Reflexión

Cuando triunfó el nuevo material de escritura [el pergamino], los libros se transformaron en cuerpos habitados por palabras, pensamientos tatuados en la piel. (El infinito en un junco. Irene Vallejo).

miércoles, 11 de noviembre de 2015

PARA EMPEZAR A LEER: El mudejarillo. José Jiménez Lozano

Arévalo
Al comenzar la lectura de El mudejarillo de José Jiménez Lozano y a la vista de que un narrador anónimo al parecer  contemporáneo de San Juan de la Cruz recorre un camino paralelo al del santo,  decidí recurrir al pequeño tesoro de apuntes de Literatura del siglo XVI en dirección a la corriente que tiene como causa directa la Contrarreforma de mediados de siglo en busca de datos biográficos de Juan de Yepes Álvarez.
   San Juan de la Cruz, segundo de los tres hijos del matrimonio formado por Gonzalo de Yepes y Catalina Álvarez, modestos tejedores de telas, nace en 1542, en Fontiveros, un pequeño pueblo de La Moraña en Ávila. El padre procedía de Toledo, a la madre se le adjudica - no confirmada documentalmente- una ascendencia judeoconversa. En cualquier caso parece que las diferencias de clase social y de nivel económico entre el padre y la madre fueron determinantes para el distanciamiento con la familia paterna.
   Quizá a consecuencia de la crisis agraria de Castilla cuando Juan era un niño fallecieron su padre y el segundo de sus hermanos: Luis;  la madre, viuda  y sin recursos, buscó sin éxito la ayuda de sus parientes. Tras el  fracaso se traslada a Arévalo, agrícola, pero con una pequeña industria textil, donde permanecen cuatro años  para, posteriormente, establecerse en Medina del Campo.
   Juan de Yepes vive en un ambiente de miseria, desnutrición y raquitismo infantil de los que se derivan escaso desarrollo y debilidad que lo encuadra en el grupo social de los “sin calidad” obligándolo a criarse como "pobre de solemnidad", diferenciado, eso sí, de los pobres vergonzantes o los vagos y maleantes en  que mediante la ayuda de instituciones de caridad podía asistir al Colegio de los Niños de la Doctrina a cambio de  realizar trabajos como la asistencia en el convento, ayudar a Misa y a los Oficios, acompañamiento de entierros y la práctica de pedir limosna.
   Subordinada a la enseñanza religiosa recibió en este centro mitad reformatorio, una formación por la que se libra del analfabetismo y le dispone para seguir estudios en el colegio de los jesuitas con la ayuda de dos mecenas: los mercaderes Rodrigo de Dueñas y Pedro Cuadrado, compaginando sus estudios con un trabajo asistencial en el hospital de Nuestra Señora de la Concepción de Medina, especializado en la curación de enfermedades venéreas.
   La educación recibida en Medina permite su ingreso en la Universidad de Salamanca y es a los veintiún años de edad, cuando a Juan de Yepes la vocación religiosa lo  lleva a ingresar en los Carmelitas de Medina, con el nombre de Juan de Santo Matía, renunciando a la ordenación sacerdotal paso previo necesario para ser nombrado capellán del Hospital y que hubiera solucionado los apuros económicos de la familia. La decisión evidencia ya su tendencia a la vida contemplativa.

Este acercamiento a Juan de la Cruz me ayudó en la lectura de El mudejarillo y a recrear la época y ambiente en que se desarrolló su vida. Queda ahora disfrutar de los rasgos poéticos que Jiménez Lozano nos regala.

5 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Qué buena forma de contextualizar el tema. Están todas las claves biográficas que nos permitirán comprender lo que le pasa a este "medio fraile" como le llamaba cariñosamente Teresa de Jesús.

Ele Bergón dijo...

Es muy interesante el que nos dejes aquí esta biografía de San Juan de la Cruz, antes de meternos de lleno con el libro de Jiménez Lozano, como es mi caso que aún no lo he empezado. Estoy leyendo La boda de Ángela de este mismo autor y me está gustando mucho
Un abrazo

la seña Carmen dijo...

Buen resumen. Yo también he intentado buscar y recordar algunos de los datos de san Juan de la Cruz.

No sé si esta novela llegará a explicarme El canto espiritual, pero ahí estamos, revisando y releyendo.

Abejita de la Vega dijo...

San Juan de la Cruz ascendió desde la más negra pobreza. Estudió con el plus de energía que ha de emplear un alumno pobre...y con el sambenito de converso...Las biografías arrojan siempre mucha luz. Buena idea la de tu entrada.

Un abeazo, Paco.

Myriam dijo...

Qué vida dura la de esa madre y la del hijo, claro está---