Llegados ya al fin de la lectura, buscamos una
palabra en la que resumir la trilogía de Don Pío Baroja, comentada en el club
de lectura de La Acequia.
- ¡Buenos días! ¿Has dormido bien?
- Sí. Creo que sí. ¿Lo dudas?
- Has soñado mucho. Discutías.
Ese espacio de libertad llamado sueño que los
humanos tenemos, donde podemos amar, denunciar, cambiar el destino, es la
palabra buscada. La vida es sueño, la fuente que da título a esta entrada. Los
versos eternos de Don Pedro Calderón de la Barca en el grito desesperado de
Segismundo encadenado, nuestro principio de razonamiento.
Qué delito cometí contra vosotros naciendo…
Más sea verdad o sueño, obrar bien es la que
importa...
La lucha por la vida, es un
retrato que muestra realidades,tomado a veces -no con rigor- por un manual de inculcar ideas, y
es también, un sueño.
El sueño de dos doctrinas, socialista y anarquista
que buscan un mismo fin por caminos
distintos: generalizar la propiedad dominada por una minoría.
El sueño por evitar el autoritarismo en las
clases dirigentes y también en los partidos.
El sueño de la utopía libertaria expresado por
Juan en un discurso más moral que político, poco acorde con sus postulados,
pero coherente con su sensibilidad.
“La anarquía, dijo, no era odio, era cariño,
era amor; él deseaba que los hombres se libertasen del yugo de todo autoridad
sin violencia, sólo por la fuerza de la razón”.
Y habló… de las mujeres holladas hundidas en
la muerte moral de la prostitución, pisoteadas por la bota del burgués y la
alpargata del obrero”.
Hemos releído el discurso de ese hermoso sueño de la utopía.
Sueño, que se derrumba con el episodio
de Trasconejo, “el hombre de La puerta del Sol” y Passalacqua. Con ellos Juan
vuelve a la teoría de la violencia. Al atentado como forma de cambiar el estado
de las cosas.
No podemos olvidarnos de los sueños de Manuel.
Quiere casarse, tener un negocio propio. Todo conduce a convertirlo en un
burgués sin inquietudes, mas no es así,
o al menos eso se desprende de sus palabras tras la muerte de su hermano.
“Maldita vida –murmuró- había que reducirlo
todo a cenizas”.
Verdaderamente no son las palabras de un burgués,
si no la expresión de rabia e impotencia por el tiempo que le ha tocado vivir.
No es malo que la vida sea un sueño, sino que
hemos de despertar de él, participar en la representación y salir de escena
cuando el regidor lo disponga.
Imagen.
Un perro andaluz. Buñuel
8 comentarios:
“La anarquía, dijo, no era odio, era cariño, era amor; él deseaba que los hombres se libertasen del yugo de todo autoridad sin violencia, sólo por la fuerza de la razón”.
El Poder ha tergiversado en su provecho el significado de Anarquía, dando por los medios de comunicación que es sinónimo de algarada y violencia. Cuando es todo lo contrario: respeto y libertad.
Qué bien te curras el comentario y la presentación...
Un abrazo
Esa frase que seleccionas al final, resume bien el planteamiento de Baroja. Se impone el sentido común, pero por dentro permanece la quemazón del sueño. Qué gran lectura has hecho, Paco.
Precisamente una de las funciones más interesantes de la literatura es hacernos soñar y también despertanos si es que la lectura nos ha dejado en las nubes.
Que nadie venga a quitarnos los espacios de libertad que tanto costó conquistar.
Esa imagen tan traumática del comienzo de Un perro andaluz ciega, estremece y nos guía a una introspección y mirada interior.
Un abrazo.
Estupendo resumen como siempre querido Paco pero esa imagen del "Perro andaluz" siempre la he odiado. Nunca me gustó esa pelicula por muy surrealista que fuera y tantos "intelectuales" la ensalzaran. Besotes, M.
Sigamos soñando con un mundo mejor,a pesar de todo. No abandonemos nunca ese desasosiego de Manuel.
Besos, Paco.
Mi querido amigo, mira que me gusta a mí Buñuel...pues nunca he podido ver ese fotograma y los que siguen a continuación...¡¡me da un repelús!!!
Besote
Soñar, despertar y acción, pero no violenta.
Igual que a Merche y Marina, no me gustó esa película, menos su título.
Besos
Sin esos "sueños" nada tendría sentido. Sin esa chispilla de esperanza que el corazón los aviva, y que a veces guardamos en silencio como si del mayor tesoro se tratase.
biquiños,
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