Reflexión

Cuando triunfó el nuevo material de escritura [el pergamino], los libros se transformaron en cuerpos habitados por palabras, pensamientos tatuados en la piel. (El infinito en un junco. Irene Vallejo).

jueves, 10 de junio de 2010

Sancho, al séptimo, descansó. Don Quijote. Cap. 53/2





Todo pasa y todo queda, dicen Serrat y Cide Hamete, y así ocurre con el presente capítulo:

El gobierno urdido por los duques y –no olvidemos- por los numerosos acólitos trepadores o no, para escarnio de Sancho y burla de don Quijote -prometedor de imposibles-, ha llegado a su fin como es habitual, con una burla teatralizada, simulando un asalto a la ínsula en la que los burladores aportan toda la parafernalia que les ha sido posible reunir.

Vista la imposibilidad de vencer por hambre o de palabra al buen Sancho, sólo queda el abuso numérico y la violencia. Ambas opciones, por cierto, harto frecuentes y que en éste caso presentan el agravante de simular protección. No abundaremos en detalles perfectamente descritos en la obra por el Autor.
Me quedo con la humillación que supone ser emparedado entre dos escudos, inmovilizado toscamente y utilizado como pedestal desde el que un iluminado arenga a las masas, que, en un momento de lucidez, llegaron a sentir pesar por la burla, pero fue un momento solamente:

“El haber vuelto en sí Sancho les templó la pena que les había dado su desmayo”

Las escenas con las imágenes de su gobierno, van proyectándose en la mente de Sancho, mientras se viste:
Portando los símbolos de su VIDA EN LIBERTAD: Arar, cavar, podar, hoz, gazpacho, la sombra de la encina y el zamarro de dos pelos. Y los de su MUERTE PRESENTE: Gobierno, ínsula, leyes, cetro, médico impertinente, sábanas de Holanda o pieles suaves y finas, se encamina hacia su única propiedad, su inseparable rucio, símbolo universal de la ignorancia, con  un monólogo que supone una cruda reflexión para sí mismo:

“Cuando yo me avenía con vos y no tenía otros pensamientos, dichosos eran mis horas, mis días y mis años, pero después que os dejé y me subí sobre las torres de la ambición y de la soberbia….”.

Sancho es del linaje de los Panza, tomada una decisión la cumplirá:

“Abrid camino, señores míos, y dejadme volver a mi antigua libertad; desnudo nací, desnudo me hallo”, bien al revés de como suelen salir los gobernadores de otras ínsulas”

A pesar del molimiento sufrido por el escudero, no hay merma en su capacidad de razonar, declina el ofrecimiento del supuesto doctor y el ladino mayordomo, no sea peor el remedio que la enfermedad:

“No son estas burlas para dos veces”.

No tomará nuevos brebajes ni alimento fuera de su gusto, y mucho menos, dará cuenta de su gobierno (residencia).  El duque en éste caso le sirve de buena escusa.

Por el camino de vuelta, con su rucio, su pan y su queso, las diferentes secuencias de los siete días de gobierno, el recuerdo de su esposa e hijos, seguramente le acompañen. Afortunadamente aún no conoce el contenido de la última carta de Teresa lo que le ahorra por el momento el sufrimiento por  la reacción de su familia y vecinos ante la realidad de su situación.


Partiendo de la nada, alcancé las más altas cimas de la miseria. (Groucho Marx)

Imagen: Gutenberg.org

9 comentarios:

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

Asi es. Estupendo comentario y resumen de este fin de gobierno. Me ha encantado tu post.

un abrazo.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

En efecto, Paco, aquí hay más culpables que los Duques. Qué actitud la de Sancho, ¿verdad? Veremos que no todo es tranquilo en su regreso...

Asun dijo...

Es fácil hacer a alguien blanco de las burlas cuando se está en superioridad numérica y además se trata de alguien tan bonachón e inocente como Sancho. Aquí de todas formas se han pasado (una vez más)

Muy buena la frase de Groucho Marx.

Un abrazo

pancho dijo...

Muy logrados los juegos de relaciones y similitudes que estableces: Machado - Cervantes y la vida reposada de la aldea en contraste con las torres de la ambición y la soberbia barataria.

Sancho pasa por la continua puesta en cuestión de su sabiduría; no puede tolerar que le pongan la mano encima: coge su asno y se marcha apenas sin despedirse.

Un abrazo.

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

Su liberación llegó de la mano de su despertad...tras quitarse la venda que llevaba, se da cuenta de quién es..que no está hecho para gobernar ínsulas sino campos....como mucho escudero de aventuras fantasiosas,sssss,,,

Merche Pallarés dijo...

Como siempre, querido Paco, excelente tu entrada quijotesca y la frase final de Groucho ¡GE-NI-AL!
Por cierto, ya es la segunda vez que coincidimos con la ilustración... Tenemos algo en común ¡telepatía! Mira por donde... Besotes quijotescos, M.

Myriam dijo...

A través de esta experiencia, SANCHO, descubre cosas de si mísmo y al no olvidar sus orígenes y quien es el verdad, puede volver a ser él mismo.

¡Qué grande Groucho!

Besos

Antonio Aguilera dijo...

Paco:
Sancho soportaba a duras penas el hambre, pero la humillación ya le ha herido en el alma.
Dimite sin más dilación. Él quiere reencontrarse con don Quijote, donde no faltaban los apaleos y el hambre, pero había buen rollo entre ellos; relación de hermandad.

Muy buena la frase del gran Groucho. Me gusta también otra que dice: “señores, estos son mis principios, pero si no les gustan, tengo otros”. Maestro de filósofos este otro Marx.

Un abrazo

Abejita de la Vega dijo...

Se subió en torres de ambición y así le ha ido. Echa de menos, incluso, los manteamientos, las aspas del molino, los estacazos, el hambre y la sed de los caminos...Cualquier cosa es mejor que esta broma cruel.
¡Qué buena la frase de Groucho Marx! Le viene a Sancho como de molde, como diría él.