La trascendencia del nombre es una cuestión apuntada ya a finales del siglo XIX por
Oscar Wilde en la comedia La importancia
de llamarse Ernesto (1895) sobre costumbres de la sociedad, que va ganando
adeptos con el paso del tiempo.
El
oficio de barbero, por razones de economía, prisas y tecnología, desapareció de
nuestros barrios; en principio sobrevivió su hermano gemelo el peluquero, que
también sucumbió por lo nominal y hoy nos arregla el cabello un estilista. El que antaño era mi peluquero -nunca me “hice” la barba- ha cambiado el rótulo: “Arnaldo Enríquez
Estilistas”.
-Arnaldo
-pregunté el otro día- ¿te has echado un socio?
-¡No!
¿por qué?
-Por
el rótulo: Arnaldo y Enríquez estilistas.
-Te
has inventado la “y”, Enríquez es mi apellido, es la moda chico. Resulta más
comercial.
-¡Ya!
Hoy
he vuelto a pasar… por el establecimiento de Arnaldo y ha agregado un subtítulo
al rótulo: “Espacio Man”.
Recuerdo
con nostalgia a Fabián y su carro tirado por un poderoso caballo, -es un
percherón decía con orgullo. A Valiente, que así llamaban al animal, vino a
sustituirlo una furgoneta “Portes Fabián”. El menor de los hijos ha seguido,
los pasos del padre y asociado con su primo por parte de padre, ha creado una
empresa: “Fabi & Patri Operadores Logísticos. (Grupo Arroyo)” [sic]. Bueno,
estos a diferencia de Arnaldo sí son más de uno; algo hemos ganado. El hermano
del segundo se encargó de rotular los camiones de Fabián y Patricio en un
taller que regenta como autónomo y que siguiendo la corriente ostenta un nombre
comercialmente correcto “Fran Rivera Obra Gráfica”.
No
hay solución. En mi entorno habitual y en corto espacio de tiempo, he podido
constatar la desaparición de tres oficios: transportista, peluquero y
pintor-rotulista.
Por
obra y gracia del poco aprecio que hacemos a nuestra lengua, estos y otros
muchos oficios están en vías de extinción. ¿Tendrá esto incidencia en el paro?
5 comentarios:
Jajajaja!! Paco, tienes razón!!!; pura complejidad y sonoridad vacías.
Besos
Dicen que en esos "nuevos" oficios están ahora las oportunidades. Ya no hay empresarios, todos son emprendedores y ya no hay empresas, ahora son start ups.
Y desde que el pan ya no lo venden en las panaderías, de las tahonas ni hablar, sino en otros lugares que ya han dejado demodé la denominación boutiques, ni el pan sabe a pan, ni los que lo venden cobran lo que deben cobrar. C'est la vie.
Conozco un establecimiento que juega irónicamente con esto y defin el problema con el rótulo: Pepe`s bar. Todo un acierto.
Somos de otro tiempo. Un abrazo Paco. Y de otra lengua.
Publicar un comentario