Dejar las cosas en sus
días es una novela coral y como dice su autora, de muchas aristas –recogemos sus palabras- poliédrica, ha
sido un pulso entre mi misma y el narrador. Y el lector
así lo percibe, unas historias generan otras, el poliedro tiene tantas caras,
tantos puntos de vista, que sin una documentación exhaustiva y dilatada
profundizando en cada uno de los temas la figura no hubiera quedado cerrada.
Junto al nacimiento de
los movimientos obreros asturianos, o el concepto empresarial del marqués de
Comillas, aparece una y otra vez el tema de la memoria histórica,
metafóricamente personalizado en Andrés Braña y el alzheimer, la realidad
vivida y la realidad olvidada.
Para introducir el tema y
ubicar al lector, posiblemente hubiera bastado con el dúo Andrés, Aida, pero
no. Laura -entiendo que me permite la confianza- igual que con las cuestiones
de conciencia de Benito Montañés, los apasionados amores de Camino, Efrén y Paloma, o la procacidad de
Gustavo Bartomeu, igual, por el mismo afán de complicidad sitúa al lector en el
centro de la enfermedad del olvido para desarrollar la metáfora haciéndolo deambular por un laberinto de incontrolables
pérdidas e inesperados hallazgos (…) intentar atrapar imágenes inéditas en su
memoria con el temor de que estuviera a punto de desvanecerse y la perdiera
para siempre.
Solamente desde un conocimiento profundo pueden
traspasarse los sentimientos a la escritura y Laura Castañón lo hace así, con
naturalidad, con sencillez. El lector, omnisciente por la magia de la
narración, desde la noche del recuerdo y el olvido de Andrés Braña, amanece en la
necesidad de recuperar la memoria para llegar al mensaje previsto por la
autora: la memoria histórica.
Contarlo todo, escribir toda su historia ahora que
ya nada importaba
Imagen: Dependencia 2.0
5 comentarios:
¡Qué lindo lo has expresado! Estoy de acuerdo contigo y que bien escogida la primera imagen.
Besos, Paco
Llevo unas cuantas páginas de esta primera novela de Laura Castañón y me parece tu comentario muy acertado y bien armado quizá como la novela, aunque aun es pronto,por mi parte, para saberlo.
Un abrazo
Luz
En efecto, Paco. Dos claves: las historias que nos llevan a otras historias y la desmemoria-memoria con el alzheimer -real no- que nos lleva al núcleo donde la autora quiere llevarnos. Excelente.
A mí me ha sorprendido la gran facilidad de la autora para mezclar personajes, tiempos, historias distintas de todos ellos que luego confluyen, conflictos sociales, lucha de clases, tipos de hablas... Se nota que detrás hay un gran bagaje de lecturas y estudio de teoría de la novela. Y el humor que invade la narración para que no todo sea sombrío.
Muy bien expresada la metáfora del olvido y del recuerdo.
Un abrazo.
El embrión de muchas novelas está en "Dejar las cosas...". Lo de casarlas todas y bien es mérito de la escritora.
Besos, Paco.
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