Tras el desmayo de la Trifaldi la puesta en escena continúa con características similares:
Fantasía tosca, burla sostenida y dos víctimas voluntarias y voluntariosas.
- Sancho hubiera optado –quizá en un intento de devolver la broma-, por quitar a las dueñas parte de la nariz como medio mas económico que una depilación. Con mil y un razonamientos que causan la risa de los presentes se resiste a redimir a nadie más, tiene todavía pendientes los tres mil doscientos noventa y cinco azotes para desencantar a Dulcinea. En un desesperado intento para convencer a los presentes de que no es necesaria su intervención, se inventa, un caballero “Don Paralipómenon de las Tres Estrellas”, que no hace mención de la necesidad de escudero para sus lances.
- Breve intervención de la duquesa defendiendo a las dueñas que suplican el favor del caballero y otra de doña Rodríguez en los mismos términos.
- D. Quijote, como no puede ser de otro modo dada su condición de caballero ofrece su espada para el duelo con Malambruno, e insta a Sancho a cumplir lo que se le ordene pese a sus reticencias.
Hasta aquí, todo en la línea de las últimas narraciones, pero, tomando como punto de apoyo el primer párrafo de la entrada “Juegos intertextuales” (08-03-2010) del profesor Pedro Ojeda podemos apreciar un verdadero juego de “Cervantes con el relato”.
Vuelve el Autor a referirse a Cide Hamete pero no al modo del capítulo 9/1 “autor arábigo siendo muy de los de aquella nación ser mentirosos”, si no, ensalzándole y mostrando agradecimiento “¡Oh autor celebérrimo!”.
La historia de Pierres de Provenza y la bella Magalona, hija del rey de Nápoles ya tuvo su momento de atención en el capítulo 49/1, en el que también aparece el caballo de madera con clavija, sobre el que el valiente Pierres raptó a la bella Magalona.
La condesa barbada para mover a compasión a D. Quijote, Sancho y todos los circunstantes, alude a Héctor, príncipe troyano muerto por Aquiles a quienes se citó en los capítulos 47/1 y 49/1.
El caballo de madera, creación de Merlin en 49/1, adopta aquí el nombre de Clavileño el Aligero, en alusión a su sistema de gobernación –clavija-, su composición –leño-, y a su ligereza y velocidad. Es capaz de volar y cambiar de rumbo sin que se note su movimiento. ¡Qué burla tan absurda!
Es de reseñar también la reiteración de nombres de personas y animales que han sido tratados en otros capítulos.
Éste ir y venir de la primera a la segunda parte de la obra supone, bajo mi punto de vista, un procedimiento de narración que sentaría escuela en la época.
Retomamos en otro punto la entrada Juegos intertextuales: "Parece volver sobre sus propios pasos para seguir después hacia delante, lanzándose más allá de lo que había ido antes”, para cerrar ésta reflexión.
Retomamos en otro punto la entrada Juegos intertextuales: "Parece volver sobre sus propios pasos para seguir después hacia delante, lanzándose más allá de lo que había ido antes”, para cerrar ésta reflexión.
Vuelvo al desarrollo del capítulo para finalizar:
Poniendo en sus palabras el mayor de los sentimientos la dueña Dolorida dice: “desdichadas -somos-aunque vengamos por línea directa de varón en varón del mismo Héctor el Troyano”.
Y dirigiéndose a Malambruno: “envíanos ya al sin par Clavileño para que nuestras desdichas se acaben”.
Y dirigiéndose a Malambruno: “envíanos ya al sin par Clavileño para que nuestras desdichas se acaben”.
Dejamos por tanto a D. Quijote y Sancho comprometidos por el dolor de la condesa y pendientes de la aparición del caballo mágico en el que han de volar hasta las últimas partes del mundo para desbarbar a las dueñas.
7 comentarios:
Sancho continúa de protagonista. El capítulo gira en torno a él y sus excusas para no montar en un caballo de madera, sin albarda, que se maneja con una clavija. Al final no le queda más remedio que ceder porque es obediente. Sabe que su jefe está poco cuerdo y siente la responsabilidad de devolverle sano y salvo, o, al menos, compartir el destino.
Excelente trabajo sobre los narradores del Quijote con la guía del maestro.
La opción propuesta por Pancho, es sin duda la más lógica, porque es el cometido del escudero desde que empieza la obra...más que escudero es guardaespaldas... saludos
No sólo en su época: a partir del Quijote todos los narradores tienen un reto imposible, el de igualar este juego cervantino.
Veremos como se las ingenian los duques para hacer aparecer un caballo de madera y que resulte creíble.
Un abrazo
Estuve echando un vistazo al prólogo de la segunda parte y no sé si es por eso que interpreto la alusión a Cide Hamete para reafirmar que estas aventuras no las escribían otros,por lo visto había envidias,correveidiles y más de uno apropiándose de aventuras ajenas y también para hacer contrapunto con el resto de novelas de caballerías.
A Sancho más que voluntarioso lo veo interesado.
Abrazos
Sancho se come todos los marrones y lo peor, es que se va a quedar sin ¡su ínsula! Si no, al tiempo... Besotes, M.
Me quedo con esta frase tuya : "Éste ir y venir de la primera a la segunda parte de la obra supone, bajo mi punto de vista, un procedimiento de narración que sentaría escuela en la época."
Vuelve sobre lo mismo pero ya no es lo mismo. Es mejor o peor, pero seguro que es distinto, no nos bañamos dos veces en las mismas aguas de un río.
Un abrazo, Paco.
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