La lectura del presente capítulo me ha dejado con la sensación de que al personaje Sancho se le está realizando por parte del Autor, un análisis de conducta; que me lleva a fijar la atención más en los símbolos o mensajes, que en los detalles narrativos.
En lo que podríamos llamar primera parte de la representación se manifiestan claros signos de opulencia a través de una mesa repleta de manjares dispuestos para una sola persona, de la que conocemos su debilidad por comer y con la que se juega aplicando un simulacro de las pruebas (salvilla) que una persona hacía con la comida de los grandes señores para demostrar que no estaba emponzoñada.
Cervantes relaciona al supuesto médico con la universidad de Osuna, dejando como un mensaje indicando que se trata de una sede con poco prestigio -hay una frase: “en Osuna y Orihuela todo cuela” adjudicada a Cervantes-, tal vez por problemas de familia, o por diferencias de criterio con el duque de Osuna, o por su condición de recaudador en esa zona; de cualquier modo el galeno, en la obra, no es de fiar para Sancho.
El entreacto confirma que el nuevo gobernador se relaciona epistolarmente “con los de su clase” y que está expuesto a peligros y atentados. No puede fiarse ni de los miembros de la iglesia:
“Lo han presentado unas monjas y, como suele decirse, detrás de la cruz está el diablo”.
.Como un dirigente que se precie, ha de mantener cargos –secretario- y protocolo –besamanos- aún cuando pase hambre:
“Vos, como buen secretario y como buen vizcaíno, podéis añadir todo lo que quisiéredes y más viniere a cuento”.
En el segundo acto, la historia barroca del labrador y su parentela, de claros tintes burlescos, provoca la cólera de Sancho como ya ocurriera con la “protección” del médico doctorado en Osuna, trastocando la prudencia y aguante demostrados en el capítulo 45/2, por actitudes más agresivas, con lo que aporta otra imagen, tal vez justa pero diferente a las anteriores.
¿Compensan honores, títulos hambre, peligros y no disponer del necesario descanso? Ésta pregunta que se le supone a Sancho me hace reflexionar.
8 comentarios:
Como siempre, me ha gustado mucho tu percepción de este capítulo, especialmente cuando mencionas el pique que tenía Cervantes con el Duque de Osuna y muy bien pudiera haber metido la puya de dicha universidad que al parecer no tenía facultad de medicina. Besotes, M.
En la época que tocamso era muy propio el criticar burlescamente a los personajes cohetáneos con los que se tenía diferencias...y verdaderamente a lo largo de la obra asistimos a una evolución de los personajes...saludos
Bien pensado el capítulo como el desarrollo de una obra de teatro, con una crítica patente a las clases sociales pudientes de la época: la nobleza y la iglesia, también a las instituciones fuera de los circuitos oficiales de sapiencia. Para aprender había que venir a Salamanca o ir a Alcalá, que para eso eran los centros apoyados por la realeza, la nobleza y el clero.
La varilla de costilla de ballena quita el sueño al gobernador, el hambre que arrastra le pone de muy mal humor.
Excelente momento para analizar la obra desde la crítica a las instituciones.
Con la pregunta del final de tu entrada se resume brevemente el mensaje de todo el capítulo. Y la verdad es que da para pensar.
Un abrazo
A Sancho le está resultando difícil ocupar ese sillón:que si azotes, que si no le dejan comer,parece que se emite el mensaje de que cada clase social es invulnerable.Nobleza,iglesia y pueblo.
Abrazos
Excelente perspectiva de análisis.
No compensa, no. Sobre todo si uno no va a ser dueño de sus actos.
Trabajo que no da de comer, no compensa. Ya lo ha razonado Sancho así y ya se ha dado cuenta de que este gobierno no va a durar. Tener hambre y ver comida abundante que no puede catar,la amenaza de que le quieren envenenar y recibir a un pelmazo perogrullesco...que le pide dinero. Y Sancho estalla,vuela la silla.
Un abrazo, Paco.
¡Cuánta critica social hay en los símbolos que señalas!
Besos
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