Edouard Manet El bar del Folies-Bergére
La melodía de apertura de los portátiles era
ya más frecuente que el paso de hojas del libro, conectar y desconectar los
aparatos a los improvisados enchufes iba parejo con el roce de las sillas.
Afortunadamente los ataques de tos eran escasos, aminorados sin duda por los
botellines de agua que presidían cada espacio. En cualquier caso la sala,
aunque algo antigua era tranquila. A diferencia de en otras más modernas,
consultas y saludos mantenían el tono quedo, apenas un murmullo.
-Imaginé que estabas aquí ¿Qué lees? –dijo el
murmullo a su espalda.
Se volvió con el índice cruzado sobre los
labios. Siempre aparecía en el momento menos esperado; por toda respuesta el
dedo volvió a la boca para tornarse luego en un gesto imperativo señalando la
puerta.
-¿Se puede hablar ya?
-Aquí sí. En la biblioteca no. ¡Lo sabes de
sobra!
-¡Vale! ¿Qué lees esta vez?
-Un tema de actualidad.
-Esto del vending está bien ¿Verdad? Solo o con
leche. Con azúcar o sin azúcar.
-Capuchino sin azúcar. Está bien cuando no se
traga la moneda.
-¿Actual dices? ¿Baroja no es de la generación
de 98?
-Encaja totalmente en la sociedad actual. El
comienzo de la novela narra el proceso de formación del protagonista, que
partiendo del “arroyo”, deja de ser antisocial, trabaja, ahorra y quiere montar
un pequeño negocio.
-O sea, que pasa del golfería a la burguesía
sin más problemas. Un folletín.
-Más bien un lamento. Problemas tiene, no hay
atajo sin trabajo. Justamente esa parte de la novela es un buen retrato actual. El burgués como tú dices termina sus ahorros, se pierde en diligencias y
permisos burocráticos, le roban, enferma por exceso de trabajo, sus operarios
le engañan. ¿No te parece actual?
-Bueno. Sí. Pero es que todo el mundo quiere
ser propietario.
-¿Eso es malo?
-No si dispones de medios, para recoger una
espiga, has de tener más de un grano. Algunos no germinan.
En el breve camino hacia el contenedor de
vasos usados recordó dos párrafos más:
“Entró la Ignacia que recibió a su hermano más
sorprendida que satisfecha.tenía la mujer ya su vida formada y reglamentada y
su egoísmo se sentía inquieto ante un nuevo factor que podía perturbarla”.
“Perico se detuvo dispuesto a pegarse con el que
insultara a su padre; pero Manuel le cogió del brazo y lo empujó hacia la
salida.
-Esto es lo que no pasa en ningún lado –dijo Juan.
Sólo aquí hay ese afán de insultar y molestar
a la gente”.
Seguía pensando que en el fondo era una novela
conservadora donde se resalta que en la lucha por la vida el triunfo de las
personas depende de su esfuerzo personal. Al menos hasta ahora –se dijo a sí
mismo.
-Te acompaño, cuando termine Aurora roja te la
dejo. Seguro que te gusta.
-Al final siempre consigues que siga leyendo.
Te lo agradezco.
La puerta
automática dio paso a un bravío viento del norte que cortaba la posibilidad de
diálogo. Una ráfaga helada deshizo las palabras, sólo entendió ¡Vamos!
8 comentarios:
Tu entrada de hoy es una auténtica invitación a leer: excelente forma de hacernos desear tener el libro entre manos.
¿Aurora roja conservadora o nihilista? Baroja es muy inteligente, mucho...
Se puede leer a Baroja, se puede animar a leer a Baroja. Me gusta lo que dices del granero, hay que tener más de un grano. No es tan fácil pasar de obrero a empresario, por mucho que se diga de los emprendedores.
El capuchino no está mal, si no se traga la moneda.
Excelente texto. Besos, Paco.
Buenas noches, Paco Cuesta:
Con ese “bravío viento del norte” y “ráfaga helada”, has situado tu relato.
Ya hemos visto que ‘La lucha por la vida’, ha sido muy dura, para Manuel y para los que nada tienen.
Cuando se consigue animar a alguien a que lea lo que nos gusta, nos aseguramos futuros interlocutores para intercambiar ideas sobre lo leído.
Abrazos.
Buenas noches, Paco Cuesta:
No te he dicho nada del cuadro que has elegido para ilustrar la entrada. ¡Estupendo!
Saludos
Te felicito por tu extraordinario trabajo.
Un abrazo
y la verdad es que convences... eh!... ya nos dirás si la leyó y pensó lo mismo que tú.
biquiños,
Tus entradas siempre animan a leer. Voy, un poco con la lengua fuera para cumplir los plazos, por la primera parte de Aurora Roja, después de haber leído, con mucho más interés que en mi adolescencia, las otra dos anteriores.
Un saludo
Lo que te dice Aldabra; ya nos contarás.... jejeje
Besos
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