Reflexión

Cuando triunfó el nuevo material de escritura [el pergamino], los libros se transformaron en cuerpos habitados por palabras, pensamientos tatuados en la piel. (El infinito en un junco. Irene Vallejo).

jueves, 17 de febrero de 2011

Pirueta


Julian Vázquez

Con Inquietud en el Paraíso, el lector -cada lector- conformó una historia paralela en base al desarrollo de la novela y su particular concepción de las cosas. La primera impresión fue, a buen seguro, de novela histórica con final de Julio Verne. Por tanto nos adentramos en La ciudad del Gran Rey con intencionalidad histórica y una duda, razonable, sobre la aventura en la Catedral.

Hemos pasado del enjuiciamiento de valores y el miedo, al reto del autor a los lectores, del trastorno de una ciudad incoherente a la incomprensión por los relatos dentro de los relatos.

A punto ya de alcanzar el fin de la novela, quiero ver en la intencionalidad del autor una pirueta literaria; un modo atrevido de salir de ese conato de historia y afrontar la fantasía.

En el gran espectáculo de la trilogía a modo y manera del circense las piruetas -es de temer algún salto mortal- continúan para que los protagonistas comiencen su adaptación a la ciudad que no es ciudad con gente que no es gente.

La ciudad impregna de su absurdo a los que traspasaron la Escalera Dorada. La mutación por su contacto les hace crueles, capaces de asesinar como si el Gran Rey tuviera también poderes sobre ellos.
En ese mundo esperpéntico sólo sobrevive el más fuerte, física o mentalmente, solamente pueden aspirar a no perecer e intentar volverá España.
Este Burgos -el cantinero de la Pampa afirma que es Burgos- ya no les sirve para vivir, en la calle el riesgo es permanente y el blocao se desmorona.

Es de esperar nuevas piruetas, o quién sabe si un “triple salto” en lo que resta de obra.

14 comentarios:

J. G. dijo...

sigue así, menos queda ya para terminarlo, buen libro trilógico el de Esquivias.

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

Yo es que poeta no soy..y soy mas objetivo que subjetivo...además pienso que a las cosas hay que llamarlas por su nombre y no dar tanto la vuelta..reconozco que me está costando un "puñao" acabar la obra..un abrazo

pancho dijo...

Por el sesgo que van tomando los acontecimientos en la novela parece como que los relatos intercalados van a terminar confundiéndose con la trama principal. De hecho hay momentos que ya no se diferencia la pertenencia de los textos breves a un nivel narrativo o a otro. Se trata de un juego narrativo de altos vuelos. Lo único que no se puede decir de la novela es que deja indiferente al lector.

Merche Pallarés dijo...

Pirueta es poco... Estoy con PANCHO. Besotes, M.

matrioska_verde dijo...

He de decir, en honor a la verdad, que he disfrutado mucho más con esta segunda novela y no porque no me gustara la primera que me gustaron las dos por igual pero creo que esta segunda es tan fantástica y no me lo esperaba que la sorpresa fue muy positiva.

El final es apoteósico y por tanto estoy ya predispuesta (en unos días) a empezar la tercera, pensando ¿A qué jugará esta vez Óscar? Jugar en el buen sentido de la palabra, haciendo como bien dices tú, un ejercicio circense de altos vuelos. Yo apostaría a que podría sorprendernos con el número del hombre bala.

Biquiños,

Asun dijo...

Pirueta con doble salto mortal y sin red.

MIMOSA dijo...

La ciudad no sólo impregna de absurdo a los que traspasaron la Escalera Dorada, creo incluso que tiene la habilidad de absorber también al lector en su caótico desorden y llevarlo en volandas, haciendo tales piruetas y cabriolas sin saber donde va a caer. Fantástica asociación.
Besos y feliz domingo.

Ele Bergón dijo...

Me quedan ya pocas paginas para terminar la novela y efectivamente el autor baila continuamente con los personajes y con nostros los lectores. Nos lleva por la Ciudad del Gran Rey de un lugar a otro como quiere sin orden y ni concierto, mezclandolo todo y viajando de disparate en disparate ¿encontraremos la salida?

Un abrazo

Luz

Abejita de la Vega dijo...

Ya la terminé y me gusto tanto el final que me fui a la catedral a revivirlo, al mismo tiempo visité la exposición del Greco, en la capilla de la Natividad, al ladito del sepulcro del arcediano Villegas.
Ayer me zampé enterita "Viene la noche", me gustó mucho más que la primera vez que la leí.

Dices muy bien, es una pirueta literaria, un salto en el vacío.

Un beso, Paco

Abejita de la Vega dijo...

Ya la terminé y me gusto tanto el final que me fui a la catedral a revivirlo, al mismo tiempo visité la exposición del Greco, en la capilla de la Natividad, al ladito del sepulcro del arcediano Villegas.
Ayer me zampé enterita "Viene la noche", me gustó mucho más que la primera vez que la leí.

Dices muy bien, es una pirueta literaria, un salto en el vacío.

Un beso, Paco

Abejita de la Vega dijo...

Ya la terminé y me gusto tanto el final que me fui a la catedral a revivirlo, al mismo tiempo visité la exposición del Greco, en la capilla de la Natividad, al ladito del sepulcro del arcediano Villegas.
Ayer me zampé enterita "Viene la noche", me gustó mucho más que la primera vez que la leí.

Dices muy bien, es una pirueta literaria, un salto en el vacío.

Un beso, Paco

Antonio Aguilera dijo...

Yo empecé un poco como Tucci, no sabía por donde agarrarla. Ahora leída más allá de la página 200 las cosas van cambiando. La verdad es que no me encontraba en mi mejor momento para leer una novela "diferente".

Bien definido como juegos circenses, donde al final parece que viene el gran salto mortal.

Un abrazo Paco

Myriam dijo...

Curioso: a mi me costó más la primera parte de la Primera novela, con tanto nombre de personaje histórico e inventado y ahi me perdí en un laberinto y hasta tuve que volverla a empezar.

Sin embargo, en esta segunda, aunque éste no es un género que me atrae, como que estaba en mi salsa (quizás - ahora que lo pienso - porque mi vida ha sido medio purgatorio), la cuestión es que me lo leí de un saque y, lo repito las veces que haga falta: me gustó muchísimo.

¿Piruetas? Cada vida de cada uno de nosotros las tiene. Por eso, la Ciudad del Gran Rey: Piruetera, como la vida misma.

Abrazos
( Ya me leí el tercero también, por segunda vez)

Pedro Ojeda Escudero dijo...

En efecto. En esa pirueta se marca un autor que quiere ser autor antes que nada.