El hastío ante la realidad diaria hace que, en un
intento de huida hacia adelante se desarrollen paraísos artificiales en busca de horizontes más halagüeños. La lucha
contra la decadencia, no es nueva.
Decadentismo, según la RAE es: tendencia de
algunos escritores y artistas de fines del XIX y principios de XX que afirman
su personalidad en la sociedad tratando temas artificiosos con afectado
refinamiento.
Esta afirmación de personalidad de artistas y escritores suponía un reflejo de la situación creada por la burguesía de
entonces que a través de la
concentración económica industrial y productiva llevó a las clases menos
favorecidas a un estado de represión y en consecuencia de preocupación social. El
decadentismo de fin del XIX por medio de la transgresión a las normas de una sociedad burguesa que resultaba insoportable para su sensibilidad artística, hizo
del sexo uno de los temas capitales de sus obras, buscaba el goce a sabiendas
de la amargura que suele acompañar a cada experiencia recurriendo al alcohol y estupefacientes
en pos de alucinaciones creativas.
Los paraísos artificiales (Baudelaire 1861)
uno de cuyos capítulos se tituló: “Sobre el vino y el hachís como medios para
multiplicar la individualidad” reúne las
conclusiones que deparaban a los decadentes esas vías de escape (el alcohol, el hachís o el
opio) en busca de realidades alternativas.
Cabe preguntarse tras abundar en estos datos
si en el fondo de muchas de las actitudes que a diario criticamos de nuestro
tejido social no subyace también una lucha contra la decadencia de un sistema social excesivamente globalizado.
3 comentarios:
Suena fatal eso de decadente. Los paraísos artificiales se tornan infiernos en muchas ocasiones.
Besos
Cuando todo se hace demasiado material -hasta las relaciones entre personas-, el decadentismo se hace necesario.
Toda huida con medios artificiales para encontrar paraísos fingidos, me parece horripilante, más cuando contamos con nuestra capacidad creativa para crear los mundos que queramos.
Besos itinerantes.
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