Con cierta frecuencia admitimos que podemos llegar a creernos las propias mentiras a fuerza de repetirlas. Sancho es consciente de no haber visto la tierra desde el cielo, pero lo mantiene y defiende. Por diferentes razones, el ser humano persiste en sostener su posición, especialmente si sabe que no hay posibilidad de rebatirlo.
Sancho hace una petición disparatada: Cambiaría la ínsula por una pequeña parte de cielo. ¿Disparatada? O perfectamente calculada para provocar al duque y conseguir que se reafirme en su promesa. Venga esa ínsula, -dice Sancho- colocándose en una situación dominante, como si le estuviera haciendo un favor.
“Y esto no es por codicia que yo tenga que salir de mis casillas, ni de levantarme a mayores, sino por el deseo que tengo de probar a que sabe ser gobernador”.
Es otra de las hábiles estratagemas para conseguir su propósito y no descubrir su juego.
Queda sentado por parte del duque que mandar –sin condiciones- y ser obedecido, -sin réplica- es “dulcísima cosa”. El gobernador en ciernes, prefiere cabeza de ratón que cola de león y ratifica: “Es bueno mandar, aunque sea a un hato de ganado”.
Reaparece de nuevo el hidalgo Quejana, ahora lúcido. En el fondo le duele ser aventajado por Sancho, a quien define con cierta crueldad como: “persona torpe, ruda y necia sin madrugar ni trasnochar y sin hacer diligencia alguna”; añade más, si consigue el gobierno de una ínsula, no es por sus merecimientos sino gracias al cielo y a ese grupo de hombres que persiguen un ideal social conocidos como caballeros andantes. No se atribuye D. Quijote el mérito por el hecho de que Sancho esté a su servicio, él es un caballero, centrado en su promesa y alejado de grandes cargos que no suponen –alusión clara a las clases dominantes- “sino un golfo profundo de confusiones”.
Cervantes va desgranando por medio de D. Quijote una especie de manifiesto del buen gobierno dirigido a un Sancho en el que posiblemente se personalice a los lectores de la primera parte, ya numerosos en éste tiempo.
“La sangre se hereda, la virtud se adquiere”.
“Ten compasión con las lágrimas del pobre pero no más justicia que las informaciones del rico”.
“No cargues todo el rigor de la ley al delincuente”.
“No dobles la vara de la justicia con el peso de la dádiva, sino con el de la misericordia”.
“No te ciegue la pasión propia en la causa ajena”.
“Al que has de castigar con obras no lo trates mal con palabras”.
“Muéstrate piadoso y clemente”.
“La sangre se hereda, la virtud se adquiere”.
“Ten compasión con las lágrimas del pobre pero no más justicia que las informaciones del rico”.
“No cargues todo el rigor de la ley al delincuente”.
“No dobles la vara de la justicia con el peso de la dádiva, sino con el de la misericordia”.
“No te ciegue la pasión propia en la causa ajena”.
“Al que has de castigar con obras no lo trates mal con palabras”.
“Muéstrate piadoso y clemente”.
No estamos ante las recomendaciones de un amo a su criado, sino más bien frente a la denuncia de una situación, social que podría catapultarse a nuestros días.
Si la representación de Sancho es correcta, Cervantes, con la más fina de las ironías identifica con el icono de un porro a cierto estamento social. Posiblemente sean figuraciones mías, pero me agrada pensar que es verdad.
9 comentarios:
Deberíamos practicar más los consejos quijotescos.
Así, como tú, vi yo también la actitud de S ante la oferta de la ínsula. Aunque el escudero se muera por ir a gobernar, hace ver que su interés ya menguó, a pesar de que sea mentira. Sancho se muestra muy humano, no exento de orgullo, no quiere quedar en deuda con el duque.
Si los gobernantes de entonces fueran de la forma que DQ quiere que sean, los actuales no tendrían ni un pase; son todo lo contrario, parece que DQ se dio un paseo con Clavileño por el futuro.
Sancho a esta alturas sabe muy bien manejar al duque.
En cuanto a los consejos, imprescindible tenerlos en cuenta, ayer y hoy.
Un abrazo
Me gusta tu post y la lectura que haces del capitulo. Tu visión de esto como "denuncia de una situación, social que podría catapultarse a nuestros días" me parece muy acertada.
un abrazo.
Los consejos quijotescos son muy vigentes hoy en dia. Tambien he pensado que en esta segunda parte si Sancho tiene un papel más preponderante es debido a que en la primera tuvo más "record de audiencia". ¿No crees? Besotes, M.
Pienso como Asun que le ha cogido el truco para que el duque le siga la corriente y le alabe cada dos por tres.
Los consejos de don Quijote son todo un catálogo para todos los tiempos y todas las personas.
Abrazos
El que es mentiroso...se convierte en compulsivo, aunque creo que no es el caso de Sancho en el presente capítulo...ahora se da cuenta de que vive en una farsa...y se intenta aprovechar, precipitándo la situación....son buenos los consejos y aplicables....un abrazo
Sancho disimula las ganas que tiene de probar el poder y torea un poco al duque. El "grande" haría esfuerzos para disimular su irritación, qué dice este labriego de que le dé un trozo de cielo...Le toca tragar para seguir la farsa que tanto le divierte.
Un abrazo
Coincido en que Sancho se reprime y salta pidiendo La Luna, o sea un trozo de cielo, sabiendo que ese territorio no le pertenece al duque.
Coge don Quijote a Sancho de la mano, con afecto paternalista, como su criatura, para darle los consejos. Aunque antes de nada le dice lo de porro sin madrugar ni trasnochar. Creo que es un poco de envidia a la gente que ocupa cargos importantes sin tener preparacion.
Pobre Cervantes, se muere de viejo y le faltan 30 capitulos para acabar la 2 parte. Avellaneda ya saco su Quijote. Cervantes, para contrarrestarlo, saca lo mejor de si; estos consejos son un buen ejemplo.
Un abrazo
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