Reflexión

Cuando triunfó el nuevo material de escritura [el pergamino], los libros se transformaron en cuerpos habitados por palabras, pensamientos tatuados en la piel. (El infinito en un junco. Irene Vallejo).

viernes, 9 de abril de 2010

El Hidalgo solitario. Don Quijote. Cap. 44/2


Cide Hamete, el supuesto historiador arábigo-manchego, reaparece en  el presente capítulo de forma continuada  pienso que quiere recordarnos que estamos ante una obra de ficción, el Autor es consciente de que sus lectores se identifican en cierto modo con los personajes.

Utilizando el extravío como escusa, Cervantes hace que los consejos escritos por  D. Quijote  a Sancho, lleguen a manos de los duques, de éste modo les proporciona una herramienta de gran valor con la que elaborar  el argumento de un nuevo cuadro escénico  en base al  “gobierno” de la ínsula. Escogen  como maestro de ceremonias de la obra burlesca que preparan,  a un viejo conocido del lector:  el mayordomo Trifaldi, reconocido de inmediato por nuestros protagonistas, Sancho dada su especial facilidad para opinar de todo cuanto acontece en su entorno está a punto de cambiar el desenlace, si no es por la intervención de  D. Quijote  oportuna y acertada con una reflexión que supone todo y nada, y que hace volver las aguas  a su cauce:

“Que el rostro de la Dolorida es el del mayordomo, pero no por eso el mayordomo es la Dolorida; que a serlo implicaría contradicción muy grande y no es tiempo ahora de hacer esas averiguaciones”.

La frase absolutamente certera, indica acuerdo y desacuerdo, duda y certeza, afirmación y negación. La última parte -y no es tiempo…-, demuestra con que claridad han visto el problema, y como abordar la forma de solucionarlo. Sancho y D. Quijote,  como hicieran en anteriores ocasiones cierran un acuerdo para confirmar o negar sus sospechas sobre la identidad  un tanto dudosa del mayordomo.

Llegados a éste punto los actuantes engalanan a Sancho y a su rucio, que parten hacia la supuesta ínsula, tras una emotiva despedida, que muestra la verdadera relación amo criado, los dos saben que forman un todo, que se necesitan.

El narrador me  pide como lector que deje partir a Sancho y me prepare para un festival de risas.
Lo siento, no puedo, no me es posible ponerme a la altura de la duquesa, me estaba acostumbrando a los razonamientos de D. Quijote, pero claro está, a ella le es más útil loco que cuerdo y busca la manera de manejar la situación para sus fines.

Una circunstancia absolutamente material como es la rotura de una media y la vergüenza que esto supone en su persona, aflige a D. Quijote, haciéndonos partícipes de  la sensación de miseria y soledad en que se encuentra tras la marcha de Sancho,  de nuevo,Cide Hamete  entra en escena con referencias a  la santidad, la caridad y la pobreza, incluyendo la cita de Juan de Mena: ”Dádiva santa desagradecida!”
Meditando sobre éstas circunstancias y con bajo estado de ánimo llega hasta  D. Quijote la conversación entre dos de las doncellas: Emerencia y Altisidora; -dos figurantes más- con arpa y romance incluidos que tratan de devolver al Hidalgo Manchego,  a las infinitas aventuras amorosas sucedidas a tantos y tantos caballeros como él con el ánimo de provocarle rompiendo su firmeza y compromiso.

Ante ésta situación se establece una lucha interna por mantener su integridad de caballero. La supuesta rendición de cuantas doncellas le conocen, son para él un sufrimiento, y un acoso para Dulcinea a quien bajo ningun concepto, esta dispuesto a traicionar.
Toda una lección de moral y buenas costumbres en el presente capítulo.

Imagen: images google.es.

5 comentarios:

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

A mi me desconcierte el moro Cide...a veces hasta me parece que sobra...pero en fin son recursos el autor. No se yo decir de las razones del autor por no dar más importancia al hecho de la coincidencia de Trifaldi/ mayordomo, lo que es indiscutible es que esto es un tránsito/ presentación de lo que ha de venir...saludos amigo

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Me gusta tu comentario porque es el de un lector atento que ya sabe que el narrador se la está jugando y quiere saber cómo. Así es como se puede disfrutar mejor del Quijote.

Merche Pallarés dijo...

Querido Paco, entre el escritor, el traductor y Cervan ¡me armo un lío! Pero, bueno, esa era la genialidad del manco de Lepanto, sobre todo para cubrirse las espaldas en esas épocas de inquisiciones... Besotes, M.

pancho dijo...

Tu reflexión está envuelta de todos los ingredientes esenciales de la obra, todo revuelto en el magma de la inestabilidad de la imaginación cervantina, por eso genera tanto comentario y visiones aparentemente distintas, pero que a todas acoge y da respuesta.
Saludos

Asun dijo...

Me gusta esa capacidad de síntesis que tienes, cómo en pocas palabras resumes todas las cosas relevantes del capítulo, y además das tu punto de vista. Unn gusto leerte.

Besos