mucho de nuestra vida en la literatura, distinto pero paralelo. Así es, Paco. Yo no me casé pero el relato me hizo pensar en el matrimonio de mis padres, qué cosas, soy soltera de vocación...
Muy buen escrito, Paco.
Besos

stella dijo...

La vida y sus realidades paralelas con la literatura, ha sido un placer pasar después de tanto tiempo por tu casa, disfrutar tu escrito y poder saludarte, espero seguir nuevamente, un abrazo
Carmen