Oleo: Carlos Belmonte
Carente ya del ejercicio de las armas don Quijote se interna en aventuras mentales, reflexivas diría yo. Retornan a él los encantamientos de. Tosilos lacayo, Dulcinea encerrada en cuerpo de labradora y el Caballero de los Espejos mutado a Sansón Carrasco; con el recuerdo del lacayo se introduce un matiz importante: Altisidora. A nuestro caballero, hombre al fin, su orgullo en compensación por su edad y su derrota, le hace verse asediado por las damas que le maldicen por sus desaires en tanto que le entregan prendas para el recuerdo -“diome los tres tocadores”.
La pregunta de Sancho sobre si está en edad y momento de relaciones amorosas provoca una reflexión con un guiño al amor en su sentido místico:
“Mucha diferencia hay de las obras que se hacen por amor a las que se hacen por agradecimiento. Bien puede ser que un caballero sea desamorado, pero no puede ser, hablando en todo rigor, que sea desagradecido”.
De la cita anterior, la expresión “desamorado” nos hace pensar en una referencia al Quijote de Avellaneda.
En el capítulo 12/II el protagonista de Cervantes confiesa al Caballero del Bosque:
“Nunca fui desdeñado de mi señora”.
El Caballero desamorado de Avellaneda por el contrario afirma:
“Cualquier caballero natural o andante que dijese que las mujeres merecían ser amadas de los caballeros, mentía”.
Con sólo “desamorado” destaca Cervantes la diferencia entre protagonistas, para don Quijote no es concebible un caballero sin dama.
Abunda aún más cervantes en la comparación entre el amor material y espiritual al afirmar don Quijote que los tesoros de un caballero son como los de los duendes, se deshacen al tocarlos.
Otra vez, el idealismo del amo choca con el realismo del criado al pretender que éste se castigue las carnes para volver a Dulcinea a su estado origimal:
“Yo osaré jurar que en cuantas historias vuesa merced ha leído que tratan de la andante caballería no ha visto algún desencantado por azotes”.
Es una manera de confirmar, sin decirlo, la locura de su amo, consiente en azotarse cuando haya ganas, lugar y tiempo. Una vaga promesa.
Sitúa Cervantes la acción siguiente en un lugar podríamos decir que emblemático, llegado al cual, en el viaje de ida. don Quijote se deshizo de Altisidora contempló imágenes de caballeros de lo divino, razonó con Sancho sobre la belleza y el amor y defendió la hermosura de las zagalas disfrazadas frente al grupo de lanceros que conducía la canalla malandrina de un tropel de toros, Pero.... No es esto lo que ve el hidalgo; preso de un arrebato sentimental, describe la vida pastoril, que piensa emprender en su obligado descanso donde por cierto:
“Las pastoras de quien hemos de ser amantes”.
Nuestro caballero, hombre al fin, …… parece que va perdiendo el misticismo
Contra todo pronóstico, hidalgo y escudero compiten por ver quién ensarta mejor refrán, Sancho pasa la noche durmiendo mientras su amo vela.
8 comentarios:
Interesante comparación con el texto del Avellaneda. Creo que la falta de misticismo de Quijo al querer tener una amante de carne y hueso, le llega una mica tarde... Besotes, M.
Según dicen los expertos, lo he leído por ahí, Cervantes se obsesionó con el apócrifo de Avellaneda, esfordándose en resaltar los aspectos contrarios a lo que había leído del falso Quijote. Debió sufrir un trauma porque Dulcinea era un mujer fea de Alcalá.
Las reacciones de DQ van en consonancia con los libros que ha leído, podemos decir que es un inadaptado a la realidad.
Es más fácil ser pastor que vaquero, no quiere saber nada del atropellamiento de los toros bravos, por eso elige una Arcadia de cabreros y pastores, menos riesgos.
En tu línea de buscar títulos ingeniosos al comentario.
Aqui, en este capítulo, con la divergencia entre lo que relata el narrador ( del atropello sufrido por los toros) y lo que recuerda DQ vemos como éste idealiza lo idílico de la vida pastoril.
Besos
Don Quijote, "hombre al fin", no puede dejar de sentirse conmovido por los tejos que le tira Altisidora. El que no es agradecido, no es bien nacido.
Viaja a una Arcadia con pastores refinados que se pegan la gran vida, entre versos, olor a flores, verdes prados y aguas cristalinas. Algo que sólo existe en Garcilaso y en las novelas pastoriles, pero que le permite soñar y salir de su abatimiento. Y Sancho muestra su entusiamo y mete al barbero, el cura y el bachiller en el aprisco.
Un abrazo
Lo que ocurre es que ahora tras el fracaso, debe de estar replanteándose la vida....y tener las ideas más cuerdas...está volviendo a la realidad .salud
Buen comentario, amigo, que comparto.
Tambien me gustaq el comentario de Abejita.
Abrazos.
DQ sigue siendo un soñador, bien sea viéndose como caballero, bien como pastor.
Abrazos
Desde hace unos capítulos, debemos tener muy en cuenta, como haces, lo que le pasa al Quijote de Avellaneda para comprender lo que hace y dice el cervantino.
Publicar un comentario