Reflexión

Cuando triunfó el nuevo material de escritura [el pergamino], los libros se transformaron en cuerpos habitados por palabras, pensamientos tatuados en la piel. (El infinito en un junco. Irene Vallejo).

miércoles, 10 de febrero de 2016

ECHAR LA TARDE


Hay muchos y buenos lugares para “echar la tarde”: un parque, la casa de un amigo, aquel café recoleto de tantos recuerdos, unas galerías comerciales…
Tal vez “echar la tarde” alcance su máxima significación en la habitación de un hospital donde el paciente, la persona bajo atención médica, padece física y corporalmente a bienintencionados amigos y familiares que una vez salvados saludos besos y abrazos de rigor, a falta de mejor ocupación y habida cuenta que al enfermo hay que dejarlo tranquilo, intercambian entre sí experiencias de viajes, comida, bebida, la importancia de sus trabajos, la inteligencia de hijos, nietos y el perrito que los ladra.

Alguien que acompañó durante noches el duermevela del visitado sugiere humildemente: ¿por qué no bajamos a la cafetería? Algunos asienten, otros se miran significativamente. El murmullo decrece lo suficiente para que quien propuso la idea oiga con claridad:

-      ¡Vámonos!, parece que estorbamos.


-      ¡Pues SÏ! (calla y otorga).

4 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Las visitas siempre han de ser cautelosas, amigas y consultadas. Lo dice quien ha hecho muchas horas de hospital junto a la cama de seres queridos.
Un fuerte abrazo, Paco.

Myriam dijo...

Suscribo al comentario de Pedro. Espero que quien haya estado internado, ya haya recobrado la salud.

Besos

Marrubi dijo...

Me siento identificado con quién propuso la idea :-)
Espero, como dice Myriam, que el paciente esté totalmente recuperado y cómodo en casa.
Un abrazo y una sonrisa

stella dijo...

De acuerdo totalmente con la persona que sugiere bajar a la cafetería, creo que quizás sin mala fe a veces cansamos al enfermo y los que le acompañan con charlas inoportunas
Un abrazo Paco
Carmen