Escenarios místicos recoletos envueltos en un halo religioso, la
muerte, omnipresente en todas las lecturas, la lascivia, son constantes que se
repiten en las Sonatas. Piedad,
satanismo, virtud y pecado se mezclan para provocar -pensemos en la época- un cierto escándalo calculado que llega a formar un todo; una necesaria
floración con ausencia de falsedades en el paisaje narrativo de las Sonatas. Bradomín, es fiel y
consecuente consigo mismo. En el marco recogido y conventual del Palacio
Gaetani donde impera la leyenda con antepasados
santos y beatos María Rosario es el blanco de la tentación.
“María Rosario era una figura ideal que me hizo recordar…. Doncellas que
con sus manos curaban a los leprosos. El alma de aquella niña encendíase con el
mismo anhelo de santidad”.
Son las memorias de un Don Juan atraído por un conjunto de ternura misticismo y bondad, personalizado en mujer.
El ansia de originalidad lleva a Bradomín tras “el triunfo de la vida” con la
Niña Chole en el convento y el encuentro con Isabel a pocos pasos de la
habitación de Concha a ser fiel a su patrón, superarse a sí mismo buscando
incansable el contraste entre el Casanova erótico y la princesita Gaetani.
De la diversidad de matices y cualidades que el lector aprecia en las
Sonatas, es la dualidad de mundos, el oponer persistentemente
rincones de la intimidad de los personajes, quizá uno de los recursos más conseguidos.
6 comentarios:
Pocos escritores que hayan sabido hilvanar la tensión narrativa en torno a esa oposición entre contrarios: infierno y paraíso, vida y muerte o abundancia y aridez de sentimientos tan intensamente y dándose la mano como Valle-Inclán. Es cierto.
De ninguna manera pueden faltar las rosas recien cortadas en la primavera de Ligura.
En efecto: desvelar esos rincones de intimidad, con sus miserias, con sus contrastes radicales y sus pasiones. Un gran logro de Valle.
¡Es increíble como Valle logra crear y recrear estos escenarios!.
Un abrazo
Por haber, hay incluso fantasmas que golpean las puertas. Ambiente tétrico y clerical.
Una buena pintura del ambiente de las sonatas, vamos descubriendo lo que tienen en común.
Besos
Buenas noches, Paco Cuesta:
Bradomín se prenda de María del Rosario, y de la inocencia y bondad naturales. Utiliza con ella “sus artes amatorias”, acosadoras y desfasadas, para conquistarla, sin éxito.
Saludos.
Y yo siempre tengo la sensación de que este don Juan va con prisas. Entra, sale, va, viene... Siempre de una esquina a otra como sin tiempo. Casi sin "acabárselo" lo que sea que encuentra en un lado y ya lo suelta para ir al otro.
Saludos, Paco.
PD: Y qué bien complementáis las lecciones del profesor Ojeda.
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