Nuestra Señora del Espino (Soria)
Tras la muerte de Leonor, Machado se
transforma. Si antes hizo hincapié en el
descuido de los campos, la miseria y la incultura de Castilla la Vieja, ahora escribe en un tono más íntimo
con el recuerdo permanente a “su niña”, su mujer, tanto en el desgarrador “Señor ya me
arrancaste lo que más quería…” como en “Soñé que tú me llevabas…” o“ Una noche
de verano…”, cargados todos de sentimiento.
Desde Baeza los paisajes de Castilla continúan
en su memoria: la estepa del alto Duero, los campanarios, las mulas pardas, los
labriegos que siembran los tardíos…, la modesta primavera soriana vista desde la
distancia adquiere especial belleza.
En el poema A José María Palacio -periodista y
amigo- evoca la primavera como metáfora de juventud y reflejo de su estado de ánimo. Ve en el renacer de la naturaleza, el símbolo de una esperanza inalcanzable: el renacer de la joven esposa muerta. Es una carta
premeditadamente incontestada en la que Machado pregunta e imagina utilizando
expresiones del pueblo, entrañables, sencillas, fáciles de entender dejando en el aire las respuestas.
¿Tienen los viejos olmos
Algunas hojas nuevas?
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Por esos campanarios
Ya habrán ido llegando las cigüeñas
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¿Hay ciruelos en flor? ¿Quedan violetas?
La melancolía se hace presente en don Antonio
ante una realidad: la lejanía física del
lugar donde compartió con Leonor la primavera en torno a la cual, construye poemas que la inmortalizan para que se
mantenga viva en el pensamiento del
lector.
Esta carta incontestada conserva su historia
íntima, encerrada en una especie de
confidencia que el poeta comparte con el lector haciendo un ruego al amigo:
Con los primeros lirios
Y las primeras rosas de las huertas,
En una tarde azul, sube al Espino,
Al alto Espino donde está su tierra.
En el cementerio, contiguo
a la iglesia de Nuestra Señora del Espino (Soria) reposan en los
restos de Leonor A las afueras de la iglesia hay un olmo seco con un poema
impreso al lado. Con seguridad José María Palacio tomó algunas rosas y subió
al Espino. De esta forma, con esta delicadeza el poeta herido por el rayo del
dolor perpetúa el recuerdo de su esposa.
¡Subamos al Espino!
8 comentarios:
Buenas noches, Paco Cuesta:
Machado escribió:
“¿Quién en mi caso no llevaría a esa tierra en el alma?”
[...]"huelgan estatuas, lápidas y escenarios; que encuentre ya ¡si fuera posible! esa amada tierra y esa diminuta ciudad tal como fue para mí cuando viví en ella. Y si esto ya no puede ser lo que más se le acerque..."
Imagino que el recuerdo de Leonor siempre estuvo vivo en sus familiares y vecinos y en el Espino no faltarían visitas y flores.
En nuestro poeta, ya sabemos el dolor que le produjo su pérdida, y los poemas maravillosos que le dedicó.
Un abrazo.
Machado sabe que, en primavera, vuelve todo pero todo es distinto. Ya no nacerán las mismas violetas.
Besos, Paco.
En cierta forma el poeta se arrepiente de la huida y pide a su amigo que visite la tierra, ya sagrada, donde descansa Leonor. Que le lleve los primeros lirios del campo.
Primavera tarda, modesta primavera soriana: contraste con la explosión andaluza de colores tempranos. Este año tenemos una excepción, la lluvia y las temperaturas suaves han poblado el campo de colores desconocidos, que quitan la envidia.
Comentario emocionante.
Un abrazo.
Antes o después todos tendremos un Espino al que llevar flores. O, como en el caso de Machado, pedir a un amigo que las lleve. Se negó a volver a Soria y solo la literatura pudo ayudarle a llevar el duelo.
cada uno carga con su pena lo mejor que puede, y Machado se desahoga escribiendo.
biquiños,
Machado no puede con la pena y el dolor y los recuerdos sólo encuentran alivio cuando los transcribe en un papel.
Buen recorrido por su poesía.
Un abrazo
Luz
Tremenda la tensión in crescendo de estos versos, cuyo significado me queda absolutamente claro con tu explicación, Paco, porque no sabía que el Espino aludía al cementerio de al lado de la Iglesia, ya que nunca estuve en Soria. Gracias.
Gracias también por tus palabras en casa, es cierto, queda un poco de Myriam en cada uno de los lugares que piso.
Besos, (luego vuelvo para leer las entradas anteriores sobre machado, ahora voy saludando a los amigos que son muchos...)
Y ese luego.... es ahora, Paco. ¡Gracias!
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