Reflexión

Cuando triunfó el nuevo material de escritura [el pergamino], los libros se transformaron en cuerpos habitados por palabras, pensamientos tatuados en la piel. (El infinito en un junco. Irene Vallejo).

jueves, 24 de noviembre de 2011

Bradomín siglo XXI – Sonata de estío



Louis de Rouvroy –Grande de España- define a Anne de l´Enclos “Ninon”, como: "un claro ejemplo del triunfo del vicio cuando se dirige con inteligencia y se redime con un poco de virtud".
Desde la perspectiva actual, he aquí, la más clara definición, el retrato más verosímil  del marqués de Bradomín, que al comienzo de la lectura se nos presenta. Sus amores, desgraciados según él, hubieran conseguido la plenitud de haber nacido mujer: “A las mujeres para ser felices les basta no tener escrúpulos”.
Tanto la envidiadas damas (Thais de Grecia y Ninon de Francia), como la frase que antecede a estas líneas parecen dignas de mayor análisis:
No es la visión de un Don Juan la que ofrece Valle Inclán, y mucho menos nuestra afirmación de admirable en la entrada anterior. Más bien aparece como un personaje cínico, carente -él sí- de escrúpulos, para el que la mujer es un objeto mas puesto a disposición de su linaje.
Pero, no hemos de ver la Sonata desde el siglo XXI. Toda obra es consecuencia de una época, no se puede interpretar fuera de su tiempo. En definitiva, se convierte en testigo de nuestra evolución.
Quedémonos tras la lectura de estas memorias con la satisfacción de haber sido partícipes de  uno de los más importantes logros de la prosa modernista de España.

Ruinas de Palenque. México

11 comentarios:

Merche Pallarés dijo...

¡Cuánta razón tienes en que no se puede leer esta novela desde la perspectiva del S.XXI! Pero yo no puedo. No puedo. Reconozco que no puedo meterme en la piel de un lector del S.XIX... Besotes, M.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Excelente perspectiva. Aun así, Valle no deja de señalar, como bien dices, ese cinismo de Bradomín. Sigo con mi idea: a pesar de eso, no podemos odiarlo...

matrioska_verde dijo...

haces bien en prevenirnos porque sino... sólo esa frase de las mujeres... ¡da escalofríos!

¡como si fuéramos tan simples!

ni hombres ni mujeres somos así, ya he dicho muchas veces que nos considero iguales en lo esencial.

biquiños,

Belkis dijo...

Muy buen enfoque.
Un saludo Paco.

pancho dijo...

Bradomín es un personaje literario sacado de la tradición del don Juan que hace del dominio de las maniobras del cortejo su modo de vida. A algunos no parece irle tan mal. Ejemplos siempre hubo y los sigue habiendo. Como todo oficio y tarea que uno emprenda, exige esfuerzo y dedicación si quieres que los resultados sean satisfactorios. Además de actitudes, que no todo el mundo está dotado para ello. Lo que es cierto es que hay gente pa' to'.

Esta Sonata calurosa tendrá que esperar un poco.

Un abrazo

Abejita de la Vega dijo...

Vicio, inteligencia y virtud. Una mezcla difícil.

Vamos con la de estío, que nos translada desde el gris de un pazo a los colores tropicales de México.

Desde una aristocrática y moribunda gallega a la niña Chole, a la que vamos a meter el bisturí de nuestros comentarios.

Gracias por abrir el fuego.


Besos, Paco

Ele Bergón dijo...

Voy a empezar a leer esta sonata, tendré en cuenta tu perspectiva.
Besos

Luz

Ángeles dijo...

Bradomín es un auténtico Don Juan, cínico y aventurero y su frasecita sobre las mujeres leída hoy en el siblo XXI levantaría verdaderas ampollas porque es horripilante, machista y hasta ofensiva.
Valle Inclán... no sé como sería, pero lo que nos dicen sus biógrafos, es que estaba resentido con el mundo, y en especial con las mujeres. ¿Paco, te le imaginas con su eterno paraguas y su barba alborotada?

Un saludo

Un

Firvulag dijo...

Estamos ante un Don Juan experimentado, seguro de sí mismo que actúa sin pensar en las consecuencias. Por supuesto que es machista, de hecho dudo que hace un siglo los hombres hablasen de la igualdad de sexos.

Un abrazo.

José Manuel.

Myriam dijo...

Interesante punto el que señalas: Bradomín hubiera conseguido plenitud en los amores de haber nacido mujer. Hacia el final de la novela y desde su invierno, se lamenta también de que no pudo o no fue capaz de conocer la homosexualidad.

Un abrazo

Estrella dijo...

¡Y qué peligro tiene la niña Chole!

Tienes toda la razón, no se puede sacar de su época ninguna obra. Porque si no, entonces las mujeres no leeríamos a muchos grandes escritores. Quevedo mismo. Misógino hasta decir basta.


Saludos