…. Todos víctimas.
Víctimas del miedo.
En circunstancias normales,
dar cobijo a un amigo, conseguir comida a un hijo o coger moras en la trasera
del huerto del alcalde, son hechos normales -obligado en los dos primeros casos, diría yo.
Pero… en tiempos de guerra, peor aún, de posguerra, cuando se han perfilado ya dos bandos, el miedo todo
lo cambia. Lo normal, ya no es normal.
Por miedo, a pesar del hambre,
las moras siguen en la zarza, hasta que el
alcalde escoja las más granadas.
Por miedo a sus mandos,
dispara el subordinado a sabiendas de que la víctima es inocente. Por miedo a
su mirada, lo hace por la espalda.
El odio se auto alimenta del miedo, se convierte en un remolino que, inexorablemente engulle cuanto
tiene a su alcance.
Un conflicto sólo es interminable si “vencedores” -se gana
la batalla, no la guerra- y vencidos, quieren que así sea.
La valentía consiste en
superar el miedo como tantas veces recordó Doña Concha en Romance de valentía.
13 comentarios:
Cuánta razón tienes. Y cómo sigue esta guerra interminable que generó tanto miedo, porque el miedo de la guerra siguió en la postguerra. Demasiado tiempo para que una sociedad se reponga antes de que pase un siglo...
Excepcional, Paco.
Opino como Pedro que tienes mucha razón en esa frasce del odio que se alimenta del miedo y lo engulle todo.
Todos tenemos miedo,pero sólo lo superan los valientes, como muy bien dices.
Me gusta mucho lo que has escrito
Besos
Luz
El estado natural de este país es la inestabilidad, el conflicto permanente. Los escasos periodos de quietud en que la tensión es más o menos soportable porque el pecunio favorable logra apaciguar los descontentos, saltan por los aires al menor contratiempo, turbados por elementos empeñados en el zarandeo como forma de presión que resuelva sus problemas.
Quintero, León y Quiroga merecen un reconocimiento. Las letras de sus canciones son enciclopedias de sabiduría popular.
Reflexión que hace pensar.
Un abrazo.
Como dice Pedro, fueron tantos años sometidos al miedo que todavía hoy se notan sus secuelas.
Besos
¡Me encantan esas coplas desgarradoras que mezclan toreros con vírgenes! Muy bueno tu esccrito sobre el miedo, Paco. Besotes, M.
Miedo que paraliza. Quién no lo ha sentido.
Besos
vivir con miedo (a lo que sea) siempre es lo peor... no nos deja avanzar, no nos deja crecer.
¡que canciones nos dejas hoy para recordar!
cada vez que escucho En tierra extrañ, como poco se me eriza el vello y muchas veces se me saltan las lágrimas.
biquiños,
El miedo siempre deja una herida abierta que no puede cicatrizar, porque siempre en todo conflicto bélico, hay vencedores y vencidos, y la historia la escriben los vencedores... mientras que los vencidos se esconden POR MIEDO A PERDER LA VIDA, QUE ES LO ÚNICO QUE POSEEN.
Un entrada muy real, que llega al alma, sin opciones de cambio.
Un abrazo con brisas de esperanzas.
Tienen que pasar unas genaraciones para borrar unos miedos, pero surgen otros, por lo que deduzcco que forman parte de nuestra existencia. Por desgracia.
Un abrazo
Buenos días, Paco Cuesta:
Tu entrada da para mucho.
¡Qué valiente Nino! Igual o más que Jim Hawkins, el joven protagonista de ‘La isla del tesoro’ .
Copio del libro - espero que con permiso de Almudena Grandes y de la Editorial Tusquets-
pág.196…"-En las personas valientes, el miedo es sólo consciencia del peligro…
…Las personas cobardes tienen miedo hasta de sí mismas, y eso es lo que le pasa a don Eusebio."
pág.364…"y la mirada vacía de los cobardes, que son crueles porque son cobardes, que son torpes porque son cobardes, que son mezquinos porque son cobardes."
Te dejo una CANCIÓN, de Jacobo Morcillo, el autor de ‘La vaca lechera’
Saludos.
Muy de acuerdo a que el miedo es la antesala del odio, aunque en el odio confluyen más elementos como una serie ds prejuicios, escasa capacidad de elaborar pensamientos autónomos, etc.
Perdona que estando de vacaciones no te haya comentado antes esta entrada tan importante.
Paco, te envié correo del que necesito una respuesta urgente a tu casilla de correo hotmail ( y antes otro) si has cambiado la casilla, hazmelo saber por favor.
Besos desde Argentina
(fijate por favor que no te hayan caido en correo spam)
Miedo y odio... Dos palabras que unes de manera magistral en tu maravillosa entrada.
Me gustó mucho, Paco.
Besos.
Publicar un comentario