Equilibrios de un bloguero con el poema 5 de Pablo Neruda
Amado Alonso afirma que, “acercarse a la obra nerudiana es dar a una poesía hermética, una interpretación dentro de las posibles”. Las referencias a Veinte poemas de amor y una canción desesperada hablan de: condensación sentimental, historia de un encuentro y fracaso amoroso, eros que irrumpe con fuerza, amor adolescente…
Con la aventurada intención de ir “más allá” en
busca de interpretaciones alejadas del terreno firme, este funambulista, decide
caminar en la cuerda floja por Veinte
poemas de Neruda sin red, con el cable a poca altura y sin perder el
contacto con la pértiga de notas y obras de consulta. No se trata de enmendar
la plana, sino, escuchando la voz de Amado Alonso, dar al Poema 5 otra interpretación ¿posible?
La presentación de imágenes
poéticas expresión del sentimiento del
mundo del poeta, suele ser una realidad que se nos presenta difuminada como un
trampantojo interpretable que solo él capta nítidamente. Desde la oportunista
situación en la que el acróbata se ha situado, le parece que el poeta podría estar hablando no en clave de amor hombre-mujer, sino de poeta-poesía.
Por eso, sus palabras se adelgazan a veces para que no
pierdan el sentido, para que la comunicación, la voz poética, el Yo llegue a realizarse en el Tú –la poesía- completando un conjunto
armónico de sonidos y ritmos.
La palabra tiene especial importancia para Neruda, se funde trepa, invade,
huye, pero todo lo llena, como la naturaleza. Ellas y Eres: Palabras y
poesía están personificadas, comparten una relación dolorosa y creativa. Para el
poeta la obra ya no es suya, pertenece a las paredes húmedas de la poesía, Palabras, Ellas, Tú, se repiten
cobran entidad, vida, indican al lector el objetivo del poema: la amada es la
poesía.
Son tal vez los versos 16 y 17 los que hacen que
asido firmemente a la pértiga mantenga el equilibrio.
Ahora quiero que digan lo que quiero
decirte
para que tú las oigas como quiero que me oigas.
La estrofa expresa con firmeza, incluso con cierta desesperación el deseo de comunicación, la necesidad de que la
voz del poeta sea escuchada para reflexionar en la estrofa siguiente sobre la
palabra perdida, sin audiencia, incomprendida: el viento, los huracanes, otras
voces en su voz dolorida. Angustia y
tristeza; la comunicación es la vida del poeta, la poesía su amor.
Ámame, compañera. No me abandones. Sígueme.
En las dos últimas estrofas el registro cambia, se hace amable ha
conseguido el objetivo de comunicarse, de llegar tiñendo las palabras. Ahora Ella -la poesía- todo lo ocupa. Un Collar
infinito, símbolo de unión, relación, cohesión aísla la incomunicación.
Uvas
y manos blancas: fruta apetecible,
naturaleza, dulzura; manos de mujer, amor, respeto, calidez. El ciclo se ha
cumplido, el poeta presta su voz la poesía la recoge la hace suya.
¿Y si fuera así?
Soñar es gratis, el aprendiz de funambulista despierta, está en tierra firme,
a su lado Veinte poemas, Como leer a
Neruda, Poesía y estilo de Pablo Neruda y una mente calenturienta.
6 comentarios:
Ya se pueden helar las cataratas del Niágara, este barco no hay quien lo pare. Ni cafés ni nada, directamente a la verdad del poema. Excelente.
Un abrazo.
NO te has caído del alambre, Paco. Es certero: el poema como forma de comunicación con la amada. El poema como metaamor y como metapoesía.
Hay quién define la poesía como "comunicar la incomunicable" y aun que hay discusión sobre esto, yo creo que es así y de esta forma nos lo expresa Pablo Neruda.
Un abrazo
Luz
Has guardado bien el equilibrio. Las palabras de amor son las protagonistas en el cinco de los veinte. Han de decir lo que él quiere decir para que ella las oiga como él quiera que las oiga. Y no hay más bellas palabras de amor que las de la Poesía. Buen enfoque el tuyo.
Besos, nos vemos el martes. Con Neruda...
Es un análisis muy interesante... y muy posible.
Saludos
Buenos días, Paco Cuesta:
Bien debía saber Pablo Neruda, desde joven, el poder y la importancia de las palabras.
En este poema 5, nos deja una prueba.
¡Cómo no iba a conseguir el amor de la propietaria de 'las manos suaves como las uvas', si -además de su maestría y facilidad- las escogía con tanto mimo y las preparaba como ante un espejo, antes de escribirlas!
Un abrazo
P.D.: Ah, y muy gracioso tu símil del funambulista.
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