Reflexión

Cuando triunfó el nuevo material de escritura [el pergamino], los libros se transformaron en cuerpos habitados por palabras, pensamientos tatuados en la piel. (El infinito en un junco. Irene Vallejo).

jueves, 23 de mayo de 2013

Clamor desde Baeza: A José María Palacio




Nuestra Señora del Espino (Soria) 

Tras la muerte de Leonor, Machado se transforma.  Si antes hizo hincapié en el descuido de los campos, la miseria y la incultura de Castilla  la Vieja, ahora escribe en un tono más íntimo con el recuerdo permanente a “su niña”, su mujer,  tanto en el desgarrador “Señor ya me arrancaste lo que más quería…” como en “Soñé que tú me llevabas…” o“ Una noche de verano…”, cargados todos  de sentimiento.
Desde Baeza los paisajes de Castilla continúan en su memoria: la estepa del alto Duero, los campanarios, las mulas pardas, los labriegos que siembran los tardíos…, la modesta primavera soriana vista desde la distancia adquiere especial belleza.

En el poema A José María Palacio -periodista y amigo-  evoca la primavera como metáfora de juventud y  reflejo de su  estado de ánimo.  Ve  en el renacer de la naturaleza, el símbolo de una  esperanza inalcanzable: el renacer de la joven esposa muerta. Es una carta premeditadamente incontestada en la que Machado pregunta e imagina utilizando expresiones del pueblo, entrañables, sencillas, fáciles de entender dejando  en el aire las respuestas.

¿Tienen los viejos olmos
Algunas hojas nuevas?
              ---
Por esos campanarios
Ya habrán ido llegando las cigüeñas
              ---
¿Hay ciruelos en flor? ¿Quedan violetas?

La  melancolía se hace presente en don Antonio ante una  realidad: la lejanía física del lugar donde compartió con Leonor la primavera en torno a la cual, construye poemas que la inmortalizan  para que se mantenga  viva en el pensamiento del lector.
Esta carta incontestada conserva su historia íntima, encerrada en  una especie de confidencia que el poeta comparte con el lector haciendo  un ruego al amigo:

Con los primeros lirios
Y las primeras rosas de las huertas,
En una tarde azul, sube al Espino,
Al alto Espino donde está su tierra.

En el cementerio, contiguo a la iglesia de Nuestra Señora del Espino (Soria) reposan en los restos de Leonor A las afueras de la iglesia hay un olmo seco con un poema impreso al lado. Con seguridad José María Palacio tomó algunas rosas y subió al Espino. De esta forma, con esta delicadeza el poeta herido por el rayo del dolor perpetúa el recuerdo de su esposa.

¡Subamos al Espino! 

8 comentarios:

Gelu dijo...

Buenas noches, Paco Cuesta:

Machado escribió:
“¿Quién en mi caso no llevaría a esa tierra en el alma?”
[...]"huelgan estatuas, lápidas y escenarios; que encuentre ya ¡si fuera posible! esa amada tierra y esa diminuta ciudad tal como fue para mí cuando viví en ella. Y si esto ya no puede ser lo que más se le acerque..."
Imagino que el recuerdo de Leonor siempre estuvo vivo en sus familiares y vecinos y en el Espino no faltarían visitas y flores.
En nuestro poeta, ya sabemos el dolor que le produjo su pérdida, y los poemas maravillosos que le dedicó.

Un abrazo.

Abejita de la Vega dijo...

Machado sabe que, en primavera, vuelve todo pero todo es distinto. Ya no nacerán las mismas violetas.

Besos, Paco.

pancho dijo...

En cierta forma el poeta se arrepiente de la huida y pide a su amigo que visite la tierra, ya sagrada, donde descansa Leonor. Que le lleve los primeros lirios del campo.
Primavera tarda, modesta primavera soriana: contraste con la explosión andaluza de colores tempranos. Este año tenemos una excepción, la lluvia y las temperaturas suaves han poblado el campo de colores desconocidos, que quitan la envidia.

Comentario emocionante.

Un abrazo.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Antes o después todos tendremos un Espino al que llevar flores. O, como en el caso de Machado, pedir a un amigo que las lleve. Se negó a volver a Soria y solo la literatura pudo ayudarle a llevar el duelo.

matrioska_verde dijo...

cada uno carga con su pena lo mejor que puede, y Machado se desahoga escribiendo.

biquiños,

Ele Bergón dijo...

Machado no puede con la pena y el dolor y los recuerdos sólo encuentran alivio cuando los transcribe en un papel.

Buen recorrido por su poesía.

Un abrazo

Luz

Myriam dijo...

Tremenda la tensión in crescendo de estos versos, cuyo significado me queda absolutamente claro con tu explicación, Paco, porque no sabía que el Espino aludía al cementerio de al lado de la Iglesia, ya que nunca estuve en Soria. Gracias.

Gracias también por tus palabras en casa, es cierto, queda un poco de Myriam en cada uno de los lugares que piso.

Besos, (luego vuelvo para leer las entradas anteriores sobre machado, ahora voy saludando a los amigos que son muchos...)

Myriam dijo...

Y ese luego.... es ahora, Paco. ¡Gracias!