Los
escritores hispanoamericanos que comienzan a publicar en los años cuarenta
manifiestan ya una profunda revolución literaria en la narrativa totalmente
distanciada de la tendencia exotista inicial. Fruto de esta revolución
renovadora es el realismo mágico que
supone la búsqueda de la propia realidad a través del mito y la historia para
trasvasar esa unidad cultural americana al mundo narrando desde dentro, desde
su propia identidad. El héroe discreto
cumple la función de narrar “desde dentro” la circunstancia de una ciudad del
norte del Perú (Piura), que bien pudieran ser otra, sirviéndose de Félicito e
Ismael para representar a sus habitantes.
Felícito
e Ismael prototipos de clases sociales diferentes en origen y en planteamientos,
me llevan a pensar si Vargas Llosa no estará estableciendo en cierto modo una
comparación entre aquella imagen del “buen salvaje” que Colón, no muchos años
antes reflejaba en su Diario:
Ellos
no traen armas ni las cognocen porque les amostré espadas y las tomaban por el
filo, y se cortaban con ignorancia […] Ellos deben ser buenos vevidores y de buen
ingenio, que veo que muy presto dicen todo lo que les decía… (Jueves 11 de
octubre de 1492).
y
los razonamientos del sargento Lituma de El
héroe discreto ante la denuncia de un chantaje:
Cuando
Piura era una ciudad pobre, estas cosas no pasaban. ¿A quién se le iba a
ocurrir entonces pedirle cupos a un comerciante? Ahora como hay plata…
Entiendo
que El héroe discreto alejada ya del
boom y el realismo mágico aun con su juventud reafirma la realidad de la
América de hoy añadiendo algunas cuestiones que el lector debe, según su
criterio, responder: ¿La solución a los problemas de los pueblos está en la
política? ¿En la economía? ¿En el comportamiento y valores de cada uno de
nosotros? ¿Es el progreso la causa de
nuestros males?
Al
margen de convicciones sociales (o tal vez convenciones) El héroe discreto tiene a mi juicio cierto tono ejemplarizante presentando
la vida misma a través de héroes discretos. Todo sazonado con “lindo” vocabulario que nos sitúa en el Perú
de Vargas Llosa.
- Guayabera: Camisa masculina con mangas cortas o largas, adornadas
- Colerón: Padecimiento rabia enojo
- Cremolada: Especie de granizado de fruta (mango etc.) leche condensada limón y hielo.
- Cachaco.- Hombre joven, elegante y atento. Coloquialmente lechuguino, petimetre, en Perú agente de policía.
- Yanacón: Indio que es arrendatario de la tierra que cultiva.
- Chicha: bebida alcohólica derivadas de la fermentación no destilada del maíz y otros cereales originarios de América.
- Chichería: el establecimiento (bar) donde se sirve esta bebida.
3 comentarios:
Es una reflexión divertida y amena, como quitándose importancia, del Perú actual. Bien visto, Paco.
Desde dentro, desde su propia identidad, desde el mestizaje de blanquitos y cholitos. Che gua.
Así es Perú, mezcla de culturas, imposible volver al buen salvaje.
Un placer visitarte. Un abrazo, Paco.
Me encantó tu comentario!!!! No sé lo del salvaje de Colón pero yo que he vivido unos años en Colombia (no conozco aún Perú por eso de la guerrilla, ché guá) las ciudades y los personajes cde V. Ll se me hacen muy familiares, muy reconocibles y bien distintos a los del sur de Suďamérica.
Besos
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